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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

jueves, 5 de abril de 2007

Asma infantil y corticoides inhalados.

A medida que se reconoce la inflamación como un componente importante del asma, los corticoides inhalados (CI) se han convertido en los fármacos fundamentales para el control de la enfermedad. La recompensa ha sido la reducción considerable de los procesos asmáticos y de su mortalidad. No obstante, los pediatras siguen preocupados por el efecto de su empleo sobre la velocidad de crecimiento o la talla adulta final. Es evidente que en los resultados de los estudios realizados influyen la edad de los pacientes, la gravedad inicial del asma, el empleo de otras medicaciones y el grado de adiestramiento o control del asma. La dosis, la duración del tratamiento y el sistema de administración son tambien importantes.

En un estudio sobre niños preadolescentes con asma, el grupo mostró una menor velocidad de crecimiento antes del inicio del tratamiento con CI. Tras el empleo de CI durante 5 años, la velocidad de crecimiento mejoró en los niños con asma controlada.

Merece la pena indicar que la respuesta clínica de los pacientes a los CI varía de forma individual. En los asmáticos que no responden bien a dosis medias de CI, las dosis más elevadas raramente mejoran la función pulmonar. Sin embargo, estos pacientes sí pueden mejorar añadiendo un broncodilatador inhalado de acción prolongada. Es importante recordar a los padres que los broncodilatadores no son antiinflamatorios.

La inmunoterapia (extractos hipoalergénicos) podría ser útil en determinados pacientes con sensibilidad a alergenos aéreos pero la defensa más eficaz contra la necesidad de tratamientos muy prolongados con CI o de numerosas medicaciones sigue siendo el control de los factores desencadenantes, como, por ejemplo: alergenos específicos, irritantes, sinusitis crónica y reflujo gastroesofágico. Adaptado de S.L. Bahna, MD. Pediatrics (Ed esp) 2004;57(6):331-2.

Organización en urgencias pediátricas.

Es evidente que sólo a través de una planificación adecuada de los sistemas de organización de los servicios de urgencias, los niños podrán tener acceso a una atención de calidad. Se trata de una larga lista de tareas tales como la preparación de una consulta de urgencias y su equipamiento, instrumental y fármacos. Los suministros de ambulancias y la preparación del personal paramédico, la coordinación en accidentes colectivos o atentados terroristas y catástrofes, el transporte especial de niños enfermos o accidentados desde la consulta a un hospital o de un hospital a otro, los sistemas de comunicación entre todo el personal implicado, etc., son pilares fundamentales de esta compleja estructura y de un laborioso trabajo en equipo.

En realidad, todos los responsables de la sanidad y de la comunidad, ciudadanos incluidos, han de poner de su parte para que nuestros hijos reciban la asistencia que necesitan de manera oportuna. Hay, además, otro apartado importante que se refiere a los programas y cursos de formación continuada, imprescindibles para el personal médico y de enfermería. Por último, tampoco debemos olvidar que el componente esencial de los servicios médicos, tanto si son como si no son de urgencia, es la capacitación y la preparación individual. Adaptado de J.S. Seidel, MD y J. Knapp, MD. Pediatrics (ed. esp.) Vol. 50, núm. 2, 2000.