Los pacientes o sus padres pueden titubear a la hora de revelar sus dudas y sus temores, pero ésto puede superarse con un interrogatorio respetuoso.
¿Qué preguntas clave debemos formular?
Los tres ejemplos siguientes , todos ellos reales, muestran cómo el hecho de que ciertas preguntas pueden contribuir a mejorar la relación médico-enfermo y a que los médicos puedan ahorrar tiempo consiguiendo que el paciente colabore a la hora de expresar el motivo principal de la consulta:
1º. Un padre chino trae a su hijo de 9 meses para un control del niño sano. El bebé ha estado bien, pero los abuelos no dejan de presionar al padre para que comience a incluir el huevo entero en su dieta. Brevemente el pediatra explica al padre que el huevo entero no se recomienda hasta los 12 meses de edad, debido al riesgo de alergia alimentaria a las proteinas de la clara de huevo.
Este ejemplo se refiere, pues, al frecuente problema de quienes son los que asesoran a los padres acerca de la salud de sus hijos. Si bien los pediatras se consideran los pilares de la prevención y de la salud de la población infantil, hay muchas otras personas, sin duda, que influyen en la vida cotidiana de los niños.
En este caso, es muy probable que el pediatra perdiera la oportunidad de indagar sobre la importancia cultural del huevo para la alimentación de esta familia china.
Preguntas como "Dígame por qué esto es importante para usted y su familia" permiten comprender mejor el modelo de salud de las familias. En lugar de ello, el doctor cerró la conversación sin garantía de que el padre estuviese de acuerdo con la recomendación, ni tampoco de que fuera a hablar, en el futuro, sobre las creencias de su familia acerca de la salud.
2º. Una madre llega con su hija a la consulta porque padece dolores corporales generalizados y alteraciones del sueño. Varios especialistas la han visto y no han encontrado nada significativo. La madre ha consultado tambien con familiares, amigos y vecinos. En particular, una tía parece haber encontrado la causa y el tratamiento no médico del problema de la niña.
En este ejemplo el médico tiene que "negociar" con más personas de las que están presentes en el momento de la consulta.
Preguntas como "¿Ha utilizado remedios o tratamientos alternativos para este problema?" o "¿Quien más le asesora a usted acerca de su salud o de la de sus hijos?" pueden abrir la puerta acerca del modo en que los pacientes se tratan a sí mismos, demuestran que el médico no tiene por qué estar cerrado a estos métodos y permiten, incluso, orientar a la familia hacia los tratamientos alternativos más apropiados.
En este caso concreto, algunos de los tratamientos que el médico propuso fueron aceptados por la familia, tales como melatonina para las alteraciones del sueño, menta para las molestias gástricas y yoga para el estado general. Asímismo, este método sirvió para animar a la familia hacia un enfoque del problema que no tenía por qué ser exclusivamente médico.
3º. Una joven llega a la consulta para un control médico programado. Después de un rato y mientras que el médico observa que parece inquieta, ella le dice que quiere anticonceptivos orales.
Durante la realización del control, quedó al descubierto que sus dos hermanas mayores eran madres adolescentes y que ella, básicamente, quería evitar un embarazo. Es decir, en esta consulta lo que buscaba, ante todo, era el control de natalidad y sus ideas eran muy específicas acerca del método que quería y por qué.
En casos como éste, al principio de la consulta las preguntas que sacan a la luz los temas que el paciente desea tocar, tales como "¿De qué manera puedo serte más útil?" o "¿Cómo puedo ayudarle?" pueden, probablemente, agilizar la consulta y mejorar la atención que recibe el paciente.
Adaptado de Cheryl Kodjo, MD, MPH. Profesor asistente de Pediatría, Sección de Medicina de Adolescencia, Universidad de Rochester, Nueva York. Pediatr Rev 2009;30:57-64.