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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

jueves, 9 de agosto de 2007

Natación infantil y piscinas cubiertas.

Las piscinas públicas deben ser desinfectadas, lo que se realiza habitualmente mediante la cloración del agua. Los desinfectantes clorados reaccionan con los compuestos nitrogenados originados por el sudor, la saliva o la orina de los nadadores y se forman productos nocivos, de los que los más irritantes son las tricloroaminas.

La tricloroamina es un gas no soluble en agua, que tras su formación, se libera al aire y le da a las piscinas cubiertas su peculiar olor "a cloro".

Por tanto, de la ventilación de la piscina y de la higiene del nadador depende la menor o mayor concentración de uno de los más importantes contaminantes del aire a los que pueden exponerse regularmente los niños de los paises desarrollados.

El riesgo de exposición parece ser máximo cuando los niños tienen menos de 6-7 años de edad. Una posible explicación de esta mayor sensibilidad es que, al jugar o aprender a nadar, respiran o tragan más aerosoles y gotas de agua que contienen ácido hipocloroso y cloraminas solubles. Otra posible explicación es que el pulmón de los niños muy pequeños está todavía en desarrollo y es más vulnerable a los efectos irritantes del cloro y sus derivados.

Además, la Academia Americana de Pediatría argumenta que, hasta los 4 años de edad, los niños no están preparados por su desarrollo para recibir lecciones formales de natación y que su participación en estos programas podría dar a los padres una falsa sensación de seguridad acerca de la habilidad de su hijo en el agua.

Este estudio demuestra que la práctica de la natación en piscinas cubiertas cloradas puede asociarse con alteraciones respiratorias que predispongan a los niños al asma y enfermedades alérgicas, especialmente los que tengan antecedentes atópicos.

En conclusión, se recomienda precaución antes de llevar a los lactantes y niños pequeños a las piscinas donde no se regulen y controlen estrictamente estos productos o con excesivo cloro en el agua y en el aire. Adaptado de A. Bernard, PhD y cols. Pediatrics (Ed esp). 2007;63(6):365-72.