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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

viernes, 6 de mayo de 2016

¿Empezar de cero?

A una madre recién separada y a un hijo que empieza su nuevo trabajo ...
Juan Manuel Contreras Peso. Pediatra

"Ante cualquier tipo de ruptura, nunca se parte de la nada. Tras el cambio, somos los mismos y con los mismos conocimientos y las mismas experiencias. Solo hay que perder el miedo a readaptarse".
Fernando Trías de Bes

"Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo".
Julio Cortázar

Ante una ruptura con los socios, un despido, un cierre de la empresa, el final de una etapa profesional o una separación, la sensación que se apodera de uno es la de no tener nada. Tener que volver a empezar desde la nada. Pero eso no es del todo cierto. "Cero" es un sensación, una percepción que procede del tren del cual nos hemos bajado y ya no está, de esa soledad que rodea a quién corta el cordón umbilical con una organización, una empresa, un socio o con su pareja.

"Cero" es demasiado.
Porque una persona es también su pasado, su experiencia, sus conocimientos, los criterios adquiridos a través del tiempo y los hábitos y automatismos que precisan una profesión y la propia vida.

Todo lo realizado, todo lo trabajado y todo lo vivido es un activo y va con uno, dentro de la mochila, allá donde viajemos. El filósofo José Antonio Marina afirma que el talento es inteligencia en acción. Y la inteligencia no es solo la capacidad, sino el equipaje adquirido a lo largo de los años.

Empezar de cero es un engaño. Ni es empezar, ni es de cero. Es continuar desde lo que uno es y sigue siendo.

Por tanto, volvamos a definir el significado y el sentido de "un nuevo proyecto o un nuevo reto profesional". Podríamos explicarlo como la forma en que modificamos nuestra red de relaciones con tal de dirigir nuestros conocimientos y nuestra experiencia hacia un nuevo propósito.

Nuestro tejido de conexiones sigue siendo el mismo. El equipaje también. En realidad solo varían dos cosas: el propósito y el modo en que nos vamos a relacionar a partir de ahora con nuestro entorno. La clave está en ese diseño, así como en las posibilidades del nuevo propósito.

Volver a empezar se convierte pues en algo bien distinto: una meta diferente y un nuevo esquema de lazos, uniones y contactos. Una transformación del cómo pero no del qué, el cual sigue inalterado.

Por supuesto que hay dificultades nuevas. Es también cierto que la estructura de ingresos desaparece de momento. Y que el modelo que nos mantenía deja de ser vigente. Pero condicionados por el asombro del momento y el miedo al cambio, confundimos lo que somos con el cargo que ocupamos.

Es como aquel político a quién llamaban ministro y respondió:
-Yo no soy ministro, sino el hombre que ocupa actualmente el cargo de ministro.

En la vida hay momentos difíciles. Es innegable. Pero nunca se parte de cero.


Adaptado de Fernando Trías de Bes. Psicología. EPS 2.066; 22-23.