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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

martes, 30 de noviembre de 2010

"Doctor: ¿le doy a mi hijo paracetamol al vacunarlo?"

Investigadores europeos han valorado el efecto del paracetamol sobre la fiebre y la respuesta inmunológica en los niños que reciben vacunaciones.

De todos los lactantes sanos que participaron en el estudio, un grupo, formado al azar, de 226 bebés, recibió tres dosis de paracetamol (una cada 8 horas) durante las primeras 24 horas después de cada vacuna. Al grupo restante, de 233 lactantes, no se le administró ninguna dosis de paracetamol.

Para valorar la respuesta inmunológica se tomaron muestras de sangre antes y un mes después de las vacunaciones.

La fiebre elevada (más de 39,5 grados C) fué poco frecuente en ambos grupos, aunque las temperaturas de más de 38 grados C sí fueron más frecuentes en el grupo de niños que no recibió paracetamol.

Sin embargo, respecto a la respuesta inmunológica, las concentraciones de anticuerpos tras las vacunaciones contra el neumococo, tos ferina, difteria, tétanos y Haemophilus fueron menores en el grupo de los bebés que recibió paracetamol.

Por ello, los autores concluyen que el empleo de paracetamol tras las vacunaciones disminuyó el riesgo de reacciones febriles, pero disminuyó tambien la respuesta inmunológica a los componentes de las vacunas.

- Comentario del Dr. Mobeen H. Rathore, CPE, FAAP (Enfermedades Infecciosas Pediátricas e Inmunología, Hospital Infantil Wolfson y Universidad de Florida):

Algunos médicos aconsejan rutinariamente la administración de paracetamol a los lactantes y niños que reciben vacunas. La razón es que el antitérmico disminuirá las reacciones febriles y dolorosas, aunque las evidencias que apoyen tal recomendación sean escasas.

El resultado, un tanto sorprendente, es que los niños vacunados que tomaron paracetamol mostraron menores valores de anticuerpos que los que no lo recibieron. Sin embargo, queda por determinar aún si esta disminución de anticuerpos ejercerá algún impacto sobre las tasas de fracaso de las vacunas.

- Nota de los editores (AAP Grand Rounds 2010. Vol. 8; núm. 1: 8-9):

Hace más de veinte años, Ipp MM y cols. (Pediatr Infect Dis J. 1987;6:721-725) demostraron la atenuación de las reacciones locales y generales a la vacuna DTP-IPV mediante el empleo profiláctico de paracetamol.

Un año después, Lewis K y cols. (Amer J Dis Child. 1988;142:62-65) confirmaron los hallazgos de Ipp, pero concluyeron clarividentemente con una nota de precaución: "el efecto de la administración sostenida de paracetamol podría ser nocivo para el desarrollo de los anticuerpos protectores específicos".

El presente estudio demuestra que las reacciones adversas como la fiebre elevada son poco frecuentes en la actualidad desde que la nueva vacuna acelular de la tosferina sustituyó a la celular y confirma la necesidad de recoger y evaluar pruebas para examinar las prácticas basadas en el razonamiento desde los principios básicos (tambien conocido como sentido común).

Por tanto, aunque la razón del empleo de paracetamol para prevenir o disminuir la fiebre relacionada con la vacunación parece clara, las pruebas emergentes indican que puede no ser eficaz y tener efectos adversos imprevistos.

Adaptado de Primula R, Siegrist CA, Chlibek R y cols. Lancet, 2009, 374 (9689): 1339-1350;
doi: 10.1016/S0140-6736 (09) 61208-3.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Buscando respuestas en internet a cinco preguntas pediátricas frecuentes.

Investigadores de Nottingham (Reino Unido) han utilizado el motor de búsqueda Google para encontrar respuestas y consejos a cinco preguntas frecuentes en pediatría.

Las preguntas, cuyas respuestas son claras y precisas, han sido las siguientes:
1. ¿Existe relación entre la vacuna triple vírica y el autismo?
2. ¿Puede dar el pecho una madre VIH positivo?
3. ¿Puede dar el pecho una madre con mastitis?
4. ¿Debe dormir un bebé boca arriba o boca abajo?
5. ¿Qué medidas hay que tomar ante un bebé con un vómito de color verde?

Para cada una de las cinco cuestiones, los investigadores valoraron los 100 primeros sitios web que aparecieron en su búsqueda y los clasificaron en siete categorías diferentes: del gobierno o servicio nacional de salud, educativos, nuevos sitios, empresas, grupos de interés, sitios personales o individuales y enlaces patrocinados.

La información obtenida en la web fué clasificada como:
- correcta o coherente con las recomendaciones actuales.
- incorrecta o contraria a las recomendaciones actuales.
- ausencia de respuesta a la pregunta en cuestión.

En resumen, de los 500 sitios web revisados, una vez descontados los que no ofrecieron ninguna respuesta, el 78% dió respuestas correctas. Las páginas web estatales eran perfectas , mostrando respuestas correctas siempre. Sin embargo, 57 de los 500 sitios proporcionaron respuestas incorrectas y, por otro lado, ninguna respuesta de los sitios patrocinados fué correcta.

Los autores concluyen que la calidad de la atención médica proporcionada es variable y que los médicos deben continuar esforzándose para ser la principal fuente de información a sus pacientes en lo que respecta a la atención o cuidados de la salud y deben remitirlos a fuentes fiables en internet.

El Dr. Burris R. (Duke) Duncan, FAAP (Centro de Ciencias de la Salud de Arizona, Colegio de Salud Pública Mel y Enid Zuckerman de Tucson) afirma que los resultados de este estudio, aunque no sorprendan, son preocupantes. La información en internet no está bien supervisada, todo vale.

Deborah Charnock ha publicado un libro para ayudar a los buscadores de internet a la hora de evaluar la web y juzgar la calidad de la información que contiene relacionada con la salud, los tratamientos de elección, sus beneficios y riesgos, así como las opciones para otras formas de terapia (Charnock D. The Discern Handbook. Radcliffe Medical Press. 1998 University of Oxford and The British Library. Abingdon, Oxon OX141AA).

Nota del Editor
( http://aapgrandrounds.aappublications.org/cgi/content/full/24/5/58 )
Los sitios web no son más que una de las muchas fuentes de información médica. Antes de visitar a un médico, muchos pacientes consultan, tambien en internet, con su red social, amigos, etc. Por ello, ante la variedad de fuentes de información (internet, televisión, radio, prensa, etc.), hoy, más que nunca, es esencial en la vida adquirir habilidad para saber diferenciar la información fiable de la que no lo es.

Adaptado de Scullard P, Peacock C y Davies P. Googling children's health: reliability of medical advice of internet. Arch Dis Child. 2010;95(8):580-582; doi:10.1136/adc.2009.168856

viernes, 19 de noviembre de 2010

Dolor de garganta, fatiga y fiebre: ¿mononucleosis infecciosa?

La mononucleosis infecciosa (M.I.) o Fiebre Ganglionar de Pfeiffer es causada por el virus de Epstein-Barr (VEB). Este virus se transmite en la saliva por medio de la tos, los estornudos y los besos. Popularmente se la conoce como "La enfermedad del beso".

Aunque puede padecerse a cualquier edad, se presenta con más frecuencia en personas de 15 a 25 años, debido posiblemente a los contactos más íntimos con otras personas.

Los tres síntomas más frecuentes son dolor de garganta, fatiga y fiebre durante 7 a 14 días. Es significativa la inflamación de los ganglios linfáticos del cuello y, en el 50% de los niños, el bazo está aumentado de tamaño. En la analítica de sangre destaca la presencia de muchos linfocitos atípicos. El diagnóstico se confirma con una prueba específica para la mononucleosis (Reacción de Paul-Bunnell positiva).

La mayoría de los niños que la padecen suelen tener sólamente síntomas leves durante una semana. Por lo general, incluso aquellos con síntomas severos, se sienten completamente bien en 2 a 4 semanas.

Aunque las complicaciones son raras, la respiración sí puede verse dificultada por el agrandamiento de las amígdalas, las vegetaciones adenoideas y otros tejidos linfáticos de la parte posterior de la garganta.

Por otro lado, si han recibido tratamiento con amoxicilina, más del 90% de los niños con M.I., muestran una erupción cutánea generalizada.

Desde hace algunos años, se ha sugerido que algunos adultos que han tenido M.I. siguen padeciendo, durante 1 a 4 años, síntomas como fatiga, cansancio, debilidad, inapetencia, cefalea, dolores musculares o articulares recurrentes y necesidad de dormir más tiempo. Sin embargo, aún no hay evidencia científica satisfactoria que apoye este diagnóstico, denominado Síndrome de Mononucleosis Crónica o síndrome de fatiga prolongada. En general, la mononucleosis no es prolongada ni progresiva y los síntomas suelen desaparecer unas 4 semanas después de su aparición.

En lo que respecta al riesgo de contagio, la M.I. es más contagiosa mientras que el niño tiene fiebre. Pero después que desaparece la fiebre, el VEB sigue presente en la saliva hasta seis meses después, en pequeñas cantidades. Así pues, la mononucleosis sólo es ligeramente contagiosa por contacto. Los amigos, las amigas, los compañeros de habitación y los familiares rara vez la contraen (el período de incubación es de 4 a 10 semanas después del contagio).

Por tanto, aunque no es necesario aislar a la persona con M.I., sí debe, ciertamente, utilizar vasos o utensilios separados y evitar los besos hasta que la fiebre haya desaparecido durante varios días.

Puesto que no existe ningún medicamento específico que cure la mononucleosis, el tratamiento consiste en administrar fármacos que alivien la fiebre, el dolor y la inflamación.

En cuanto a la actividad física, el niño con M.I. no tiene que permanecer en cama. El reposo no acortará la duración de la enfermedad ni disminuirá los síntomas. En general, los niños pueden decidir cuánto reposo necesitan.

Es evidente que esta información se proporciona como un criterio general de orientación y educación y no necesariamente tiene que ajustarse a un enfermo en particular. Consulte a su pediatra cada caso.

Adaptado de B.D. Schmitt, MD. "Your Child´s Healh".

jueves, 18 de noviembre de 2010

Frenillo lingual corto o anquiloglosia.

Ante todo, los padres deben saber que el frenillo lingual corto o anquiloglosia es una afección muy rara.

La longitud del frenillo lingual, que es una banda de tejido localizada debajo de la lengua, varía considerablemente de un niño a otro.

Después de un año de edad, el frenillo puede ser anormalmente corto cuando:
1. La punta de la lengua no puede ser sacada más allá de los dientes o las encías.
2. Al sacar la lengua, se forma una muesca grande en la punta.

Si su hijo presenta estos problemas, menciónelos al pediatra durante su próxima visita de control.

Tenga presente, además, que una lengua con un movimiento supuestamente más limitado no causa trastornos del lenguaje o de la succión dignos de consideración.

En conclusión, el corte del frenillo bajo la lengua rara vez se hace ahora, puesto que generalmente es innecesario y, en todo caso, no debe realizarse antes de que el niño tenga un año de edad.

Adaptado de B.D. Schmitt, MD. "Your Child's Health".

martes, 2 de noviembre de 2010

Eccema del lactante, problemas de sueño y salud mental a los 10 años.

El eccema (dermatitis atópica) del lactante es una manifestación esencial de la alergia alimentaria.
De una selección, en varios centros de Alemania, de más de 3.000 recién nacidos, para analizar la prevención de la alergia mediante la alimentación con fórmulas parcial o ampliamente hidrolizadas de proteinas de leche de vaca, se realizó un seguimiento del 54% de ellos, hasta la edad de diez años.
Los niños que habían presentado eccema en el periodo de la lactancia corrían más riesgo de padecer el síndrome de hiperactividad/falta de atención (TDAH) a los 10 años de edad.
Por tanto, la existencia de eccema en la primera infancia, junto con los problemas del sueño, predice los problemas emocionales y de conducta a la edad de diez años.
Así pues, el eccema del lactante, incluso aunque se cure o mejore en la mayoría de los casos, constituye un claro factor de riesgo para la aparición de trastornos del desarrollo en otras épocas de la vida.
Adaptado de Schmitt J y cols. Allergy. Sept. 2010.

Mujer embarazada: no fumar, no beber y ... no drogas. De nuevo hay que insistir.

El objetivo de este trabajo, llevado a cabo por miembros de diversas universidades de Estados Unidos, era examinar la asociación entre la exposición fetal a nicotina, alcohol, marihuana, cocaína, etc. y los problemas del sueño en niños con edades comprendidas entre 1 mes y 12 años.
Los datos sobre el sueño se recogieron a partir de las aportaciones maternas durante un estudio multicéntrico realizado en niños que participaron en el Maternal Lifestyle.
De los datos obtenidos, los autores concluyen que la exposición prenatal a la nicotina se asocia positivamente con problemas persistentes del sueño durante los primeros 12 años de la vida.
Por tanto, es necesario realizar un esfuerzo desde el punto de vista educativo y ambiental para prevenir y tratar estos trastornos del sueño y para proteger a los niños que los padecen.
(Nota del Editor: De nuevo hay que insistir: mujer embarazada, no fumar, no beber y ... no drogas).
Adaptado de Stone KC, y cols. Arch Pediatr. Adolesc Med. 2010; 164(5): 452-456.

Obesidad en la primera infancia: ¿estamos preparados para realizar este diagnóstico?

El objetivo de este trabajo, realizado por miembros de la Universidad de Texas, era estudiar la frecuencia, los factores de riesgo, el diagnóstico y el tratamiento de la obesidad infantil durante la primera infancia (peso x talla), en la práctica pediátrica.

Se realizó un estudio de casos y controles retrospectivo. Los investigadores revisaron y recogieron los datos de las historias clínicas de las madres (durante el embarazo) y sus hijos.

De los datos obtenidos, los autores concluyen que la obesidad durante la lactancia predice fuertemente la obesidad a los 24 meses. Los factores de riesgo incluyen una ganancia de peso excesiva durante el embarazo o un peso elevado del recién nacido para su edad gestacional.

Por tanto, los médicos diagnostican obesidad sólo en una minoría de niños. En pediatría de atención primaria se necesita diagnosticar tambien la obesidad en los lactantes y trabajar para desarrollar intervenciones efectivas al respecto.
Adaptado de McCormick DP y cols. J Pediatr. 2010; 157: 15-19.

Antibióticos y prevención de infecciones de orina en niños.

El objetivo de este trabajo, realizado por miembros de la Universidad Médica Militar de Shanghai, era valorar, mediante un estudio científico riguroso (metaanálisis de investigaciones aleatorizadas y controladas), la efectividad y la seguridad de la utilización de antibióticos específicos para la prevención a largo plazo de las infecciones de orina de repetición (ITU recurrentes).

Se llevó a cabo una búsqueda en bases de datos y artículos de revistas relevantes, sobre todo los que reflejaban ITU recurrentes, con cultivos de orina positivos repetidos, lesiones nuevas o crónicas renales y episodios adversos durante o después del tratamiento.

Aunque se requieren más estudios al respecto, los autores concluyen que, de todos los datos revisados, no hay evidencias de que la prevención con antibióticos reduzca la incidencia de ITU recurrentes en la infancia.

Tomado de Dai y cols. Arch Dis Child. 2010; 95(7): 499-508.

lunes, 1 de noviembre de 2010

La alergia alimentaria y los adolescentes.

La máxima frecuencia de reacciones graves en relación con la alergia a los cacahuetes y a otros frutos secos se da en la adolescencia y en la fase inicial de la vida adulta.

Se trata precisamente del periodo en el que la responsabilidad pasa de padres a hijos. "¿Es capaz el adolescente de afrontar ese riesgo?".

En un estudio sobre 18 adolescentes con alergia alimentaria surgieron tres asuntos clave: la eliminación de las sustancias alérgicas (alergenos), la preparación frente a la reacción alérgica grave (anafilaxia) y el tratamiento de la reacción:

1. La mayoría de los adolescentes comunicaron que consumían alimentos con la etiqueta "puede contener alergeno", porque consideraban que, en realidad, la probabilidad de que dicho alimento pudiera contenerlo era bajísima.
2. Casi ninguno llevaba jeringa autoinyectable de adrenalina, a excepción de cuando creía estar especialmente expuesto a una reacción alérgica.
3. Algunos de ellos ni siquiera sabían cómo tratar la reacción alérgica.

Sin embargo, los adolescentes pensaban que sería de gran ayuda que los estudiantes fueran educados acerca de la alergia alimentaria y que con esta nueva estrategia podrían aprender a convivir mejor con ella.
Adaptado de Monks H y cols. Clin Exp Allergy. 2010 Oct ; 40(10): 1533-40.