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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

domingo, 7 de enero de 2007

El justo papel del pediatra.

El pediatra es, por encima de todo, un médico, y como tal debe pensar libremente, lanzar nuevas ideas, saber cuestionarse problemas ante el curso de una enfermedad y partiendo de una medicina convencional, basada en un cierto nivel de evidencia (que nunca será absoluta), debe practicar con cada paciente una medicina personalizada y proyectada hacia el futuro.

Otro de los deberes importantes para el pediatra del mañana seguirá siendo ayudar a las madres y a los padres a ser padres. Sobre todo en el campo de los problemas de comportamiento y educativos. ¡Cuántas madres desesperadas por el comportamiento de su hijo, al ser preguntadas, admiten entre lágrimas que no han hecho otra cosa durante años que hacer de madres y que no han vuelto a salir a cenar, desde que nació su primer hijo!

El futuro de la pediatría está por inventar y crear. Atender las verdaderas necesidades de nuestros pacientes no es ni será unicamente "recetarle un antibiótico para las anginas". En otras palabras, el pediatra debería ser siempre, al mismo tiempo que realiza su trabajo, un especialista en pediatría social. Es decir, añadir un enfoque psicosocial del niño y su entorno vital. De este modo, debería nacer y crecer nuestra motivación a la disponibilidad, a la creatividad y al buen humor en la discusión con la familia, olvidándonos del estrés negativo del reloj. Quizá un día la pediatría podrá empezar a sonreir de veras.

Si es cierto que cada uno de nuestros pacientes es único, tambien es verdad que cada uno de nosotros, como pediatra, es tambien único. Aún sin llegar a decir que hay tantas pediatrías como pediatras, esta idea de singularidad de cada pediatra debería estimularnos para reunir, continuamente y con empeño, las herramientas de trabajo, la información y la comunicación de nuestras experiencias cotidianas que nos parezcan más adecuadas para llevarla a cabo. Este concepto de singularidad debería tambien liberarnos de la frustración de no saberlo todo. Adaptado de Pancaldi, R. Die Socialpädiatrie auf dem Wege Utopie. Paediatrica 2001; 12(Suppl.6):42-45.

Meningitis y Procalcitonina.

Los virus son la causa más frecuente de meningitis pero, en ausencia de criterios ciertos para diferenciar las infecciones virales de las bacterianas, un buen número de niños con meningitis víricas reciben antibióticos sin ninguna utilidad. Los resultados del análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR) son, con frecuencia, ambiguos y la proteina C reactiva (PCR) puede mantenerse baja al inicio de las meningitis bacterianas.

La Procalcitonina (PCT) es la prohormona de la calcitonina. Se ha descrito su aumento en el curso de las infecciones bacterianas en el niño, mientras se mantiene baja en las infecciones víricas y en las enfermedades inflamatorias. Su valor discriminatorio es superior al de la PCR, la interleucina 6 y el interferón alfa (INF-alfa). La PCT es muy estable a temperatura ambiente y su dosificación es fácil. Si su valor es muy bajo (tasa igual o menor de 0,5 ng/ml) puede constituir un argumento a favor del orígen vírico de una meningitis, en cuyo caso será posible detener un tratamiento antibiótico innecesario. Tomado de E. Marc y cols., Arch Pediatr 2002; 9: 358-364.

TDAH. El reto de su tratamiento farmacológico.

El trastorno de déficit de atención, con o sin hiperactividad, causa alteraciones importantes y frecuentes en el conocimiento y en el comportamiento. Estas suponen un grave riesgo para un funcionamiento óptimo o incluso simplemente adecuado. Estos trastornos a menudo no se dan aisladamente, sino que se asocian con problemas de regulación del afecto, impulsividad, agresión, conducta de oposición, o dificultades en el aprendizaje.
Los médicos se enfrentan a un reto importante para elegir la medicación que corresponde a cada paciente. Su correcta individualización y optimización puede cambiar la vida de muchos niños, adolescentes y adultos. Para obtener el mejor resultado debe combinarse con medidas conductuales y educativas. Tomado de R.D, Hunt. Pediatric Annals 2001;30(3): 162-172.

Cuatro maneras de contestar a una madre.

El siguiente es un ejemplo ilustrativo de algunas de las posibles modalidades de afrontar uno de tantos asuntos, que a primera vista, pueden parecer banales.

Pregunta: Perdone doctor, querría hacerle una pregunta más. ¿Cuántas horas tiene que dormir un bebé?

Respuesta 1: De 10 a 18 horas.

Respuesta 2: Es difícil contestar. Le propongo que rellene un cuestionario, durante dos semanas y luego lo comentaremos por teléfono.

Respuesta 3: Quizá sería oportuno hablar de ello, en otro momento, con más calma y preferiblemente tambien con el padre.

Respuesta 4: Es una pregunta importante. Cada niño tiene sus necesidades diferentes. Veamos juntos su caso particular.

Tomado de Doherty, W.J., Baird, M.A. Developmental levels in family-centred medical care. Fam Med 1986; 18: 153-155