...

"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

jueves, 4 de enero de 2007

Antibióticos. ¿Qué no debemos olvidar?

Los antibióticos son, hasta el día de hoy, los medicamentos que más vidas han salvado a lo largo de la historia. A pesar de que, como todos los fármacos, pueden, en ocasiones, provocar efectos secundarios o reacciones indeseadas, son muy seguros y bien conocidos. Unicamente son eficaces para tratar infecciones bacterianas.
La garantía del éxito depende, en gran medida, de una dosificación correcta. Los antibióticos necesitan su tiempo para terminar bien su "trabajo". Por tanto, hay que completar el tratamiento indicado. Su uso inadecuado e indiscriminado favorece la aparición de bacterias resistentes y la creencia popular, muy arraigada, de que "disminuyen las defensas del organismo". Sin embargo, son "armas inteligentes y muy selectivas" que sólo atacan las bacterias sensibles, dejando intacto el entorno.
Es al médico a quien corresponde prescribir, con la mayor certeza posible, el antibiótico más adecuado a cada infección, a cada paciente y a sus circunstancias.