...

"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

viernes, 21 de septiembre de 2007

El cólico del lactante y el reto de asesorar a los padres.

El cólico del lactante, o la presencia de crisis de llanto excesivo en los lactantes pequeños, continúa siendo descrito típicamente en los libros de texto de pediatría como una entidad de causa dudosa y que generalmente carece de una solución satisfactoria. A pesar de esta confusión y pesimismo, en la actualidad son muchos los conocimientos sobre sus factores predisponentes y su tratamiento más exitoso. El trabajo de Wolke, Gray y Meyer representa una nueva e importante contribución al conocimiento de la naturaleza interactiva del problema y de la eficacia del asesoramiento de los padres sobre su tratamiento para reducir la cantidad de llanto.
Los investigadores definen el cólico del lactante como la presencia diaria de llanto, irritabilidad y agitación durante más de 3 horas, más de 3 días y durante más de 3 semanas en el curso de los primeros 3 o 4 meses de la vida de un lactante que, por otra parte, se considera sano y bien alimentado.


En la generación del cólico no existe habitualmente una causa única sino una interacción entre factores propios del lactante y los presentes en el ambiente. La contribución más probable del lactante es una predisposición temperamental a ser más sensible, más irritable o menos consolable en comparación con el promedio y, por otro lado, puede ser que los padres no conozcan qué métodos son más eficaces para tranquilizar a su hijo: la ansiedad resultante es un factor que agrava el problema.


El cólico aparece más típicamente en lactantes y padres sin anomalías pero cuando los padres no han aprendido aún a interaccionarse armoniosamente con su hijo.


El principal contendiente, como una explicación alternativa del cólico del lactante, es la alergia o la intolerancia transitoria a las proteinas de leche de vaca. Probablemente ello será responsable del llanto de sólo una pequeña proporción de este grupo de lactantes, considerados por otra parte como sanos, dejando abiertas otras explicaciones para el resto del grupo.


El adiestramiento de los padres para el manejo de la conducta del lactante ha demostrado firmemente ser un medio eficaz para disminuir el llanto excesivo hasta cantidades aceptables y tolerables.

Lo esencial, después de obtener una historia clínica y de realizar una exploración clínica, consiste en tres pasos:

1) Comprobar que el lactante no se halla enfermo.
2) Educación de los padres sobre el llanto del lactante.
3) Una intervención optimista para ayudar a los padres a tolerar mejor a su hijo.
Pueden estar presentes otros factores psicosociales estresantes pero no siempre es así.


Entre otras formas de tratamiento adicional se incluye: a) el procedimiento de eliminación de la leche de vaca; b) tratamiento farmacológico y c) varias formas para consolar al niño.


Un aspecto interesante para los pediatras fueron los detalles del programa de asesoramiento. El control de seguimiento fué habitualmente el de tres llamadas telefónicas. ¿Cuánto tiempo se precisó para obtener resultados? Cuando tuvo éxito, este fué "inmediato", tal como quedó determinado por una llamada a las dos semanas.


Se puede predecir, con cierta seguridad, que la modificación de la conducta de los padres no cambiará el temperamento del niño pero sí el impacto de la relación entre ellos y su hijo. Esta interacción continuará siendo importante a través de la infancia y, en cualquier caso, ayudar a los padres y a sus hijos con cólico es una de las grandes satisfacciones de la práctica pediátrica. Adaptado de W.B. Carey, MD. Filadelfia. Pediatrics (ed. esp.) Vol. 38, núm. 3. 1994.