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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

domingo, 9 de marzo de 2008

Alergias alimentarias en los lactantes.

En la población general, aproximadamente un 20% cree ser alérgico a uno o más alimentos. En la población infantil, en concreto, las alergias alimentarias son dos o tres veces más frecuentes que en los adultos.

Los síntomas de la alergia a alimentos pueden afectar a varios órganos. Sin embargo, la principal manifestación sigue siendo la dermatitis atópica. Tambien es posible que aparecezca en forma de urticaria aguda. Asimismo, se pueden observar síntomas digestivos tales como náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal. Puede ocasionar, incluso, edema labial, dificultad para tragar y picor en el paladar. Otra manifestación puede ser el asma. En el lactante, una reacción alérgica generalizada grave (anafilaxia) es poco habitual.

Aunque estos signos clínicos se producen al tomar el alimento, tambien pueden aparecer tras el contacto con éste o su inhalación.

Los principales alimentos causantes de alergia en el lactante son el huevo, los cacahuetes y la leche de vaca. Los siguientes tambien se establecen como responsables: fresas, kiwi, chocolate, mariscos, pescado azul, calamares, embutidos, nueces, avellanas y almendras. El 60% de los lactantes son alérgicos a un solo alimento y existen muy pocos casos de alergias alimentarias a varios alimentos a la vez.

La alergia se produce habitualmente en las dos horas posteriores a la toma del alimento, si bien su aparición puede llegar a retrasarse hasta las cuatro horas. El plazo es más difícil de precisar si existe dermatitis atópica, ya que las lesiones son permanentes y el eccema puede agravarse hasta 24 horas después del consumo del alimento.

En todo caso, el diagnóstico de la alergia debe basarse en un estudio sistemático en el que se incluye una prueba cutánea de punción (prick test).

Para algunos alimentos (leche, huevo, cacahuetes y pescado) se dispone de pruebas analíticas (IgE específicas), lo cual permite reducir las pruebas de provocación. En estas últimas se introduce el alimento a dosis crecientes (dependiendo de la historia clínica del paciente y del alimento en cuestión) cada veinte minutos mientras no se produzcan manifestaciones. El inconveniente es que deben llevarse a cabo en un centro hospitalario especializado, con una estrecha vigilancia médica, ya que pueden desencadenar una reacción alérgica generalizada. Adaptado de Bidat, E. Arch Pediatr 2006; 13(10): 1349-1353.