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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

viernes, 28 de septiembre de 2007

Padres de hoy: ¿"colegas" o "esclavos"...?

Reflexiones de un padre con sentido común:
Emilio Calatayud, juez de menores de Granada.
Tomado de :http//es.youtube.com/watch?v=K2GTauJT5Vg


viernes, 21 de septiembre de 2007

El cólico del lactante y el reto de asesorar a los padres.

El cólico del lactante, o la presencia de crisis de llanto excesivo en los lactantes pequeños, continúa siendo descrito típicamente en los libros de texto de pediatría como una entidad de causa dudosa y que generalmente carece de una solución satisfactoria. A pesar de esta confusión y pesimismo, en la actualidad son muchos los conocimientos sobre sus factores predisponentes y su tratamiento más exitoso. El trabajo de Wolke, Gray y Meyer representa una nueva e importante contribución al conocimiento de la naturaleza interactiva del problema y de la eficacia del asesoramiento de los padres sobre su tratamiento para reducir la cantidad de llanto.
Los investigadores definen el cólico del lactante como la presencia diaria de llanto, irritabilidad y agitación durante más de 3 horas, más de 3 días y durante más de 3 semanas en el curso de los primeros 3 o 4 meses de la vida de un lactante que, por otra parte, se considera sano y bien alimentado.


En la generación del cólico no existe habitualmente una causa única sino una interacción entre factores propios del lactante y los presentes en el ambiente. La contribución más probable del lactante es una predisposición temperamental a ser más sensible, más irritable o menos consolable en comparación con el promedio y, por otro lado, puede ser que los padres no conozcan qué métodos son más eficaces para tranquilizar a su hijo: la ansiedad resultante es un factor que agrava el problema.


El cólico aparece más típicamente en lactantes y padres sin anomalías pero cuando los padres no han aprendido aún a interaccionarse armoniosamente con su hijo.


El principal contendiente, como una explicación alternativa del cólico del lactante, es la alergia o la intolerancia transitoria a las proteinas de leche de vaca. Probablemente ello será responsable del llanto de sólo una pequeña proporción de este grupo de lactantes, considerados por otra parte como sanos, dejando abiertas otras explicaciones para el resto del grupo.


El adiestramiento de los padres para el manejo de la conducta del lactante ha demostrado firmemente ser un medio eficaz para disminuir el llanto excesivo hasta cantidades aceptables y tolerables.

Lo esencial, después de obtener una historia clínica y de realizar una exploración clínica, consiste en tres pasos:

1) Comprobar que el lactante no se halla enfermo.
2) Educación de los padres sobre el llanto del lactante.
3) Una intervención optimista para ayudar a los padres a tolerar mejor a su hijo.
Pueden estar presentes otros factores psicosociales estresantes pero no siempre es así.


Entre otras formas de tratamiento adicional se incluye: a) el procedimiento de eliminación de la leche de vaca; b) tratamiento farmacológico y c) varias formas para consolar al niño.


Un aspecto interesante para los pediatras fueron los detalles del programa de asesoramiento. El control de seguimiento fué habitualmente el de tres llamadas telefónicas. ¿Cuánto tiempo se precisó para obtener resultados? Cuando tuvo éxito, este fué "inmediato", tal como quedó determinado por una llamada a las dos semanas.


Se puede predecir, con cierta seguridad, que la modificación de la conducta de los padres no cambiará el temperamento del niño pero sí el impacto de la relación entre ellos y su hijo. Esta interacción continuará siendo importante a través de la infancia y, en cualquier caso, ayudar a los padres y a sus hijos con cólico es una de las grandes satisfacciones de la práctica pediátrica. Adaptado de W.B. Carey, MD. Filadelfia. Pediatrics (ed. esp.) Vol. 38, núm. 3. 1994.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Localizadores de niños.

Cada año se pierden en Estados Unidos 25.000 niños mientras están con sus padres de compras o en lugares públicos. En Europa la cifra de menores desaparecidos es similar, según el defensor del menor de la Unión Europea. En España, La Dirección General de Policía afirma que "los delitos que tienen como víctimas a los menores son los que causan más conmoción en nuestra sociedad. Para esta Dirección, evitar las desapariciones es una de sus prioridades. Por tanto, una base de datos en Internet con acceso en todo el mundo, que incluye fotografías y descripciones de los menores desaparecidos y con consejos para su prevención, constituye una poderosa herramienta para esclarecer los casos y ofrecer soluciones a este problema". Por ello, nuestro país se ha incorporado a la red internacional de páginas Web de menores desaparecidos del International Centre For Missing & Exploited Children (http://www.es.missingkids.com/). La red actualmente contiene más de 3.500 casos de niños desaparecidos y recibe un promedio de 520.000 visitas diarias de más de 200 paises.
Un localizador de niños previene de pérdidas o desapariciones y sirve para encontrar fácilmente a un niño perdido o presa del pánico. Aparte de la tranquilidad para los padres, los localizadores están recomendados para niños revoltosos y por asociaciones de niños con TDAH (trastorno con déficit de atención e hiperactividad), autismo, síndrome de Down o deficiencias mentales.
La localización mediante un GPS puede ser muy útil pero no siempre es la tecnología idónea para controlar a un niño. Los localizadores de mano o portátiles son más adecuados para los menores de 2 a 10 años de edad. No todos tienen el mismo sistema de alarma y cada uno suele estar diseñado para un problema específico. A continuación se describen algunos de los localizadores actuales:
- Alerta sonora para avisar al niño tipo "I'm Here". Es el más sencillo: un receptor en forma de osito se sujeta en el calzado o cinturón del niño. La madre lleva un emisor y si pierde de vista a su hijo aprieta un botón y el receptor emite un sonido intermitente de 56 decibelios avisando al niño de que corre peligro.
- Los basados en radiofrecuencia, como "ionKids", avisan cuando el niño se ha alejado a partir de una distancia límite y permite localizarlo por un sistema de búsqueda. El emisor es como un reloj de pulsera que se activa si el niño se lo quita. El receptor dispone de una pantalla que señala el lugar y la distancia a la que está el niño por medio de una flecha que va orientando al cuidador por donde debe ir para encontrarlo. Puede vigilar hasta cuatro niños a la vez.
- Registro GPS que señala el lugar y la hora (PocketTrack): recibe señales de 12 satélites y calcula la posición con un error de 15 metros. Graba en una memoria de 1 Gb el lugar, fecha, hora velocidad y altitud a intervalos predeterminados almacenando la información de los trayectos realizados.
- Sistemas de seguimiento por GPS en tiempo real (TrimTrackXS) realizados por Internet: indicado para jóvenes, conductores o excursionistas. No disponible para menores.
- Los niños ya pueden disponer de un móvil adecuado a su edad de cuatro teclas. El modelo MO1 esta fabricado por la empresa española Imaginarium.
Más información en:
Tomado de Dr. S. García-Tornel. Pediatría Integral. 2007; 11(5):453-454.

jueves, 13 de septiembre de 2007

"Nuestro hijo come poco": ¿cómo mejorar su apetito?

El rechazo de alimentos es la tercera causa más frecuente de consulta en pediatría. Los padres angustiados acuden porque creen que su hijo no come lo suficiente, nunca tiene hambre, tarda mucho en comer y sólo come cuando se le insiste.

A continuación se exponen criterios generales de orientación que podrán servir de ayuda, aunque no necesariamente se ajusten a cada caso en particular:

- A pesar de que un niño tenga un crecimiento normal, su nivel de energía sea bueno y, por lo demás, esté sano, es probable que, entre 1 y 5 años de edad, sólo aumente 2 kg. por año y que, a veces, no aumente de peso durante 3 o 4 meses. Como está creciendo menos rápidamente, necesita menos calorías y al parecer tiene menos apetito (esto se llama "anorexia fisiológica"). Es decir, los niños comen la cantidad suficiente para cubrir sus necesidades de crecimiento y energía. Esta cantidad es controlada por el centro del apetito localizado en su cerebro. Por esta razón, dejen que su hijo decida cuánto va a comer y confíen en el autocontrol del apetito de su hijo.

- Muchos padres tratan de obligar a su hijo a comer más de lo que necesita, porque temen que la falta de apetito pueda afectarle a su salud o causar alguna deficiencia nutricional. Sin embargo, la alimentación forzada es contraproducente porque convierte la comida en una actividad desagradable que provoca rechazo y, por tanto, disminuye aún más el apetito.

- Una de las causas más frecuentes de la falta de apetito de muchos niños es que comen con tanta frecuencia que cuando llega la hora de la comida no tienen realmente hambre.

- Si su hijo tiene sed entre una comida y la siguiente, ofrézcanle sólo agua. Limiten al máximo la cantidad de zumos y permitan que el niño omita una o dos comidas si quiere hacerlo, pues no le hará ningún daño. Comprobarán como su apetito volverá.

- Comiencen a ofrecerle alimentos que pueda comer con las manos, desde los 8 meses de edad. Así permitirán que su hijo se alimente solo, al menos parte del tiempo, hasta que pueda utilizar la cuchara.

- No alimenten a su hijo si él puede hacerlo por sí solo. La tendencia más común de los padres de un niño con poco apetito es tomar la cuchara, llenarla de comida, sonreir y tratar de convencer al niño para que coma. Una vez que su hijo está en la edad de poder usar la cuchara por sí solo (aproximadamente a los 15 meses de edad), no deben volver nunca a darle de comer. Si tiene hambre, comerá por sí mismo.

- Limiten la cantidad de leche a menos de medio litro al día. La leche contiene tantas calorías como los alimentos sólidos y tomar demasiada leche sacia a los niños y disminuye su apetito.

-Sírvanle porciones pequeñas de alimento en un plato grande (más pequeñas de las que crean que su hijo puede comer). De este modo es más probable que se lo coma todo y se sienta así orgulloso de sí mismo. Si les parece que quiere más, esperen a que lo pida.

- No insistan para que vacíe el biberón o deje el plato limpio, ni prolonguen la duración de la comida para que termine. Esto sólo hará que su hijo establezca asociaciones desagradables con la hora de la comida.

- Eviten servirle alimentos que decididamente no le gustan (por ejemplo, algunas verduras o frutas).

- Hagan que las horas de las comidas sean agradables. Eviten críticas o discusiones.

- Intenten no hablar en su presencia de lo poco que come, ni lo elogien si, en alguna ocasión, comiera mucho. Los niños deben comer para su propia satisfacción, más que para la de los padres.

Adaptado de B.D. Schmitt, MD. Your Child's Health.

lunes, 10 de septiembre de 2007

"Nuestro hijo no duerme bien": ¿cómo mejorar su sueño?

Aproximadamente el 15% de los niños de 4 a 24 meses de edad tienen trastornos del sueño durante la noche. Se despiertan y lloran varias veces, para ser alimentados o para recibir atención de sus padres. Por lo general, estos episodios se presentan cada noche y, en la mayoría de los casos, el niño se ha comportado así casi desde que nació.

Todos los niños pueden despertarse después de soñar, pero muchos se vuelven a dormir por sí solos. El bebé que no ha aprendido a hacerlo, llora para que acuda uno de sus padres y si se le proporciona demasiada atención (por ejemplo, poniéndole el chupe cada vez que se despierta), no aprenderá a volverse a dormir sin ayuda. No hay que olvidar que cuanto mayor es el niño, tanto más difícil será modificar su comportamiento.

Si su hijo quiere ser alimentado durante la noche, deben saber que desde los cuatro meses de edad, casi el 90% de los lactantes pueden dormir más de 7 horas seguidas sin necesidad de tomar alimento. Los demás pueden aprender a hacerlo y, mientras tanto, alimenten a su bebé solamente una vez durante la noche, puesto que no necesitan más calorías adicionales para permanecer sanos. En todo caso, alimenten a su hijo a la hora de acostarse, pero no dejen que sostenga o se quede con el biberón y si necesita succionar algo, ofrézcanle un chupete o dejen que se chupe un dedo.

Si su bebé no se despierta para pedir alimento, pero sí llora durante la noche, no le responda o respóndale brevemente. El llanto no es perjudicial y los lactantes no podrán superar este problema sin llorar durante un tiempo. Cuando se despierte y llore, esperen por lo menos 5 minutos antes de entrar en su habitación o de prestarle atención. Si el llanto continúa, no se queden con él más de un minuto. Háblenle en voz baja sin encender la luz, pero no lo saquen de la cuna ni se lo lleven a su cama. Algunos llorarán más de treinta minutos pero luego se dormirán. Si el llanto persiste, pueden ir a verlo cada 15 o 20 minutos, tantas veces como sea necesario y si no pueden soportar el llanto, consulten con su pediatra.

Si parece que su hijo tiene miedo, si se aterra cuando usted sale de su habitación, si llora hasta vomitar o si en el pasado ha llorado sin parar durante horas, entre y tranquilícelo. Quédese tanto tiempo como precise para calmarlo, pero no lo saque de la cuna. De vez en cuando, salga de su dormitorio durante unos minutos para enseñarle que la separación la puede tolerar.

Los hijos de las madres que trabajan fuera de casa necesitarán, lógicamente, más mimos, consuelo y atención por la noche. Para los temores de separación, use una lámpara pequeña para ayudar a que la oscuridad sea menos atemorizante y deje abierta la puerta de la habitación para contrarrestar el temor causado por la ausencia de la madre.

Independientemente de la causa que trastorna el sueño de su niño, hay una serie de medidas que deben adoptarse para todos los casos:

- Acuesten a su hijo cuando esté soñoliento pero despierto. Muchos bebés acostumbrados a llorar de noche casi nunca son colocados en la cuna cuando están despiertos. Si el niño se duerme, ocasionalmente en sus brazos, está bien. Pero traten de ponerlo en su cuna todavía despierto porque, antes de dormirse, el último recuerdo debe ser de la cuna, no de su madre o de su padre.

- Si la cuna está en su dormitorio, cámbienla, si es posible, a otra habitación, de modo que su bebé no pueda verlos cuando se despierte.

- No cambien los pañales mojados durante la noche, a menos que tenga una dermatitis en la zona del pañal. Si tienen que cambiarlo, usen tan poca luz como sea posible, en silencio y no jueguen con él.

- Supriman las siestas largas durante el día. Si su bebé ha dormido una siesta de más de dos horas, deben despertarlo.

En conclusión, aunque los padres consultarán al pediatra su caso particular, la información presentada aquí es un criterio general de orientación que servirá de apoyo para ayudarles a comprender mejor el problema, tomar medidas y establecer hábitos normales y saludables del sueño de sus hijos durante la noche.
Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".