...

"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

sábado, 14 de enero de 2012

Dejemos elegir a los niños sus propias etiquetas

Sin duda, como padres utilizamos todos los recursos disponibles a nuestro alcance para velar por la salud de nuestros hijos. Con ello, lo único que pretendemos es que cualquier problema pueda ser detectado a tiempo y, por supuesto, convenientemente abordado. Imaginemos nuestra frustración si un hijo, ya adolescente, llegara a reprocharnos, alguna vez, que no pusimos todo nuestro empeño, durante su infancia, en mejorar, por ejemplo, su déficit de atención o su impulsividad, y que, a esas alturas de su vida, fuese demasiado tarde para recuperar los años perdidos durante su formación escolar.

Sin embargo, para no sentirnos responsables de sus fracasos o de su inadaptación al mundo que les rodea, es cierto tambien que podemos intervenir en exceso -a riesgo de caer en el extremo opuesto- y desviar nuestra mirada hacia un posible trastorno de la actitud o del comportamiento que, en realidad, no es más que una cortina de humo que impide ver sus auténticas cualidades.

Si una de las claves de la educación es descubrir cuáles son las aptitudes de los niños, lo que verdaderamente les interesa y les apasiona, o en definitiva, para lo que están mejor dotados, no cabe ninguna duda que los padres, los educadores y, desde luego, los médicos debemos ser muy cuidadosos a la hora de poner una etiqueta a un niño. Y, más aún, ojalá que el paso del tiempo no nos revele que era falsa.

Creo, sinceramente, que el mensaje de este vídeo va por ese camino, nada más y nada menos.

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=yDhV4a4hPiE