Algunos jóvenes, cuando ya han cumplido treinta y tantos años, tienen la sensación, en ciertos momentos, de estar a punto de 'perder el tren', si aún no son padres, si no viven ya con una pareja estable, si no han seguido en su trabajo la tradición familiar o si su vida, en general, no les hace sentir, ante los demás, como 'bien situados' ... Nada más lejos de la realidad.