Este estudio revela que los niños alérgicos tienen una población bacteriana intestinal distinta a la de los niños sanos, que se caracteriza por una disminución de las bífidobacterias.
En cambio, las bífidobacterias y los lactobacilos son los componentes más habituales de los microbios intestinales de los niños no alérgicos.
Los probióticos son microbios vivos que pueden modificar esta población microbiana intestinal de una manera beneficiosa para quienes la tienen alterada.
Por tanto, el aumento de diversas bacterias probióticas en la flora intestinal se relaciona con la protección frente a la atopia.
La mejoría clínica se observa, sobre todo, en la rinitis alérgica y en el eccema asociados a sensibilización mediada por la IgE.
De todas maneras, el beneficio clínico depende de varios factores: el tipo de bacterias utilizadas como probióticos, la dosis, el modo de administración, la edad del niño y el tipo de alimentación.
Adaptado de Özdemir O. Clin Experiment Inmunol. 2010 Mar 16.
www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20345982