Discutir cuestiones de sexualidad con sus hijos es una de las responsabilidades más importantes de los padres. Sin embargo, muchas madres y padres se sienten incómodos con el asunto del sexo. La típica imagen de unos padres nerviosos intentando explicar a sus hijos cómo lo hacen las abejas o los pajaritos es muy real en muchos hogares. Para algunos padres, simplemente es más fácil evitar hablar por completo sobre el tema.
Si ésto le suena familiar, usted necesita superar sus dudas respecto al hecho de discutir con sus hijos acerca de los problemas relacionados con la sexualidad. Tal vez, los padres tienen dificultad para imaginarse a sus propios hijos buscando, con curiosidad, información detallada sobre temas sexuales o para hacerse a la idea de que llegará algún día en que tendrán una relación sexual.
A pesar de que los estudios muestran que cuatro de cada cinco padres creen que tienen la obligación de proporcionar educación sexual a sus hijos, menos de la mitad de las madres apoyan a sus hijas con alguna información. Los padres participan todavía menos.
Aunque los sistemas educativos ofrecen educación sexual en las escuelas, no hay mejor lugar para los niños a la hora de aprender sobre sexualidad que en el hogar con sus padres. Si un padre o una madre renuncia a este papel, el hijo aprenderá sobre el sexo, de lo que oiga decir a otros niños, de lo que vea en televisión o de la letra de las canciones de moda. Y mucha de esta información será inexacta y poco apropiada. Al mismo tiempo, perderá una oportunidad muy importante para enseñar a su hijo acerca de los valores que usted asocia con el sexo.
En una conversación cara a cara, los padres pueden personalizar los temas con su hijo, hablar sobre sus miedos y preocupaciones y ofrecerle, así, una educación sexual segura antes de que aumenten, con la edad, las presiones relacionadas con el comportamiento sexual.
Los niños no sólo aprenden sobre sexualidad de lo que dicen sus padres, sino tambien de observar el comportamiento de ellos. Tenga en cuenta que para un niño el interés sexual no es sinónimo de actividad sexual. Cuando hacen preguntas sobre sexo es porque pueden estar fascinados con este asunto, pues tienen la sensación de que es tabú o secreto.
La pubertad en las niñas comienza a una edad promedio de diez años, y en los niños empieza un poco más tarde. Es entonces, al experimentar cambios físicos en su cuerpo, cuando se dispararán una gran cantidad de preguntas.
Por tanto, cuanto antes comience la educación sexual, mejor. Y, evidentemente, la educación sexual de los niños no se centra en el acto sexual, sino que incluye aspectos mucho más amplios (emocionales, sociales, culturales, ...). Si usted espera hasta que su hijo o su hija llegue a la pubertad o a la adolescencia para iniciar la comunicación sobre todas estas cuestiones, el diálogo entre padres e hijos será mucho más difícil. Es decir, para que usted se sienta cómodo y para establecer una educación segura y una conversación fácil, empiece a hablar del tema lo más pronto posible.
Es cierto, por otro lado, que muchos padres de hoy recibieron muy poca educación sexual durante su infancia y su juventud. Es muy probable que aprendieran de sus amigos o de las películas. De modo que pueden no tener ahora una información tan precisa como para estar seguros de educar a sus hijos acerca de lo más apropiado según cada etapa de su desarrollo.
Muchos colegios incluyen ya a los padres en sus cursos de educación y algunos médicos de familia y pediatras ofrecen charlas de educación sexual. Además de aumentar su propio conocimiento, los padres pueden encontrar un par de libros que reflejen sus propios valores y compartirlos con sus hijos. Puesto que, además, hay libros muy adecuados para los jóvenes, pueden leerlos antes de dárselos a su hijo y si encuentran algo en ellos que no comparten comentarlo con él.
Algunos padres tienen miedo de no saber las respuestas a todas las preguntas de sus hijos. Si esta situación se presenta, el compromiso de discutirla, una vez buscada la mejor respuesta, hará que ambos se sientan más cómodos hablando de sexualidad.
La información que dan los padres puede estar guiada, en principio, por las preguntas que su hijo va haciendo, a medida que se hace mayor. Sin embargo, muchos niños no harán ciertas preguntas concretas por el temor de poner a sus padres en una situación incómoda. Otros jóvenes, por el contrario, pondrán a prueba a sus padres con preguntas embarazosas.
Como regla general, cuando su hijo hace una pregunta, su respuesta debe ser clara, breve y sencilla. No le agobie con más información de la que pidió. Unos días después, usted debería preguntarle: "¿hay algo más que quieras saber"?
Incluso, cuando los hijos no plantean cuestiones, es acertado y eficaz tomar la iniciativa para discutir, en familia, cuestiones relacionadas con la sexualidad, aprovechando las oportunidades que se presenten cada día; con motivo de una noticia en televisión sobre el SIDA, por ejemplo.
Quizás, ante una pregunta de su hijo podría, de entrada, responderle con otra pregunta: "¿qué sabes tú ya de eso?". En ocasiones, será un buen método para conseguir una conversación más fácil y para saber su nivel de conocimientos. Sin embargo, algún niño jugará "a hacerse el tonto" en un esfuerzo por conseguir que sus padres repitan o confirmen lo que ya había oído antes.
En todo caso, aunque tenga que pedir ayuda si le resulta difícil comunicarse con su hijo, debe intentar hablarle con franqueza acerca de la sexualidad. Los niños tienen derecho a una visión más objetiva de lo que reciben de la televisión o de los amigos. Haga un esfuerzo especial. Nadie puede hacerlo mejor que usted.
Adaptado de "Talking to Your Child About Sex". Healthy Children. American Academy of Pediatrics.http://www.healthychildren.org/English/ages-stages/gradeschool/puberty/pages/Talking-to-Your-Child-About-Sex.aspx