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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

domingo, 14 de diciembre de 2008

Terrores nocturnos en niños.

Los terrores nocturnos son un trastorno leve, casi siempre hereditario, en el cual el niño tiende a soñar durante la fase de sueño profundo, de la que es más difícil despertar. Son inofensivos y generalmente no están provocados por stress psicológico. Cada episodio terminará de forma espontánea y suelen desaparecer antes de los 12 años de edad.

Se caracterizan porque el niño está atemorizado y agitado; puede creer que los objetos o personas que hay en su habitación representan peligros y tiende a sentarse en la cama o incluso correr sin rumbo de un lado para otro, posiblemente gritando o hablando de forma desatinada.

Es, asímismo, significativo que el pequeño no parece darse cuenta de que sus padres están allí y no puede ser consolado ni despertado, aunque sus ojos estén abiertos y con la mirada fija.

El episodio dura de 10 a 20 minutos y después el niño no lo recuerda.

Sugerencias generales para el tratamiento:

- Trate de calmar a su hijo. El objetivo es ayudarle para que vuelva a un sueño tranquilo. Es muy probable que no pueda despertarlo pero tampoco hace falta que lo haga. A pesar de que está dormido, encienda la luz y se confundirá menos con las sombras. En todo caso, mejor que el silencio es que oiga comentarios tranquilizadores, tales como: "Estás bien, en tu casa, en tu cama y ahora puedes seguir durmiendo". Háblele de forma tranquila, lenta y repetitiva. Como no hay ninguna forma eficaz de acortar bruscamente el episodio, no debe moverlo ni gritarle pues así sólo hará que se agite todavía más.

- Proteja a su hijo de posibles lesiones. Durante un terror nocturno, el niño puede tropezar, sufrir una caída o chocar contra una pared.

- Por último, hable con su hijo para descubrir alguna pista sobre probables temores que tenga durante el día y que suelen contribuir a sus terrores nocturnos. Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

lunes, 8 de diciembre de 2008

Rabietas de niños.

Una rabieta o berrinche es una forma inmadura de expresar ira o enfado. Aunque usted tenga un carácter sereno, su hijo probablemente tendrá algunas rabietas. Se trata de enseñarle que las rabietas no dan resultado y que así no conseguirá lo que pretende. Cuando los niños llegan a la edad escolar, las rabietas ya deben ser raras. En la adolescencia, puede recordarle a su hijo que explotar produce una mala impresión y que contar hasta 10 puede ayudarle a recuperar el control.

En general, elogie a su hijo cuando consiga dominarse, cuando exprese su enojo con palabras y cuando se muestre dispuesto a cooperar. Sea un buen ejemplo para él manteniendo la calma, sin gritar ni tener rabietas de adulto. Evite, por supuesto, el castigo físico, porque esto le sugiere a su hijo que usted ha perdido el control.

Las siguientes medidas pueden ser muy útiles, según qué tipo de rabieta:

1.- Rabietas por frustración o fatiga:

A menudo, los niños tienen rabietas cuando se sienten frustrados por su incapacidad para hacer algo (terminar un puzzle, acabar su tarea escolar, ...) o porque sus padres no entienden lo que quieren.

En este caso, el niño necesita unos padres que le presten atención, apoyo y estímulo, para no darse por vencido. Algunas de estas rabietas pueden prevenirse haciendo que se concentre en cosas que sabe hacer bien.

Los niños suelen tener más rabietas cuando están cansados y tienen sueño o hambre.

2.- Rabietas para llamar la atención o para exigir algo y salirse con la suya:

El niño puede llegar a gemir, llorar, golpear la puerta o cerrarla con violencia, o contener la respiración ("apnea").

Mientras que tenga un comportamiento inofensivo, lo mejor es no hacerle caso y dejarle tranquilo.

Con frecuencia, los padres pueden anticiparse y desviar su atención hacia otra cosa, antes de que pierda los estribos. Una vez que la rabieta ha empezado, rara vez puede ser interrumpida. Es prácticamente inútil razonar con él, en esos momentos. Aléjese, incluso yendo a otra habitación para que el niño no tenga a nadie que lo escuche y deje que recupere el control por sí solo.

3.- Rabietas porque no quiere hacer algo:

Si se niega a algo sin importancia, deje pasar ese momento sin prestarle atención. Sin embargo, si su hijo tiene que hacer algo importante, tal como acostarse o ir a la guardería, no debe dejarle que con una rabieta gane la partida, porque de este modo volverá a utilizar este método para lograr su propósito.

Estas rabietas pueden prevenirse, en muchas ocasiones, dándole a su hijo una advertencia con 5 ó 10 minutos de antelación, en vez de pedirle de repente que deje inmediatamente lo que esté haciendo. Procure expresarle con palabras su descontento y después llévelo donde tenga que ir, ayudándole tanto como sea necesario (incluso llevándolo en brazos).

4.- Rabietas perturbadoras (cuando llora o grita demasiado tiempo, cuando tiene rabietas en lugares públicos, etc.):

En ocasiones, algunas rabietas son demasiado perturbadoras como para que los padres las pasen por alto. Deben llevar al niño a otro sitio, utilizando "suspensiones temporales"; por ejemplo, a su habitación para que permanezca allí durante 3-5 minutos.

5.- Rabietas destructivas (cuando intenta golpear a los padres o en las que pueda causar daño o incluso lastimarse):

Si su hijo pierde totalmente el control debe sujetarlo, incluso en brazos, hasta sentir que empieza a relajarse. Esto requiere generalmente unos 3 minutos. Dígale, con calma, que usted sabe que está muy enfadado y muéstrele, con su ejemplo, la manera de dominarse.

Como siempre, esta información se considera un criterio general de orientación que no tiene por qué ajustarse a cada niño en particular. Evidentemente, los padres consultarán, si así lo estiman, al pediatra cada caso concreto. Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

sábado, 6 de diciembre de 2008

La etapa del No en los niños

La fase de negativismo es una etapa normal por la cual pasan la mayoría de los niños entre los 18 meses y los 3 años de edad. Durante este tiempo, los niños responden negativamente a muchas peticiones, aunque éstas sean agradables. En general, son más obstinados que cooperadores. Disfrutan rechazando una sugerencia, sin que importe si se trata de ponerse la ropa o desvestirse, entrar o salir en la bañera, acostarse o levantarse de la cama.

¿Cómo tratar a un niño durante esta etapa? :

- No tome demasiado en serio esta fase normal. Cuando su hijo dice "No", lo que en realidad quiere decir es: "¿Tengo yo que hacerlo? ó "¿Me lo estás pidiendo, de verdad? Esta respuesta no debe ser confundida con una falta de respeto. La época del "No" es importante para el desarrollo de su identidad y autodeterminación. Procure verla con sentido del humor y, tal vez, dure sólo de 6 a 12 meses.

- No debe castigar a su hijo por decir "No": castíguelo, en todo caso, por lo que haga; no por lo que diga. Como usted no puede eliminar el "No", páselo por alto.

- Déle a su hijo otras opciones. Esta es la mejor manera de hacer que el niño sienta que tiene más libertad y control. Esto a su vez hará que él esté más dispuesto a colaborar. Algunos ejemplos de opciones serían dejar que su hijo elija entre una ducha o un baño; qué libro quiere leer; qué juguetes se llevará a su habitación; qué ropa se pondrá; qué quiere tomar en la merienda; y así sucesivamente. Para las tareas que no le agraden, déjelo que tome voz en el asunto, preguntándole: "¿Quieres hacerlo lentamente o rápido? ó ¿Quieres que lo haga yo, o lo vas a hacer tú? Así, cuanto antes tenga su hijo la impresión de que es él quien toma las decisiones, tanto más pronto terminará su etapa del "No".

- Por otro lado, no le dé a su hijo una opción cuando no hay opción. Por ejemplo, las reglas de seguridad, tales como sentarse en el asiento de seguridad en el coche, no están sujetas a discusión. Es decir, aunque se le puede explicar la razón, no hay, en tal caso, ningún tipo de negociación. Acostarse por la noche o ir a la guardería tampoco son asuntos negociables. No debe hacerle una pregunta a su hijo cuando sólo hay una respuesta aceptable, pero intente guiarlo de una manera tan positiva como sea posible ("Hagamos esto"). Las órdenes como "Haz esto o si no... (sufrirás las consecuencias)" deben evitarse.

- Proporcione un tiempo de transición para el cambio de actividades. Por ejemplo, si está jugando y se acerca la hora de la cena, avísele 5-10 minutos antes.

- Elimine las reglas excesivas, porque cuantas más reglas tenga, tanto menos probable es que el niño esté conforme en cumplirlas todas. Intente conseguir que su hijo se sienta menos controlado y tenga con él, día a día, más relaciones positivas que contactos negativos.

- Por último, evite responder a su hijo con demasiadas negativas. Si su hijo le pide algo y usted no está seguro en ese momento de qué debe responderle, por lo menos cuente hasta 10 antes de decir "No". En el caso de que le vaya a conceder lo que pide, hágalo antes de que empiece a lloriquear y evitará, de esta forma, que aprenda a utilizar el llanto, o incluso la rabieta, como el único medio para conseguirlo. Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Caida de un bebé al agua.

¿Puede un bebé aprender a sobrevivir, después de una caida accidental al agua de una piscina?

http://www.childdrowningprevention.com/index.html

Tomado de: Dr. Harvey Barnett. Programa para la prevención de ahogamiento en niños. Infant Swimming Resource - South Mountain, LLC.