Algunos niños parecen tener catarros constantemente. Tienen un resfriado tras otro. Y, por ello, muchas madres preguntan preocupadas: "¿Tiene mi hijo demasiados resfriados?". Los bebés pueden empezar a padecerlos, ya desde los seis meses, aproximadamente. Desde entonces y durante la edad preescolar suelen tener un promedio de 7 u 8 resfriados al año. En la edad escolar tienen 5 ó 6 cada año como promedio y, finalmente, en la adolescencia, llegan a un nivel igual al de los adultos, de aproximadamente 3-4 catarros anuales.
En general, los resfriados representan más del 50% de todas las enfermedades agudas con fiebre. Algunos niños son motivo de especial preocupación para sus padres porque tienden a padecer fiebre alta con casi todas sus infecciones respiratorias o bien porque su intestino es más sensible y tienen diarrea con casi todos sus catarros.
La razón principal por la que su hijo presenta todas estas infecciones es que se está exponiendo a virus que son nuevos para él. Y hay, al menos, 150 virus diferentes que pueden causar resfriados. Es comprensible que cuanto más pequeño es el niño, tanto menor será su protección frente a ellos y que si además asiste a una guardería o a un jardín de infancia, estará tambien más expuesto.
La frecuencia de los resfriados se triplica en invierno, porque los niños pasan más tiempo agrupados en lugares cerrados, donde la probabilidad de contagio es mayor. Por otro lado, el humo del tabaco en casa aumenta la predisposición de los niños a los catarros.
Casi todos los padres llegan a preocuparse de que los frecuentes resfriados de su hijo puedan ser la consecuencia de algún padecimiento serio. Sin embargo, un niño con una deficiencia del sistema inmune (con producción inadecuada de anticuerpos o de glóbulos blancos) no experimenta más resfriados que un niño normal. En vez de eso, el pequeño tendría otro tipo de infecciones tales como neumonías o sinusitis de repetición y se restablecería lentamente de ellas. Además, un niño con una enfermedad seria no aumenta de peso de forma adecuada. Incluso, las afecciones repetidas del oído tampoco significan que su hijo tenga un problema serio de salud. Lo único que indican es un drenaje inapropiado de las Trompas de Eustaquio.
Algunos padres se preocupan de que tal vez hayan descuidado de alguna manera a su hijo o que hayan hecho algo incorrecto como para provocar los frecuentes catarros. Por el contrario, el hecho de padecer todos estos resfriados es una parte inevitable del desarrollo y crecimiento del niño. El resfriado ó catarrro común es la única infección que todavía no podemos evitar. Desde el punto de vista médico, los resfriados (sin complicaciones) son una experiencia educativa para el sistema inmune de su hijo.Para encarar el problema de las infecciones virales frecuentes mire, en primer lugar, el lado positivo de las cosas. Por ejemplo, si a su hijo no le falta energía y si está aumentando bien de peso, usted no tiene que preocuparse por su salud. Su hijo es tan sano como cualquier otro niño normal. Los niños superan los resfriados por sí sólos. Aunque usted pueda reducir los síntomas, no puede acortar la duración de cada catarro. El niño saldrá del paso tal como lo hacen los demás. El panorama a largo plazo es bueno. El número de resfriados disminuirá a través de los años, a medida que su hijo produzca una buena provisión de anticuerpos contra los diferentes virus. Para poner las cosas en perspectiva, considere los hallazgos de este estudio: en un día cualquiera, el 10% de los niños tiene resfriados, el 8% tiene fiebre, el 5% tiene diarrea y el 3% tiene otitis.
El requisito principal para que su hijo vuelva a la escuela es que la fiebre haya desaparecido y que los síntomas no sean demasido molestos para él y para sus compañeros de clase; como la tos, por ejemplo. No tiene sentido mantener a un niño en casa hasta que podamos garantizar que ya no esparce virus, porque esto podría requerir 2 ó 3 semanas. Si el aislamiento de las infecciones respiratorias fuera tomado en serio, no quedaría un número suficiente de días, cada año, para educar a los niños. Además, la "guerra bacteriológica" que tiene lugar en las escuelas es prácticamente incontrolable. Casi todos los niños esparcen microbios durante los primeros días de su enfermedad, antes de que parezcan estar enfermos o de que tengan síntomas. En otras palabras, el contacto con las infecciones respiratorias y el posible contagio de sus microbios responsables es inevitable en los ambientes cerrados y de grupo, tales como las escuelas y las guarderías.
Cuando la madre y el padre trabajan, estos resfriados repetidos resultan sumamente inconvenientes y costosos, pues habrá que dejar al niño con otra persona, en tales ocasiones. Por ello, cada vez es mayor el número de programas de guardería que surgen para "niños enfermos" como alternativa a tener que quedarse en casa con el pequeño hasta su mejoría.
A menos que haya complicaciones, no es necesario que saque permanente o prolongadamente a su hijo del colegio de preescolar o de la guardería a causa de los repetidos catarros.
Los padres deben saber que no hay curas instantáneas para los resfriados de repetición ni para otras infecciones virales frecuentes y, por supuesto, que los antibióticos no son útiles, a menos que su hijo desarrolle complicaciones tales como sinusitis, otitis o neumonía.
Para finalizar, aunque esta información se proporcione como un criterio general de orientación que no necesariamente se ajuste a cada caso en particular, los resfriados frecuentes no son causados por una dieta inadecuada o por un déficit de vitaminas. Tampoco son "culpables" los acondicionadores de aire ni los propios niños por mojarse los pies o jugar bajo la lluvia. Repitiendo, la mejor época para tener estas infecciones virales y desarrollar inmunidad es, naturalmente, durante la niñez.
En general, los resfriados representan más del 50% de todas las enfermedades agudas con fiebre. Algunos niños son motivo de especial preocupación para sus padres porque tienden a padecer fiebre alta con casi todas sus infecciones respiratorias o bien porque su intestino es más sensible y tienen diarrea con casi todos sus catarros.
La razón principal por la que su hijo presenta todas estas infecciones es que se está exponiendo a virus que son nuevos para él. Y hay, al menos, 150 virus diferentes que pueden causar resfriados. Es comprensible que cuanto más pequeño es el niño, tanto menor será su protección frente a ellos y que si además asiste a una guardería o a un jardín de infancia, estará tambien más expuesto.
La frecuencia de los resfriados se triplica en invierno, porque los niños pasan más tiempo agrupados en lugares cerrados, donde la probabilidad de contagio es mayor. Por otro lado, el humo del tabaco en casa aumenta la predisposición de los niños a los catarros.
Casi todos los padres llegan a preocuparse de que los frecuentes resfriados de su hijo puedan ser la consecuencia de algún padecimiento serio. Sin embargo, un niño con una deficiencia del sistema inmune (con producción inadecuada de anticuerpos o de glóbulos blancos) no experimenta más resfriados que un niño normal. En vez de eso, el pequeño tendría otro tipo de infecciones tales como neumonías o sinusitis de repetición y se restablecería lentamente de ellas. Además, un niño con una enfermedad seria no aumenta de peso de forma adecuada. Incluso, las afecciones repetidas del oído tampoco significan que su hijo tenga un problema serio de salud. Lo único que indican es un drenaje inapropiado de las Trompas de Eustaquio.
Algunos padres se preocupan de que tal vez hayan descuidado de alguna manera a su hijo o que hayan hecho algo incorrecto como para provocar los frecuentes catarros. Por el contrario, el hecho de padecer todos estos resfriados es una parte inevitable del desarrollo y crecimiento del niño. El resfriado ó catarrro común es la única infección que todavía no podemos evitar. Desde el punto de vista médico, los resfriados (sin complicaciones) son una experiencia educativa para el sistema inmune de su hijo.Para encarar el problema de las infecciones virales frecuentes mire, en primer lugar, el lado positivo de las cosas. Por ejemplo, si a su hijo no le falta energía y si está aumentando bien de peso, usted no tiene que preocuparse por su salud. Su hijo es tan sano como cualquier otro niño normal. Los niños superan los resfriados por sí sólos. Aunque usted pueda reducir los síntomas, no puede acortar la duración de cada catarro. El niño saldrá del paso tal como lo hacen los demás. El panorama a largo plazo es bueno. El número de resfriados disminuirá a través de los años, a medida que su hijo produzca una buena provisión de anticuerpos contra los diferentes virus. Para poner las cosas en perspectiva, considere los hallazgos de este estudio: en un día cualquiera, el 10% de los niños tiene resfriados, el 8% tiene fiebre, el 5% tiene diarrea y el 3% tiene otitis.
El requisito principal para que su hijo vuelva a la escuela es que la fiebre haya desaparecido y que los síntomas no sean demasido molestos para él y para sus compañeros de clase; como la tos, por ejemplo. No tiene sentido mantener a un niño en casa hasta que podamos garantizar que ya no esparce virus, porque esto podría requerir 2 ó 3 semanas. Si el aislamiento de las infecciones respiratorias fuera tomado en serio, no quedaría un número suficiente de días, cada año, para educar a los niños. Además, la "guerra bacteriológica" que tiene lugar en las escuelas es prácticamente incontrolable. Casi todos los niños esparcen microbios durante los primeros días de su enfermedad, antes de que parezcan estar enfermos o de que tengan síntomas. En otras palabras, el contacto con las infecciones respiratorias y el posible contagio de sus microbios responsables es inevitable en los ambientes cerrados y de grupo, tales como las escuelas y las guarderías.
Cuando la madre y el padre trabajan, estos resfriados repetidos resultan sumamente inconvenientes y costosos, pues habrá que dejar al niño con otra persona, en tales ocasiones. Por ello, cada vez es mayor el número de programas de guardería que surgen para "niños enfermos" como alternativa a tener que quedarse en casa con el pequeño hasta su mejoría.
A menos que haya complicaciones, no es necesario que saque permanente o prolongadamente a su hijo del colegio de preescolar o de la guardería a causa de los repetidos catarros.
Los padres deben saber que no hay curas instantáneas para los resfriados de repetición ni para otras infecciones virales frecuentes y, por supuesto, que los antibióticos no son útiles, a menos que su hijo desarrolle complicaciones tales como sinusitis, otitis o neumonía.
Para finalizar, aunque esta información se proporcione como un criterio general de orientación que no necesariamente se ajuste a cada caso en particular, los resfriados frecuentes no son causados por una dieta inadecuada o por un déficit de vitaminas. Tampoco son "culpables" los acondicionadores de aire ni los propios niños por mojarse los pies o jugar bajo la lluvia. Repitiendo, la mejor época para tener estas infecciones virales y desarrollar inmunidad es, naturalmente, durante la niñez.
Adaptado de B. D. Schmitt, MD. "Your Child´s Health".