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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

domingo, 17 de junio de 2012

Control de esfínteres en niños: resistencia al aprendizaje de la higiene personal

Si un niño que tiene más de dos años y medio de edad no ha aprendido a usar el inodoro después de varios meses de intentarlo, aunque sea evidente que puede controlar los esfínteres, puede decirse que se está resistiendo al proceso.

Algunos niños tratan de retener sus deposiciones y, por lo tanto, se pueden volver estreñidos. Muchos se niegan a sentarse sobre el inodoro o sólo lo hacen si uno de los padres menciona el tema y va con el niño al baño. El uso de sesiones de práctica (como las que se utilizan en el adiestramiento para el control de esfínteres) no será útil. En vez de eso, su hijo necesita ahora responsabilidad total y algunos incentivos.

La causa más común de resistencia al aprendizaje de la higiene personal, en lo que se refiere al control de esfínteres, es que a un niño se le han hecho demasiados recordatorios o se le ha sermoneado al respecto. Otros niños han sido obligados a sentarse en el inodoro contra su voluntad o han sido castigados de alguna forma por no colaborar. Muchos padres pueden cometer estos errores, especialmente si el hijo tiene un carácter obstinado.

Su hijo decidirá utilizar el inodoro sólo después de que comprenda que no le queda nada más para resistir. Transfiérale toda la responsabilidad y hable por última vez con él al respecto. Dígale al niño que su cuerpo hace "pipí" o "caca" todos los días y que el cuerpo le pertenece a él. Explíquele que su "caca" quiere ir al inodoro y que le toca a él ayudar a su "caca" a salir. Dígale que usted siente haberle castigado, obligado a sentarse sobre el inodoro o habérselo recordado con tanta frecuencia. Dígale que de ahora en adelante ya no necesitará ninguna ayuda. Después de esto, no hable en absoluto acerca del tema. Cuando su hijo se dé cuenta de que no hay más conversación por falta de cumplimiento (por no ir al inodoro), entonces decidirá hacerlo para llamar la atención. Mientras tanto, tenga paciencia.

Recuerde que debe suspender todos los recordatorios para que use el inodoro. Deje que su hijo decida cuándo tiene que ir al baño. No debe preguntarle tampoco si tiene que ir. El sabe perfectamente cómo se siente cuando tiene que hacer "caca" o "pipí", y sabe dónde está el inodoro. Los recordatorios son una forma de presión y la presión no da buenos resultados. No debe obligar al niño a que se siente en el inodoro contra su voluntad, porque esto fomentará una actitud negativa hacia todo el proceso de aprendizaje.

Algunos niños nunca han utilizado el inodoro, y al principio necesitarán un recordatorio agradable, una vez al día, cuando sea evidente que se están aguantando. Usted puede decir: "¿Sabes lo que puedes hacer para que tu barriga se sienta mejor? Después de que salga tu 'caca', tu barriga se sentirá bien". Sin embargo, no acompañe a su hijo al baño ni se quede delante de él cerca del inodoro. El niño necesita experimentar la sensación del éxito que resulta de hacerlo bien por su cuenta, y luego acudirá a usted para contarle lo que hizo.

Si su hijo permanece limpio y seco, requerirá que usted responda positivamente, brindándole elogios, sonrisas o abrazos. Es decir, proporciónele incentivos para usar el inodoro. Estas respuestas positivas deben tener lugar cada vez que su hijo lo haga. Si un niño se moja o se ensucia en algunos días y no en otros, este reconocimiento debe tener lugar cada vez que permanece seco y limpio durante un día entero. En los días de éxito, considere tambien tomarse 15-20 minutos adicionales para dedicarse a un juego especial con su hijo o para llevarle a jugar al parque. Algunas veces los incentivos especiales, tales como sus golosinas favoritas, pueden ser de gran utilidad. Cuando su hijo hace uso del inodoro, es mejor excederse en el premio.

Es decir, si usted quiere obtener la colaboración de su hijo, debe hacerle una oferta que le resulte irresistible. Por ejemplo, obtenga un calendario y colóquelo en un lugar bien visible. Ponga una estrella en el calendario cada vez que el niño haga uso del inodoro. LLeve este registro durante dos semanas y prométale un premio muy especial si durante este tiempo no ha tenido ningún "despiste".

Si su hijo no quiere sentarse en el inodoro, trate de modificar su actitud. En primer lugar, déle para elegir el inodoro grande o una ´bacinica´. Si elige la bacinica, que por lo general es algo menos "amenazador", déle estrellas como premio simplemente por sentarse en ella.

Si nota que su hijo tiene su ropa mojada, posiblemente podrá, si usted se lo pide, cambiarse por sí sólo y ponerse ropa seca. Sin embargo, si su hijo está sucio, es muy probable que necesite ayuda en su aseo, pero haga, de alguna forma, que él tambien participe. Esto podría motivarlo para mantener limpia su ropa interior.
No se enfade, ni castigue o critique a su hijo por los "accidentes" o "despistes". Responda con benevolencia y no permita que los hermanos o hermanas se burlen de él. Pero recuerde, no debe volver a ponerle pañales.

En todo caso, pídale al personal de la guardería que haga uso de la misma estrategia y solicite a la maestra de su hijo que otorgue privilegios ilimitados para ir al baño cada vez que pida hacerlo.

Debe consultar con el pediatra:
- Si su hijo retiene las deposiciones o está estreñido.
- Si nota que su hijo tiene molestias al orinar.
- Si el control de esfínteres no mejora después de un mes con este programa.
- Si la resistencia al aprendizaje de la higiene personal de su hijo no ha desaparecido por completo después de 3 meses.

Evidentemente, esta información se proporciona como un criterio general de orientación y educación que no necesariamente se ajusta a cada caso en particular.

Adaptado del Dr. B. D. Schmitt, autor del libro "Your Child´s Health".