En el presente artículo, publicado en una revista italiana de pediatría, su autora muestra, a través de una encuesta, un original análisis de la influencia de los teléfonos móviles en la adolescencia.
El 40% de los adolescentes encuestados afirma que tener un móvil le da más independencia y, tambien, más responsabilidad. Además, olvidarse el móvil en casa produce ansiedad (28%), preocupación (16%) e inseguridad (13%), frente a la indiferencia que provoca en el 26% de los encuestados. Paralelamente, llevarlo consigo, pero sin dinero para recargar el saldo, genera nerviosismo (35%), fastidio (25%), tristeza (13%) y en un 20% indiferencia. Así pues, el móvil genera ansiedad, provocada por una fuerte dependencia y por la carga afectiva que tiene, la cual lo convierte en un objeto fetiche.
La mayor parte de los encuestados afirma que si se dan cuenta de que se han dejado el móvil en casa, no dudan en volver a buscarlo, aunque hayan llegado a su destino. Además, les resulta imposible dejar de controlar continuamente la pantalla del móvil para comprobar que esté encendido o tenga cobertura.
En lo que respecta a las relaciones sociales, el 44% de los estudiantes encuestados sostiene que su móvil le ha ayudado a tener más amigos. El 21% considera que ha permitido establecer una mayor comunicación con los padres, lo cual va en paralelo con un mayor control paterno.
Más de la mitad de los adolescentes cree que puede comunicar mejor sus emociones o resolver sus conflictos a través de los mensajes de texto (SMS), frente al 33% que prefiere conversar cara a cara y al 13% que elige la conversación por telefóno.
A la pregunta de si alguna vez habían tenido que renunciar a algo para cargar el saldo del móvil, el 38% respondió que a veces y el 11% que a menudo, frente a un 51% que nunca había renunciado a nada.
La autora concluye afirmando que el móvil puede ser considerado una "dependencia positiva" si se compara, por ejemplo, con el tabaco. En realidad, muchos jóvenes, y niños, no pueden permitirse en la actualidad gastar demasiado dinero para pagar la factura telefónica y el tabaco. En este caso, deciden gastárselo en el móvil. Adaptado de Varani, A. Occhio clinico Pediatria. 2005; IX(1): 24-25.