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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

domingo, 29 de abril de 2007

Los padres y la rebeldía de la juventud.

Hace más de 2000 años, Sócrates escribió:
"Nuestros jóvenes parecen gozar del lujo, son maleducados y desprecian la autoridad. No tienen respeto a los adultos y pierden el tiempo en grupo, yendo y viniendo de un lado para otro. Están preparados para contradecir a sus padres, para tiranizar a sus maestros y para comer desaforadamente".

La tarea principal de los adolescentes en nuestra cultura es independizarse psicológicamente de sus padres. Antes de que pueda desarrollar una relación adulta con sus padres, el adolescente debe distanciarse de la forma en que se relacionó con ellos en el pasado. Es normal que este proceso esté caracterizado por cierta rebeldía, desafío, insatisfacción, confusión, inquietud y contradicción. Se emocionan con más facilidad, pueden perder la calma con frecuencia y, a menudo, tienen cambios de humor. En la mejor de las circunstancias, esta situación puede durar dos años y no es raro que persista durante 4-6 años.

Durante este período difícil, algunas pautas generales pueden ayudar:

- Cuando su hijo tenga más o menos 12 años de edad, empiece a tratar de establecer la clase de relación que usted querría tener con él cuando sea adulto: respeto, apoyo y capacidad para divertirse juntos. Procure tener conversaciones informales y relajadas mientras pasean en bicicleta o en cualquier otra actividad que compartan. Utilice el elogio para ayudarle a adquirir una imagen positiva de sí mismo. Confíe en él, escúchele y haga comentarios sin criticar.

- Casi todas las relaciones negativas entre padres e hijos se desarrollan porque los padres critican demasiado a los hijos. El pertenecer a un grupo de amigos es una de las etapas esenciales del desarrollo de los adolescentes y el hecho de vestirse, hablar y actuar de modo diferente a la de los adultos ayuda a que los hijos se sientan más independientes. Permitir que un hijo se rebele de esta forma evitará, con frecuencia, que lo haga en campos importantes, tales como la experimentación con drogas. Intervenga únicamente si el comportamiento de su hijo es perjudicial.

- Su hijo adolescente debe aprender por su propia experiencia. A medida que experimenta, aprenderá de sus propios errores y a asumir la responsabilidad de sus decisiones y de sus acciones. Trate de describirle los pros y los contras de sus actividades fuera de casa, de una forma breve e imparcial. Luego concluya con un comentario como: " haz lo que creas que es lo mejor".

- Los padres tenemos el derecho y la responsabilidad de establecer las reglas de la casa y el medio principal para hacerlas cumplir es la pérdida de privilegios. Por ejemplo, si nuestro hijo está fuera de casa hasta muy tarde o se retrasa sin llamar con su teléfono móvil, podemos limitarle el privilegio del uso del teléfono durante un par de días o prohibirle salir el siguiente fin de semana. Una prohibición más prolongada la considerará injusta y, además, resulta difícil de cumplir.

- A menudo, la unidad familiar funciona mejor si se llega a las decisiones democráticamente. Debe haber una atmósfera de: " no hablemos de culpables, pero tenemos un problema. ¿Cómo podemos resolverlo? ". El objetivo de la negociación debe ser que ganen las dos partes.

- En general, cuando el adolescente está de mal humor, no querrá hablar de ello con su padre o su madre. Si quiere discutir un problema con alguien, generalmente es con un amigo íntimo. Casi siempre, es preferible dejarlo tranquilo y respetar su intimidad. Este es un mal momento para hablar con él de cualquier cosa.

- Los adolescentes suelen hablar a sus padres de forma descortés o irrespetuosa. Estas expresiones desagradables no deben ser pasadas por alto. Los padres debemos responder, de la forma más tranquila posible, con un comentario como: " realmente me duele que me desaires o que no contestes a mi pregunta". Si persiste en su actitud, salgamos de la habitación. No entremos en una competencia de gritos y así trataremos de enseñarle que todo el mundo tiene el derecho a no estar de acuerdo, pero que los gritos no están permitidos y que hay que evitar el comportamiento ofensivo. En resumen, recibirá una lección de educación.

En conclusión, los padres debemos recordar, de vez en cuando, que tambien fuimos jóvenes.

Finalmente, habrá que pedir ayuda:
- Si la relación con él no mejora después de adoptar estas pautas.
- Si está deprimido, si bebe en exceso o usa drogas, o si pretende irse de la casa.
- Si está corriendo riesgos indebidos (por ejemplo, conducir demasiado rápido).
- Si es demasiado solitario o no tiene amigos íntimos.
- Si su rendimiento escolar está bajando considerablemente.
- Si falta con frecuencia al colegio.
- Si sus explosiones de ira son destructivas.
- Si la rebeldía es excesiva.

Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".