"Los niños aprenden la inteligencia emocional en la vida real, especialmente cuando son jóvenes. Los padres son los primeros tutores de sus hijos en cuanto a la inteligencia emocional se refiere. Evidentemente, los hijos aprenden mucho de sus padres y este aprendizaje les sirve de base a lo largo de la vida. Por tanto, lo mejor que los padres pueden hacer por sus hijos es ser emocionalmente inteligentes.
Por otro lado, los mejores cursos, con profesores especializados en este método educativo, son los que se desarrollan desde muy pequeños. Lo que llamamos programas de aprendizaje emocional y social en Estados Unidos es una manera de educar ayudando, ya desde la primera infancia, a recibir lecciones básicas sobre inteligencia emocional. Este conocimiento les ayudará tanto en la vida como en su futuro trabajo, e incluye la potenciación de la autoconciencia, la autorregulación, la empatía, las habilidades sociales, ... ".
Daniel Goleman
Psicólogo, periodista científico