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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

sábado, 24 de marzo de 2007

Separacion o divorcio de los padres.

Actualmente, la separación y el divorcio de los padres es uno de los riesgos más habituales y significativos del desarrollo saludable de los niños. En la consulta, los padres suelen referir al pediatra, de alguna forma, episodios familiares que son motivo de tensiones entre ellos. Por tanto, se debe enseñar a los futuros pediatras a reconocer los síntomas de conflictos entre los padres, con el fin de que puedan ayudar a mejorar su relación antes de llegar a la ruptura. Los médicos experimentados conocen con cuánta frecuencia la madre o el padre ofrecen abundantes claves de que atraviesan por dificultades.

No sólo es importante que se comprenda cómo el conflicto de los padres puede afectar al niño, sino que es imprescindible considerar las formas en que el niño puede someter a tensión a la pareja.

Incluso en el embarazo más deseado, la llegada del primer hijo modifica la vida de los nuevos padres en casi todos los detalles. Los padres primerizos entran en una nueva, y a menudo inesperada, fase de la vida. Con el niño recién nacido disminuye el tiempo dedicado a la pareja, a los amigos, al trabajo, a las relaciones sexuales y al ocio. Mientras que para muchas parejas éste es un período de extraordinaria satisfacción mutua, para la mayoría es tambien un momento de gran intensidad que necesita de grandes adaptaciones personales y de ajustes en su relación. Con los niños posteriores, los padres tienen la ventaja de "conocer el territorio". Sin embargo, las necesidades se multiplican con cada nuevo hijo y los padres están obligados a crear un nuevo y difícil equilibrio.

Las tensiones habituales -incluyendo, por ejemplo, el llanto del bebé, sus alteraciones del sueño, las enfermedades infantiles, los trastornos de la conducta y el resto de las múltiples tareas de la asistencia diaria al niño- pueden acentuar las diferencias entre los padres o crear resentimientos entre ellos.

Cada una de las etapas del desarrollo del niño conlleva nuevos desafíos que los padres deben afrontar juntos. Los problemas de comportamiento infantil y de rebelión adolescente, en particular, suelen estar relacionados con el malestar familiar, como causa de la tensión entre los padres, como reflejo del conflicto entre ellos o ambas cosas a la vez. La depresión postparto, la pérdida de empleo, la movilidad en el trabajo o una enfermedad familiar grave son tambien ejemplos de importantes cambios que pueden acentuar las tensiones.

¿Podemos prevenir el divorcio? En sí misma es una esperanza excesiva, dado el limitado contacto con los padres en la consulta pediátrica. Pero ¿podemos ayudar, apoyando a los padres en su relación, durante los períodos estresantes? Seguramente la respuesta es "sí".

Los pediatras están presentes desde el principio del proceso de formación de la familia y pueden intervenir en apoyo de los padres que cuidan a sus hijos, en tiempos de bienestar y en tiempos de necesidad. Dada la gran frecuencia y el enorme impacto de la separación de los padres sobre los niños, deben contribuir en lo que se pueda. Adaptado de J. Lane Tanner, MD. Pediatrics (Ed esp) 2002;54(5):186-188.

domingo, 18 de marzo de 2007

Alimentación de los bebés: continuará la búsqueda del patrón ideal.

Existe el reconocimiento general de que la lactancia materna es la más adecuada para la alimentación de los niños. La selección natural, durante miles y miles de años de evolución de la especie humana, avala la calidad de la leche materna y se está de acuerdo, por tanto, en que es el modelo para desarrollar otras leches. Donde más evidente se hace la superioridad de la leche de mujer sobre las leches artificiales es en la protección contra las infecciones. En el futuro, es escasa la probabilidad de que los principales componentes antiinfecciosos de la leche materna puedan incorporarse a las nuevas fórmulas lácteas.

Por otro lado, durante los primeros meses de vida, el crecimiento del bebé es el índice más sensible para valorar su estado de salud y la calidad o suficiencia de su alimentación. Cada lactante tiene un potencial, determinado genéticamente, para su crecimiento. Si el niño permanece relativamente libre de enfermedades y recibe un aporte suficiente de calorías y nutrientes esenciales alcanzará su potencial de crecimiento.

Cuando no es posible dar el pecho, los bebés tienen que ser alimentados con leches de fórmula y se ha observado que estos lactantes crecen, por lo general, más rápidamente que los que toman el pecho, no sólo en peso sino en talla. Puesto que está descartado que los niños criados con fórmulas lácteas estén sobrealimentados y que, al menos, algunos lactantes criados al pecho no alcanzan su potencial, debe entenderse que la evolución de la especie humana tiene mucho que ver con este asunto.

La supervivencia de la especie requiere que la madre "invierta" en sus hijos, hasta el punto de cuidar de sus descendientes para que sobrevivan y se reproduzcan. Esto no podría conseguirse si el aporte de leche idealmente adecuado para satisfacer las necesidades del niño agotara las reservas nutritivas de la madre. Es decir, para que el niño sobreviva, la madre que lo alimenta debe sobrevivir a su vez y conservar un grado de salud suficiente que le permita cuidar del niño, poder seguir alimentándolo y además invertir en otros descendientes, incluidos los que todavía no han nacido.

Es cierto que la leche producida, por ejemplo, por las mujeres desnutridas de Gambia es de la misma cantidad y calidad que la leche producida por las mujeres bien nutridas del Reino Unido. Sin embargo, aunque la madre puede perjudicarse a corto plazo en beneficio de su hijo, es evidente que a largo plazo no puede soportarlo.

En conclusión, se sabe muy poco acerca de las costumbres de nuestros antepasados con respecto a la alimentación de los lactantes. En la actualidad, hay varias tribus en las que las madres ofrecen a sus hijos alimentos premasticados. Esta práctica, tan poco atractiva para la mayoría de las personas de las sociedades industrializadas de hoy en día, parece un método razonablemente seguro para suplementar los aportes de calorías y nutrientes de sus hijos alimentados al pecho. Es probable, pues, que el crecimiento más rápido de los niños criados con lactancia artificial sea, sencillamente, una consecuencia de su contenido más generoso de calorías y nutrientes esenciales. A falta de pruebas científicas de que un menor crecimiento en los niños criados al pecho sea ventajoso, parece lógico que los datos disponibles y verificados acerca del crecimiento de los niños alimentados con leche artificial se tengan tambien en cuenta, como referencia, a la hora de desarrollar nuevas leches infantiles en el futuro. Adaptado de S.J. Fomon, M.D. Pediatrics (Ed esp) 2004;57(2):77-81.

domingo, 11 de marzo de 2007

Inteligencia infantil y conducta saludable en el futuro.

En este estudio se demuestra que la inteligencia de un niño está relacionada con la alimentación y la actividad física de su edad adulta. Es decir, los niños con capacidad mental más elevada declaran, cuando son mayores, que consumen con mayor frecuencia frutas, verduras (cocidas o crudas), pan integral, carne de ave, pescado y alimentos fritos con aceites vegetales. Además tienen una menor tendencia a consumir patatas fritas y pasteles. La capacidad mental más elevada tambien se asocia positivamente con los hábitos de ejercicio físico, en especial con el de carácter intenso (definido por quedar casi sin aliento y sudoroso). Las asociaciones entre la capacidad mental y estas conductas son similares en ambos sexos.
Conclusión. Es digno de aplauso que, incluso a temprana edad, la capacidad de comprender y razonar sea decisiva para la conducta saludable de una persona. Adaptado de G.D. Batty, PhD.

La morriña infantil.

La morriña, añoranza o nostalgia es un sufrimiento y un trastorno funcional producido por una separación, real o prevista, del hogar o de los padres. Se caracteriza por unas ideas duraderas de extrañeza, preocupación y sensación de tristeza. Es lógico que los niños puedan echar de menos su ambiente y algunos llegan a padecer crisis de ansiedad, por inseguridad o temor a posibles o futuras separaciones. Casi todos los niños, adolescentes y adultos experimentan un cierto grado de añoranza cuando se separan de las personas y las situaciones familiares.

Los profesionales sanitarios se hallan en una situación ideal para ayudar a las familias a que comprendan las causas, la prevención y el tratamiento de la morriña en separaciones planeadas, como los campamentos de verano, o imprevistas y traumáticas, como la hospitalización. Adaptado de C.A. Thurber, PhD. Pediatrics (Ed esp). 2007;63(1):57-60.

La importancia del juego en los niños.

El juego es esencial para el desarrollo pues contribuye al bienestar físico, social y emocional de los niños y jóvenes. El juego ofrece además a los padres una oportunidad ideal para que se relacionen plenamente con sus hijos.

A pesar de los beneficios derivados del juego para los niños y sus padres, algunos hijos disponen de poco tiempo y espacio para disfrutarlo libremente. Los factores que han originado esta reducción del juego son, entre otros, el ritmo de vida acelerado, los cambios en la estructura de la familia, la vivienda, el medioambiente, ... y la creciente atención que se le presta a otras actividades de los hijos, supuestamente más enriquecedoras.

Los pediatras deben ayudar a las familias a que consideren el modo más adecuado de proteger el juego, mientras buscan un equilibrio en la vida de sus hijos. Tomado de K.R. Ginsburg, MD. Pediatrics (Ed esp). 2007;63(1):57-60.

La depresion postparto. El papel del pediatra.

El pediatra, en su consulta, se encuentra en una posición privilegiada para detectar problemas familiares y psicosociales que pueden afectar, directa o indirectamente, a los niños.
La depresión postparto es un ejemplo muy frecuente y significativo de cómo un problema de los padres ejerce efectos negativos importantes en los hijos, en el resto de la familia y sobre la misma madre, con consecuencias que desgraciadamente pueden llegar a ser irreversibles. La relevancia de este trastorno radica tambien en que, con frecuencia, ni la madre o los familiares que la rodean se encuentran en circunstancias que permitan reconocer la magnitud del problema y, por tanto, cabe la posibilidad de que no pidan ayuda.

Dado que este proceso afecta a la madre, es una prioridad educar al pediatra para que sepa cuál es el papel que debe desempeñar, definir los límites de su asistencia y su responsabilidad moral. Tomado de L.H. Chaudron, MD. Pediatrics (Ed. esp). 2007;63(1):57-60.

domingo, 4 de marzo de 2007

Selección antinatural.

En la década de 1870, médicos franceses iniciaron esfuerzos para salvar a recién nacidos "débiles" con fines patrióticos, dados los temores de despoblación por la enorme pérdida de vidas humanas durante la guerra francoprusiana y tambien por la disminución de nacimientos. Pero las consecuencias biológicas a largo plazo de este peculiar experimento humano no han sido nunca examinadas. El parecido de esta operación con la eugenesia (aplicación de las leyes biológicas de la herencia para el perfeccionamiento de la especie humana) podría denominarse "selección antinatural".

El éxito obtenido para mantener con vida a recién nacidos "débiles" o poco viables ha llevado en años recientes a emplear métodos cada vez más enérgicos para aumentar sin límites la supervivencia de los recién nacidos, con modernos programas de cuidados intensivos. Sin embargo, no se han estudiado las consecuencias de esta forma de selección donde niños poco viables se mantienen ahora con vida en tasas nunca conocidas antes en la historia de nuestra especie.

Las tecnologías de reproducción asistida han aumentado tambien la selección antinatural y se desconocen los efectos globales de estos modos artificiales de procreación sobre los genes de las futuras generaciones. Es posible que haya que esperar a examinar la descendencia de estos niños antes de poder emitir un juicio sobre el impacto biológico.

¿Cuál es el precio de que nuestra especie se desconecte de millones de años de selección natural? Tomado de W.A. Silverman, MD. Pediatrics (ed. esp.) Vol. 51, núm. 6, 2001.

Infecciones respiratorias infantiles y antibióticos.

La aparición de bacterias resistentes ha aumentado la preocupación por el uso de antibióticos. Es importante conocer qué piensan los padres al respecto y cómo reconocen los pediatras que es necesario promover un empleo juicioso de los antibióticos.

La inmensa mayoría de los padres saben perfectamente que hay infecciones provocadas por virus que no se tratan con antibióticos y que los médicos deben prescindir de los tratamientos antibióticos en tales enfermedades. En cualquier caso, es imprescindible una buena comunicación entre los padres y el pediatra, pues la cuestión no es tan fácil. A primera vista, surgen dos inconvenientes: por un lado, clínicamente es muy difícil diferenciar las infecciones virales (las más frecuentes) de las bacterianas (menos probables); y por otro lado, puede ocurrir que un bebé padezca una infección bacteriana y los padres se muestren reacios a que se le prescriban más antibióticos, alegando tratamientos recientes con antibióticos en supuestas infecciones de causa viral.

Las razones en contra del uso de antibióticos son:
1. Carecen de eficacia clínica en infecciones virales y las bacterianas secundarias suelen abortar. 2. El uso excesivo de antibióticos fomenta la resistencia bacteriana. 3. Pueden producirse efectos secundarios. 4. Es preciso evitar los costes innecesarios de los antibióticos.

Las razones a favor del uso de antibióticos son:
1. No hay certeza diagnóstica entre infección viral o bacteriana. 2. Presiones socio-culturales. 3. Satisfacer las espectativas de los padres. 4. Preocupaciones por algunas enfermedades bacterianas secundarias, precedidas por una enfermedad viral, que presentan un curso rápido o grave y por los pacientes que no puedan mejorar si la enfermedad empeora o persiste.

¿Qué es lo que podemos hacer?
Todo médico reconoce que es preciso personalizar e individualizar cada tratamiento y, además de los conocimientos, de la experiencia y del sentido común de cada médico, se requiere una investigación basada en pruebas llevada a cabo por médicos de atención primaria. Los criterios clínicos deben ser tratar de diagnosticar con la mayor precisión posible y diferenciar a los pacientes que más probablemente presentan una infección respiratoria de causa bacteriana. Los exámenes de laboratorio, si son necesarios, deben ser sencillos, seguros, realizados rápidamente e interpretados con facilidad. Tomado de M.E. Pichichero, MD. Pediatrics (ed. esp.) Vol. 48, núm. 6, 1999.