El juego es esencial para el desarrollo pues contribuye al bienestar físico, social y emocional de los niños y jóvenes. El juego ofrece además a los padres una oportunidad ideal para que se relacionen plenamente con sus hijos.
A pesar de los beneficios derivados del juego para los niños y sus padres, algunos hijos disponen de poco tiempo y espacio para disfrutarlo libremente. Los factores que han originado esta reducción del juego son, entre otros, el ritmo de vida acelerado, los cambios en la estructura de la familia, la vivienda, el medioambiente, ... y la creciente atención que se le presta a otras actividades de los hijos, supuestamente más enriquecedoras.
Los pediatras deben ayudar a las familias a que consideren el modo más adecuado de proteger el juego, mientras buscan un equilibrio en la vida de sus hijos. Tomado de K.R. Ginsburg, MD. Pediatrics (Ed esp). 2007;63(1):57-60.