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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

domingo, 20 de septiembre de 2009

Hábitos infantiles para toda la vida.

¿Hay realmente hábitos que se crean en la primera infancia y que dejan huella para toda la vida?

En la actualidad no sólo podemos saber la respuesta sino que puede afirmarse con certeza.

Los educadores, desde mucho tiempo atrás y con todo el sentido común, vienen insistiendo en que si los padres no dedican unos minutos diarios a leer cuentos a sus hijos pequeños difícilmente podrán adquirir éstos el hábito de la lectura en los años venideros.

Y así, la lista de hábitos sería interminable. Uno más, en este caso, no saludable:

Gracias al estudio del Child, Parent and Health: Lifestyle and Genetic Constitution (Niño, Padres y Salud: Estilo de vida y Constitución Genética) podemos comprobar que existen dos tipos de comportamiento, uno "sedentario y que pica entre comidas" y el otro, que se caracteriza por todo lo contrario, "no sedentario y que consume fibras, legumbres y frutas".

El abuso de la televisión y utilizar mucho tiempo el ordenador pueden ser ejemplos poco saludables para los hijos pequeños que viven en ese ambiente. Es decir, el comportamiento sedentario de los padres, fundamentalmente de la madre, puede influir de manera decisiva en el de sus hijos, desde edades muy tempranas.

En conclusión, al igual que otros muchos hábitos más, saludables o no, los que predisponen a la obesidad pueden ser adquiridos a partir de los dos años de edad y se asocian muy claramente a las características maternas. Adaptado de Gubbels, J.S. et al. J. Pediatr. 2009 Aug; 155(2): 194-8.
www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19394036?

lunes, 14 de septiembre de 2009

Decálogo sobre el buen uso del menor en Internet. Vigile la navegación de los niños.

Evidentemente la utilización de Internet por parte de los niños conlleva un alto riesgo relacionado con el hecho de que el menor decida acceder a páginas cuyo contenido no debiera estar a su alcance. Lamentablemente, tan sólo algunas páginas con imágenes, vídeos o textos para adultos presentan un registro previo para comprobar la edad del visitante y, no obstante, en la mayoría de los casos se puede falsear con facilidad.

Por este motivo, se hace imprescindible controlar las sesiones de navegación de los más pequeños y revisar qué categoría de la dirección se va a visitar para, dependiendo de cada caso, permitir o no su visualización posterior. Del mismo modo, este tipo de control por parte de los padres o tutores tambien genera automáticamente un listado de los sitios visitados, para poder averiguar de manera sencilla qué uso han hecho los niños de la navegación online. Uno de los entornos de seguridad que ofrece este tipo de herramienta avanzada es la versión 2010 de Panda Internet Security.

Por otra parte, el portal pedagógico especializado www.chaval.es con el apoyo de la entidad estatal www.red.es ha publicado un decálogo sobre el buen uso del menor en Internet. Estas son sus directrices:

1. - Control del tiempo total de navegación del menor, con una ubicación para el ordenador utilizado de manera que quede siempre a la vista de los tutores.

2. - Comunicación compartida de la experiencia web, animando al niño a informar sobre todo aquello que le resulte extraño o molesto.

3. - Respeto por el resto de usuarios, manteniendo un buen comportamiento cívico sin ampararse en la comunicación a distancia.

4. - Confidencialidad y protección de la identidad, para no proporcionar en ningún caso datos personales tales como la edad, la dirección o el número de teléfono a través de Internet.

5. - Alerta sobre falsas identidades, para que los niños no quieran conocer en persona a usuarios que puedan no ser quienes aparentan en Internet.

6. - Prohibición de las descargas ilegales, con el fín de incentivar el respeto a la propiedad intelectual.

7. - Compaginar la visita a Internet con otras opciones de ocio, igualmente importantes y satisfactorias para el desarrollo infantil y juvenil.

8. - Supervisión de las direcciones visitadas, por medio del historial de navegación o con la ayuda de programas especializados.

9. - Instalar un control fiable por parte de los padres y tutores, que pueda restringir una parte de las páginas disponibles en Internet y, además, proporcionar el necesario nivel de seguridad.

10. - Avisar ante cualquier indicio de actividad ilegal a organismos policiales especializados, como el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil (www.gdt.guardiacivil.es ).

sábado, 29 de agosto de 2009

Fracaso escolar. Sí queda algo más que decir.

Dentro de unos días, coincidiendo con el inicio de un nuevo curso escolar, los medios de comunicación volverán a hablarnos del fracaso escolar. Puede que alguno de nosotros lo sufra -ojalá no-, como suele decirse, en sus propias carnes. Y es que el fenómeno no es, desde luego, una simple anécdota. España tiene el dudoso honor de ser el segundo país de la Unión Europea con mayor tasa de fracaso escolar, después de Portugal. En España, el 32% de los alumnos de enseñanza media repite curso, el 48% no supera el bachillerato y el abandono de los estudios universitarios ronda el 50%. Estas cifras, como puede comprobarse, son muy llamativas.

El propio término "fracaso escolar" es digno de reflexión. La palabra "fracaso", llena de connotaciones negativas, parece muy alejada de lo que se supone que ha de ser la infancia. Por contra, la palabra "niño" está llena de resonancias positivas. Un niño es un proyecto, una ilusión en marcha, y lo peor que le puede ocurrir a todo proyecto es que se trunque, esto es, que fracase.
Por eso, la palabra "fracaso", tan adulta y tan triste, nos choca enormemente cuando se aplica al mundo infantil.

Las causas que pueden motivar el fracaso infantil son muy variadas, e incluyen diversos factores, tanto orgánicos, como intelectuales, emocionales, incluso nutricionales. Entre los primeros cabría destacar, además de otras alteraciones específicas del aprendizaje, el trastorno por déficit de atención -con o sin hiperactividad- y los trastornos del espectro autista. Entre los segundos, no olvidemos a los niños superdotados. Dentro de los emocionales, tienen mayor relevancia la depresión, la ansiedad y la baja autoestima. Y no pasemos por alto otra causa: muchos niños acuden al colegio, aún casi dormidos, sin desayunar, hecho que no beneficia en absoluto su rendimiento académico. En este sentido, el Ministerio de Sanidad y Consumo está haciendo una campaña para potenciar el hábito de desayunar de forma saludable.

Pero aún quedan más factores que tambien preocupan a los educadores, padres y pediatras. Posiblemente, los más significativos sean socio-culturales. Por ejemplo, estudiar implica esfuerzo, aunque después pueda llegar a ser interesante e, incluso, divertido. Pero, para ello, el niño debe empezar por motivarse, pararse, sentarse y ... detenerse a estudiar. Sin embargo, la mayoría de los niños de nuestro tiempo se ha educado en las "virtudes de la velocidad". Muchos padres lo hacemos casi todo deprisa: llevamos a nuestros hijos al colegio forzando el paso, incluso a las actividades extraescolares -música, deporte, informática, etc.-, y a la compra sin perder ni un minuto, ... Después jugamos con ellos "a toda pastilla" (unos instantes, claro, pues enseguida han de cenar y acostarse temprano). Y quién no ha pensado en voz alta alguna vez en hacer una rápida fortuna para poder permitirse el lujo de quitarse de encima hipotecas y préstamos, "a la voz de ya"? Además, casi todos los modelos de referencia de nuestros hijos, que son los que a diario ven en televisión, se han convertido en ídolos de masas ... y no precisamente estudiando.

Aún así, queremos que nuestros hijos estudien, que se esfuercen, que razonen, que memoricen, ... "que calienten sus codos". Pero no nos damos cuenta del mensaje que, a través de los medios de comunicación, les estamos dando. Puede que sean más vulnerables que nosotros, y que lloren o se encaprichen de vez en cuando. Pero tienen ojos y oídos, picaresca suficiente, toda la intuición del mundo y más.

De todas maneras, no se trata de dramatizar ni de dar una visión catastrofista del futuro de nuestros niños, en su mayoría, sanos, activos, estupendos y estudiosos. Pero pueden ser víctimas, por un lado, de nuestra permisividad y, por otro, de nuestra eterna falta de tiempo para atenderlos cuando más nos necesitan. Mientras tanto van creciendo en un mundo que idolatra el tiempo de ocio y que espera con impaciencia la evasión física y mental que, durante los días de vacaciones, aparque la rutina.
Y encima nos extraña que no estudien! Adaptado de I. Carabaño Aguado, Pediatra y M.C. Aguado González, Profesora I.E.S. Rev. Pediatría Atención Primaria, 2007. 9: 201-203.

domingo, 16 de agosto de 2009

Consumo de agua de pozos particulares y riesgos para los niños.

Los pozos excavados y los perforados a percusión suelen ser la fuente de agua en las casas de campo o en los campamentos de verano.

La composición química del agua de pozo varía con la región, formación geológica y contaminación medioambiental, y puede ser beneficiosa, perjudicial o simplemente indeseable. Por ejemplo, cierta cantidad de flúor es deseable, mientras que el hierro es indeseable. Muchas otras sustancias químicas, algunas de las cuales son potencialmente tóxicas, pueden contaminarla y se atribuye su presencia a la composición del terreno y a los vertidos de la explotaciones agrícolas o industriales. Las más frecuentes son las sustancias orgánicas, los plaguicidas y los fertilizantes. La presencia de nitratos es particularmente problemática para los lactantes. El calcio y el carbonato magnésico aumentan la dureza del agua, aunque el agua dura no es tóxica.

Los microorganismos, incluidos bacterias, virus, hongos y parásitos, pueden contaminar el agua subterránea que abastece los pozos y su principal origen es la materia fecal de aguas residuales, procedente de seres humanos y animales. La forma más habitual de detectar contaminación por heces es el análisis del agua del pozo en busca de "bacilos coliformes". Es importante tener en cuenta que la ausencia de estos coliformes es una buena evidencia pero no absoluta de la ausencia de contaminación fecal.

Cuando los resultados del análisis confirman la contaminación bacteriana, el pozo debe ser tratado. La primera medida es examinar el pozo para garantizar que no tiene defectos estructurales que puedan favorecer la contaminación y a continuación debe efectuarse una "cloración de choque", utilizando concentraciones de cloro de 100 a 400 veces la cantidad presente en los suministros de agua municipales. Las demás medidas de tratamiento requieren los servicios de un profesional experto en potabilización del agua doméstica (para conocer la lista actual de contaminantes del agua de bebida, véase: www.epa.gov/safewater/mcl.html).

Por supuesto, hervir, durante al menos durante 1-3 minutos, el agua de pozo no examinada y los sistemas de filtración en el grifo puede reducir el riesgo de adquisición de microorganismos.

Las autoridades deben proporcionar acceso a la información sobre las condiciones del agua subterránea local y, para aquellas viviendas cuyo suministro de agua de bebida es un pozo particular, exigir un exámen para coliformes, nitratos y cualquier contaminante de preocupación a nivel local cuando sean vendidas. Los resultados deben, asímismo, estar disponibles para el comprador antes de cerrar la operación.

Los pediatras deben preguntar si la familia bebe agua de un pozo particular en su finca, cuando está de vacaciones, cuando viaja, en los colegios, guarderías o campamentos de verano. Esto es particularmente importante para las familias con niños muy pequeños.

Por último, y sirva de ejemplo, en lo que respecta a exámenes ocasionales, los pediatras, ante una concentración sanguínea elevada en plomo en un niño que vive en una vivienda con pozo privado, debe requerir un análisis en busca de plomo en el agua del pozo. Incluso, en algún momento de la valoración de una enfermedad insólita o desconocida debe considerarse la posibilidad de contaminación del agua del pozo. Adaptado de Michael T. Brady, MD. y cols. Comités de Enfermedades infecciosas y de Salud Ambiental. Pediatrics (Ed esp). 2009;67(6):363-9.

miércoles, 29 de julio de 2009

Celiaquía: cumplimiento de la dieta sin gluten.

En este estudio, O. Jadresin y sus colaboradores del Hospital Universitario Infantil de Zagreb (Croacia) insisten en que una dieta exenta de gluten (DEG) es clave para el desarrollo normal de los niños celíacos y para evitar complicaciones, como trastornos inmunitarios, osteopenia y linfoma de intestino delgado. Por ello, los autores estudian la actitud de los niños celíacos y la de sus padres respecto a la DEG, el efecto de la dieta sobre su desarrollo físico, la aparición de síntomas y la presencia de complicaciones.


En el trabajo se incluyen 71 niños diagnosticados de celiaquía, cuya edad media es de 12 años; se les realiza un seguimiento durante 9 años analizando peso, altura, presencia de anemia y anticuerpos antiendomisio. Asímismo, los pacientes responden a una encuesta sobre los síntomas más frecuentes de celiaquía (dolor abdominal, diarrea, anorexia, etc.), el cumplimiento de la DEG, su actitud hacia la dieta y la frecuencia de visitas al médico.


Según las encuestas realizadas, dividen a los niños en 3 grupos comparables: 42 pacientes que siguen una DEG estricta (grupo A), 19 pacientes que ingieren pequeñas cantidades de gluten (grupo B) y 10 pacientes que no siguen dieta alguna (grupo C).


Los resultados obtenidos son similares a los ya conocidos: se estima que entre un 30 y un 50% de los celíacos no siguen la DEG de forma estricta. La actitud hacia la DEG es muy variable ya que para los niños cumplidores, la dieta no supone un problema, mientras que los no cumplidores consideran que la DEG empeora su calidad de vida. Por ello, los investigadores indican que es necesario un mayor acceso de estos niños a menús sin gluten en escuelas y restaurantes, mayor información sobre la celiaquía y un seguimiento especial de los pacientes con dificultades para cumplir la dieta sin gluten.


Por otro lado, los niños celíacos con DEG estricta presentan un mayor índice de masa corporal, hecho que podría explicarse por una adaptación de la mucosa intestinal sana que permitiría un crecimiento correcto, por la presencia de períodos libres de enfermedad durante las épocas críticas del crecimiento o, incluso, por una mayor frecuencia de sobrepeso en los niños con dieta sin gluten al ingerir más proteinas y grasas.


Se ha demostrado que la anemia ferropénica es frecuente en pacientes celíacos que no siguen una DEG debido a malabsorción de hierro o bien a pérdidas ocultas de sangre en heces.


Los anticuerpos antiendomisio tienen una alta sensibilidad y especificidad para diagnosticar una celiaquía activa; sin embargo, su papel para el seguimiento y evolución parece ser limitado ya que son negativos en hasta dos tercios de pacientes que ingieren pequeñas cantidades de gluten.


Es importante destacar tambien que la mayoría de los niños de este estudio, ingieran o no gluten, refieren pocos síntomas y que, probablemente por el corto período de seguimiento, se han encontrado pocos trastornos asociados a la celiaquía, tales como talla baja.

Como conclusión, casi la mitad de los niños celíacos no siguen una dieta exenta de gluten (DEG) de forma estricta, aunque presenten pocos síntomas. Por tanto, es necesaria una actitud activa en el seguimiento de estos pacientes pues tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones en el futuro. Tomado de Jadresin O, Misak Z, Kolacek S y cols. Compliance with gluten-free diet in children with coeliac disease. J Pediatr Gastroenterol Nutr 2008; 47: 344-348.

miércoles, 15 de julio de 2009

MP3 y sordera en adolescentes. Prevención.

Con la masiva popularización de los reproductores portátiles MP3 ha aumentado espectacularmente la exposición a sonidos a gran volumen. Estudios recientes informan de un creciente número de adolescentes y adultos jóvenes con alteraciones de la audición tales como distorsión, acúfenos y sordera. Se estima que hasta un 15% de los universitarios tiene un grado de sordera igual o superior a sus padres, que se cree causado principalmente por oír música a gran volumen.

Evidentemente los principales implicados en la prevención de la sordera son los adolescentes, pero los expertos no creen que la mayoría de los jóvenes vayan, por ahora, a limitar el volumen, la duración o la frecuencia de exposición a la música a gran volumen. Además, esto concuerda con la opinión de los propios adolescentes.

Ante todo, para que la educación sanitaria pueda resultar útil, hay que hacerles saber, con los mejores recursos disponibles, los riesgos de sordera por la utilización inadecuada de MP3.

Sin duda, los fabricantes de reproductores MP3 tambien deben calificarse como responsables de la prevención de la sordera en adolescentes y, asímismo, las autoridades podrían recomendarles la elaboración de productos más seguros. Todos los reproductores deberían estar dotados de un limitador de ruido. Por tanto, es posible que valga la pena una legislación al respecto.

Por último, tambien se considera relevante que los padres garanticen el empleo de auriculares seguros, en la medida de lo posible. Sin embargo, los expertos de nuestro de estudio creen que los padres (como sus hijos) desconocen realmente los riesgos de la música a gran volumen. Es evidente que ellos tambien deben ser rigurosamente informados en el futuro. Adaptado de Ineke Vogel, MSc y cols. Pediatrics (Ed esp). 2009;67(5):269-74.

lunes, 22 de junio de 2009

Peso de chicas adolescentes: internet, sueño y alcohol.

En este estudio se ha valorado la influencia del uso de internet, la falta de sueño y el consumo de alcohol en el aumento de peso de chicas adolescentes.

Está ampliamente demostrado que durante las últimas décadas es más frecuente que las chicas adolescentes tengan sobrepeso. La rapidez del aumento de esta frecuencia sugiere la relación con factores ambientales.

En el presente trabajo se incluyen 5502 adolescentes que en el año 2001 contaban entre 14 y 21 años de edad y que habían respondido durante el último año a las preguntas dirigidas a conocer el tiempo que habían invertido en internet, en dormir y en el consumo de bebidas alcohólicas (se han excluido las adolescentes embarazadas y las fumadoras, quedando una muestra final de 4427).

La investigación revela los siguientes resultados: las adolescentes que usaron más tiempo internet (más de 16 horas semanales), las que durmieron menos (menos de 5 horas por noche) y las que consumieron más alcohol (más de dos bebidas alcohólicas por semana) ganaron significativamente más peso. Todo ello puede representar, por ejemplo, para una adolescente de 19 años, de peso y talla media, un aumento de 1,8 kg. de peso al año.

Los autores recalcan que aunque los efectos estimados parezcan pequeños, son acumulables en el tiempo y pueden llegar a ser clínicamente importantes si los comportamientos se mantienen a medida que las adolescentes se aproximan a la edad adulta. Adaptado de Berkey CS, Rockett HRH, Colditz GA. J Pediatr 2008; 153: 634-639.

domingo, 31 de mayo de 2009

"Un cachete a tiempo".

Una original e inesperada medida legislativa eliminó a finales de 2007 dos artículos del Código Civil que concedían a los padres la potestad de "corregir razonable y moderadamente" a los niños. Según los legisladores, se pretende así prevenir el maltrato infantil por parte de padres y educadores. Desde un punto de vista práctico, queda desautorizada la cobertura legal del cachete.

Esta medida parece dejar a los padres sin potestad para reprender a sus hijos -con o sin cachete-. Es decir, con la sana intención de "prevenir el maltrato infantil" se ha elegido, erróneamente, la opción de suponer que los padres en su labor educativa iban a recurrir a métodos que atentaran contra la seguridad de sus propios hijos.

El argumento de que "frente a la corrección debe imponerse el respeto" suena bien pero, pensando con el sentido común de padres normales, no se tiene en pie si consideramos la cantidad de circunstancias implicadas en la imprescindible regulación de la conducta de un niño.

Padres, profesores y pediatras son testigos de lo que se puede calificar como progresiva mala educación de niños y adolescentes. Un ejemplo: la experiencia del Dr. Benjamín Spock. Este pediatra norteamericano, de enorme popularidad e influencia, autor del libro "Baby and child care", traducido a más de 30 idiomas y con más de 50 millones de ejemplares vendidos, propuso la más absoluta permisividad en la educación del niño. Su insistencia en el cariño en vez de la disciplina condicionó enormemente la actitud de la sociedad del mundo occidental ante la infancia durante la segunda mitad del siglo XX. El resultado: una generación de jóvenes maleducados. El comportamiento radical de los jóvenes de los años sesenta y el desastre del movimiento hippy obligaron al Dr. Spock a revisar su posición hasta el punto de manifestar que "los niños necesitan normas y los padres tienen derecho a ser respetados".

Por tanto, una disciplina con sentido común es compatible con el cariño. Es importante que se vea como enseñanza y no como castigo: el niño se va a sentir más seguro y aprenderá a diferenciar entre lo que es correcto y lo que no. Y un afectuoso cachete a tiempo tambien puede ser, alguna vez, de gran ayuda. Adaptado de Dr. Carlos Marina López, pediatra y profesor de la Universidad Europea de Madrid. Pediatría Integral. 2009. Vol. XIII, núm. 2; 177.



miércoles, 13 de mayo de 2009

Sabemos hablar con los niños ?

"La distancia más corta entre el hombre y la verdad es un cuento"
(Anthony de Mello)

Cuando mi hija empezaba a leer, un día me preguntó: -papá, ¿qué es ser generoso?
Se lo intenté explicar lo mejor que pude. Le contesté que consiste en dar a los demás, en compartir las cosas, en no quererlo todo para tí ...
Mientras se iba corriendo a jugar, me dijo que lo había entendido, pero unas semanas después volvió a preguntarme: -papá, ¿qué era lo de generoso?
Batalla perdida, pensé. Quizá lo entendió en su momento, pero ya lo había olvidado. Así que esta vez probé de otra manera: le conté una breve historia de su abuela, como ejemplo de generosidad. Escuchó atentamente con los ojos abiertos como platos mientras sonreía. Esta vez sí noté que lo había comprendido y que probablemente lo recordaría para siempre.

Como adultos, estamos acostumbrados a comunicarnos mediante explicaciones. Y, por extensión, las utilizamos tambien con los niños. Pero la mente infantil es poco sensible a este método. A los niños les cuesta entrar en el significado de los conceptos, y aunque los puedan entender, los olvidan rápidamente. Por eso tenemos que repetirles doscientas veces las cosas para que las asimilen. En realidad, no les interesa nada lo que les decimos.

Pero comunicarnos con los más pequeños no es tan difícil. Exige solamente cambiar las explicaciones por los símbolos, es decir: las historias y los cuentos. Por ejemplo, podemos explicarle a un niño veinte veces la necesidad de comer verduras. Ni lo quiere comprender ni le interesa. Pero una buena historia, con un héroe que se alimenta de verduras (al más puro estilo de Popeye y sus espinacas) calará mucho más, captará mejor la idea y no la olvidará tan fácilmente.

Cuando contamos un cuento a nuestro hijo pequeño, además de educarlo o enseñarle algún concepto, obtenemos otro beneficio: establecemos con él un fuerte vínculo de cariño y, de alguna manera, nosotros mismos acabamos siendo parte la historia. El cuento tendrá la fuerza que le demos con nuestra particular manera de contarlo. Eso genera mucha complicidad con los pequeños, que querrán que les repitamos el cuento una y otra vez, exactamente con las mismas palabras y con la misma entonación, con los mismos gestos; sólo para disfrutar del momento. Es exactamente igual a lo que nos pasó a nosotros de pequeños con los cuentos de nuestros padres y que esperábamos con impaciencia cada noche.
La mente infantil es especialmente sensible a la fantasía. Y lo que es más importante, como son muy listos, son perfectamente capaces de conectar esa fantasía a la vida real. Es decir, aprenden de un cuento porque el niño se lo imagina, lo relaciona con su propia vida. Además, las historias y los cuentos mueven emociones. Eso es algo que difícilmente se consigue con una explicación. Y mover sentimientos es una clave esencial para el recuerdo. No sólo en los niños, sino tambien en los adultos. Las cosas que sólo se entienden, se olvidan. Las que se sienten, se recuerdan para siempre. Adaptado de Ferran Ramon-Cortés. El País Semanal. 2009, núm. 1700;28-30.

viernes, 1 de mayo de 2009

La telepediatría, cada vez más cerca.

En el último Congreso Nacional de Pediatría (Tenerife, 16 de octubre de 2008), se ha presentado, por primera vez, una sesión dedicada al presente y futuro de la telepediatría.
Las tecnologías de la información y la comunicación están permitiendo, gracias a la calidad de la transmisión de imágenes y sonido, que para la atención médica no siempre sea necesaria la presencia del médico y el paciente en un mismo lugar. Es posible, por tanto, que niños y adultos puedan llegar a ser examinados, diagnosticados y tratados por una medicina de alta calidad, a miles de kilómetros de distancia, gracias a la telemedicina. Esta nueva "especialidad médica" será particularmente útil, asímismo, para zonas rurales o de difícil acceso.

La telemedicina se basa en el aprovechamiento y combinación de las telecomunicaciones y las ciencias informáticas, capaces de transmitir vídeo, audio, imágenes y documentos. Para el funcionamiento de un sistema de estas características, se requieren equipos capaces de comunicarse (videoconferencia) y un medio de comunicación seguro (red dedicada).

Además, no cabe duda que esta nueva forma de ejercer la medicina supondrá una relación mucho más directa y cotidiana entre los médicos de atención primaria y los especialistas hospitalarios. El éxito de la implantación de los sistemas de telemedicina estará relacionado con el modelo adecuado y bien adaptado, para evitar el rechazo por parte de los médicos.

Evidentemente, los pediatras, a través de internet, tienen acceso a herramientas que mejoran su formación, localizadas en web pediátricas. Sin embargo, podrán ir más allá. Por ejemplo, están apareciendo nuevos programas que permiten videoconferencias gratuitas o de bajo coste, que son muy útiles para ir adaptándose a un mundo nuevo. Los programas SighSpeed (www.sighspeed.com/es) y muy especialmente ooVoo (www.oovoo.com/es) son excelentes. Tomado de Dr. S. García-Tornel. Pediatría Integral. 2009. Vol. XIII, núm. 2; 175.

martes, 7 de abril de 2009

Autismo y medio ambiente: una nueva oportunidad para la investigación.

El trastorno del espectro autista (TEA) es un complejo trastorno del desarrollo neurológico que suele diagnosticarse en niños antes de los tres años de edad. Sus características distintivas son el deterioro de las relaciones sociales, de las habilidades para el lenguaje y el juego imaginativo, junto con una tendencia hacia diversos tipos de actividades repetitivas e intereses fijos.

En la actualidad, aún no se conoce por completo cuál es su causa; no obstante, hoy día un número cada vez mayor de pruebas sugieren que el entorno podría desempeñar un papel significativo desencadenando el trastorno, probablemente no por sí solo sino a través de una relación compleja con la predisposición genética. Es decir, una gran variedad de factores medioambientales, tales como sustancias químicas y agentes infecciosos, pueden tener un impacto en el desarrollo y progresión del autismo.

En un sondeo reciente, efectuado por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades se estimó que uno de cada 150 niños norteamericanos presenta un trastorno del espectro autista y otros relacionados, como el síndrome de Asperger. Este número es espectacularmente más alto que las estimaciones de los años ochenta y noventa, aunque algunos investigadores creen que el aumento no refleja la incidencia real, sino que se debe en parte a una mayor precisión en su notificación y definición clínica.

Puesto que el autismo no es uno sólo sino que consiste en muchos síndromes diferentes, tanto la investigación como la asistencia clínica apropiada deben organizar a estos niños en categorías separadas partiendo de sus características propias y de su respuesta a los tratamientos. Además, la mejora de los instrumentos diagnósticos permitirá analizar la evolución en el tiempo y comparar a los niños de diferentes entornos. Así pues, se incluirían tambien los niños que estuvieron expuestos prenatalmente a enfermedades infecciosas o toxinas medioambientales. La exposición puede evaluarse de diversas formas; por ejemplo, las sustancias químicas que aparecen con el tiempo, con sensores medioambientales y dosímetros personales.

Y como las tecnologías son cada vez más potentes y sensibles hasta el punto de que resulta fácil examinar miles de sustancias a la vez, algunos investigadores proponen que la mejor opción es una búsqueda de "todos los agentes" en vez de prestar atención tan sólo a los que parezcan estar relacionados.

Todavía queda un largo camino para disponer de tratamientos más eficaces y aunque sólo es el principio, se ha logrado un hito importante en el desarrollo de un programa para investigar el impacto del entorno o del medio ambiente en el autismo. Adaptado de B.M. Altevogt, PhD y cols. Pediatrics (Ed esp). 2008;65(6):314-9.

domingo, 29 de marzo de 2009

El humo de "tercera mano", fumar tabaco en casa y salud infantil.

Si al humo que respira el fumador pasivo se le llama humo de "segunda mano", el tabaco de "tercera mano" es la contaminación ambiental por el humo residual de tabaco que permanece después de apagar el cigarrillo y los niños están tambien especialmente expuestos a respirarlo.

El objetivo de este estudio fué valorar la opinión de los adultos sobre este asunto y comparar la de los que fuman y los que no. Los datos se recogieron mediante una encuesta telefónica a nivel nacional desde septiembre a noviembre de 2005, marcando números al azar. Con las preguntas de esta rigurosa encuesta se valoró hasta qué punto estaban de acuerdo las personas encuestadas con la afirmación de que respirar aire en una habitación hoy donde ayer fumó gente puede dañar la salud de los niños.

El resultado fué que de las 1510 personas que completaron correctamente la encuesta, el 62,5% de los no fumadores, frente al 43,5% de los fumadores, estaba de acuerdo en que el humo de tercera mano perjudicaba la salud infantil.

Finalmente, como no hay un nivel seguro de exposición al humo de tabaco, insistir en que el humo de tercera mano daña tambien la salud de los niños puede ser un elemento importante para animar a establecer la prohibición de fumar en casa y en el coche. Adaptado de Jonathan P. Winickoff, MD, MPH y cols. Pediatrics. 2009;123:e74-e79.
URL: www.pediatrics.org/cgi/doi/10.1542/peds.2008-2184

domingo, 22 de marzo de 2009

A los quinceañeros que prometen mantenerse vírgenes.

El gobierno de Estados Unidos invierte cada año más de 200 millones de dólares en programas de promoción de la abstinencia. En este estudio se ha comparado la actividad sexual de los adolescentes que prometen mantenerse vírgenes y los que no. Todos los sujetos, unos y otros, corresponden a una muestra nacional representativa de estudiantes que, cuando fueron entrevistados en 1995, nunca habían mantenido relaciones sexuales y tenían más de 15 años de edad.

Cinco años después de la promesa, el 84% de los que la habían hecho negaron haber hecho nunca tal promesa y al comparar los que la hicieron y los que no, el resultado fué que no se encontró ninguna diferencia en cuanto a relaciones sexuales y enfermedades de transmisión sexual, entre unos y otros. Además, cuando se volvieron a comparar ambos grupos, el número de individuos que utilizó preservativo y control de natalidad fué menor en el grupo de los que sí habían hecho la promesa.

En conclusión, la conducta sexual de los jóvenes que prometieron mantenerse vírgenes no difiere de la de los que no lo hicieron, presentando los primeros menor probabilidad de protegerse a sí mismos del embarazo no deseado y de las enfermedades de transmisión sexual. Por tanto, los médicos deberían proporcionar más información sobre el control de natalidad a todos los adolescentes, especialmente a los que prometen mantenerse vírgenes. Adaptado de Janet Elise Rosenbaum, PhD, AM. Pediatrics. 2009;123:e110-e120.
URL: www.pediatrics.org/cgi/doi/10.1542/peds.2008-0407

La vacunación alternativa del Dr. Bob: otro problema más para los pediatras.

En Octubre de 2007, el Dr. Bob Sears, en respuesta a las crecientes preocupaciones de los padres sobre la seguridad de las vacunas, publicó El libro de la vacunación: tomar la decisión correcta para su hijo. Este libro es enormemente popular y se han vendido ya más de 40.000 ejemplares.
Sears incluye "la pauta de vacunación alternativa del Dr. Bob", una fórmula por la cual los padres pueden retrasar, suspender, separar o espaciar las vacunas.

Los pediatras se enfrentan ahora a muchos padres que insisten en que sus hijos reciban las vacunas según la pauta de Sears, en lugar de seguir la recomendada por la Academia Americana de Pediatría, los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades y la Academia de Médicos de Familia.

En este artículo, sus autores examinan los motivos de la popularidad del libro de Sears, destruyen la base de sus recomendaciones y describen cómo la mala interpretación de la ciencia de las vacunas que ha hecho Sears desinforma a los padres que tratan de tomar las mejores decisiones para sus hijos. Adaptado de Paul A. Offit, MD. y Charlotte A. Moser, BS. Pediatrics. 2009;123:e164-e169.
URL: www.pediatrics.org/cgi/doi/10.1542/peds.2008-2189

domingo, 15 de marzo de 2009

Adolescentes con sobrepeso y actitud de los padres.

En este estudio se revela que no siempre que los padres reconocen que sus hijos tienen sobrepeso (comparados con los padres que muestran más dificultad para aceptarlo) hay más probabilidad de que se adopten, en el hogar, conductas útiles tales como: tener en casa más frutas y verduras, menos dulces y comidas rápidas, ver menos la televisión durante la cena, comer más a menudo en familia, etc.

En cambio, cabe tambien la posibilidad de que los padres, preocupados por el sobrepeso de su hijo adolescente, puedan incluso llegar a presionarlo de alguna forma para ponerse a dieta, lo que supone una peor evolución del peso al cabo de 5 años, especialmente en las muchachas.

En conclusión, es frecuente que el reconocimiento por parte de los padres del sobrepeso del niño no se traduzca en adoptar actitudes adecuadas, sino que puede llevar a otras que no sean saludables, como estimularlo a que se someta a una dieta de adelgazamiento. Por tanto, en vez de centrar la atención exclusivamente en el peso, puede ser mucho más importante dirigir los esfuerzos para ayudar a los padres a mantener un ambiente familiar que apoye la comida sana, el ejercicio físico y una situación de bienestar. Adaptado de Dianne Neumark-Sztainer, PhD y cols. Pediatrics. 2008;121:e1495-e1502.

sábado, 28 de febrero de 2009

"Otras medicinas" en pediatría.

Existen diversas razones para el uso creciente de otras medicinas que no forman parte de la medicina convencional, tambien llamada biomedicina occidental. Muchos de los usuarios refieren que no siempre es como consecuencia de que se sientan insatisfechos con la medicina convencional, sino, en buena parte, porque consideran estas alternativas más acordes con sus propios valores y creencias ante la salud y la vida. Los motivos que los padres exponen cuando la solicitan para su hijo incluyen tambien: el temor a los efectos secundarios de los fármacos, la falta de satisfacción con la medicina convencional y la necesidad de una mayor atención personal.

Alrededor de un 20-30% de los niños sanos, visitados en las consultas de pediatría, utilizan medicinas complementarias o alternativas, junto con la asistencia convencional. Este hecho destaca la importancia de que los pediatras tengan clara la necesidad de mantener una relación abierta y respetuosa con las familias, al igual que una buena comunicación con ellas.

Muchos médicos de atención primaria, incluidos los pediatras, recomiendan medicinas complementarias o alternativas y muestran su deseo de tener más formación adicional sobre ellas. Los temas de mayor interés incluyen las plantas medicinales, la homeopatía y la acupuntura.

Cuando se plantea la integración de estas medicinas en pediatría, la primera guía a seguir, desde el punto de vista ético, es buscar información, basada en evidencia científica, acerca de que sean fiables, seguras y eficaces. Por tanto, si una medicina es segura y efectiva, el pediatra está obligado moralmente a recomendar su uso al igual que haría con cualquier otro tratamiento de la medicina convencional. Por otro lado, si una medicina no conlleva riesgo alguno y la familia manifiesta la intención de usarla, el nivel de evidencia necesario para valorar su eficacia puede tener menos importancia, en particular cuando es probable que otros fármacos de la medicina convencional tampoco sirvan para nada.

En todo caso, el concepto de "ante todo no perjudicar" es imprescindible en toda práctica clínica y los médicos deben tener en cuenta siempre los cuatro principios básicos de la ética biomédica: respeto por la autonomía del paciente, no hacerle daño, anteponer su bienestar y ser imparcial a la hora de proporcionarle la asistencia esencial. Adaptado de K. J. Kemper, MD. y cols. Pediatrics (Ed esp). 2008;66(6):387-99.

sábado, 31 de enero de 2009

Anginas y vegetaciones.

Cuando un niño tiene inflamación de las amígdalas se dice que tiene anginas. Las anginas y la inflamación de las vegetaciones o adenoides son motivos muy frecuentes de consulta en pediatría. Hasta hace relativamente poco tiempo, la extirpación quirúrgica de unas y otras era considerada como una solución alternativa al tratamiento médico, incluso más eficaz y, por supuesto, definitiva.

Las amígdalas y las adenoides pertenecen al sistema linfático y, por tanto, producen anticuerpos para combatir las infecciones de la garganta y de la nariz. Es decir, tienen el propósito de limitar y detener el avance de la infección, evitando que se extienda al cuello o alcance la corriente sanguínea.

Las siguientes no se consideran ya, en la actualidad, razones para justificar la operación de amígdalas o adenoides:

- Amígdalas "grandes". Las amígdalas grandes no significa que sean "malas" o que estén infectadas. Durante la infancia, las amígdalas son normalmente grandes (se dice que tienen hipertrofia fisiológica). Pueden, incluso, seguir aumentando su tamaño hasta los 8-10 años de edad. Después, espontáneamente y de forma progresiva, van disminuyendo, como lo hace el resto de los tejidos linfáticos del organismo. Se consideran realmente grandes cuando se tocan entre sí.

- Faringitis y resfriados virales de repetición. La extirpación de las amígdalas y de las adenoides no disminuye las frecuentes infecciones virales de las vías respiratorias altas durante la primera infancia. La mayoría de estas infecciones son prácticamente inevitables a esta edad. Con el paso del tiempo, el niño va desarrollando su inmunidad a estos virus y, por ello, padecerá un menor número de ellas cada invierno.

- Faringitis bacteriana recurrente. Es decir, los niños que padecen frecuentes anginas causadas por el estreptococo tampoco mejoran con la operación. Un adecuado tratamiento antibiótico puede erradicar, casi siempre, los estreptococos de la faringe.

- Otitis recidivantes. La extirpación de las adenoides no disminuye la frecuencia de las infecciones de oídos o la acumulación de mucosidad en el oído medio. Las otitis medias repetidas responden, generalmente bien, a los antibióticos indicados. La persistencia de moco puede precisar la colocación de tubos de ventilación y drenaje en los tímpanos.

- La falta de apetito, las convulsiones febriles o el mal aliento no van a mejorar con la operación de amígdalas o adenoides. En realidad, hay pocas cosas en medicina de las que no se haya culpado, alguna vez, a las amígdalas o a las vegetaciones adenoideas.

Sin embargo, tambien es cierto que algunas veces hay razones válidas para valorar la necesidad de extirpar las amígdalas o las adenoides:

- Respiración persistente por la boca. Es decir, cuando un niño, incluso sin estar resfriado, tiene un tamaño tan grande de las adenoides como para impedirle que pueda respirar normalmente por la nariz.

- Ronquidos intensos. Cuando el tamaño de las vegetaciones sea la causa, deben ser extirpadas. En los casos severos, los ronquidos están asociados a retracciones de los espacios entre las costillas (tiraje) y se interrumpen por episodios de falta de respiración (apnea del sueño).

- Alteraciones del habla. La voz del niño puede amortiguarse si las amígdalas son muy grandes, o puede volverse hiponasal (sin resonancia) si son las adenoides las que están demasiado grandes.

- Dificultades persistentes para la deglución. Cuando las amígdalas parecen estar tocándose entre sí y el niño tiene problemas al tragar.

Es evidente que esta información debe aceptarse, en general, como un criterio de orientación y que los padres, consultarán, si procede, cada caso en particular.

Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

sábado, 24 de enero de 2009

"Nuestro hijo moja la cama": enuresis nocturna.

Cuando un niño moja la cama se dice que tiene enuresis nocturna. Es decir, se trata de la emisión involuntaria de orina durante el sueño. Este problema es tan común que afecta al 40% de los niños de 3 años de edad, al 10% de los que tienen 6 años y al 3% de los que tienen 12 años. En general, se considera normal hasta los 5-6 años de edad.

La enuresis nocturna, con frecuencia, es hereditaria. Sin embargo, en la mayoría de los niños que no pueden contener la orina durante la noche no se encuentra ninguna causa física o trastorno relevante. Además, los problemas psicológicos o emocionales no causan la enuresis, sino que éstos pueden aparecer si la misma no recibe el tratamiento adecuado.

Cuidado en casa de un niño de cualquier edad con enuresis nocturna:

- Procure que su hijo tome poco líquido durante las 2 horas antes de acostarse y recuérdeselo con benevolencia, pero no discuta con él por unos tragos de agua.

- Si su hijo orina a menudo, debe estimularlo para que orine con menor frecuencia, pero no convierta ésto en una disputa. Aliente a su hijo para que, durante el día, retarde la micción. No le recuerde que vaya al baño, excepto a la hora de acostarse. El niño debe empezar a dormir con la vejiga vacía.

- Aunque es difícil, puede intentar que su hijo se levante a orinar durante la noche. Algunos niños, incluso de edad preescolar, llegan a aprender si, a la hora de acostarse, los padres le susurran, con frecuencia, que traten de levantarse si se dan cuenta de que tienen ganas de orinar. Por supuesto, si los padres los despiertan, no aprenderán a hacerlo por sí mismos.

- No debe mostrar a su hijo cara de contrariedad cuando amanece mojado. Recuerde siempre que a él tampoco le gusta. Casi todos los niños se sienten culpables por ello. No permita que sus hermanos ni sus amigos se burlen. El castigo o someterlo a presión es contraproducente.

- Responda positivamente y elogie a su hijo las mañanas en que se despierta seco.

Cuidado adicional cuando el niño llegue a los 6 años de edad:

- Además de todo lo mencionado anteriormente puede instruir a su hijo con un ejercicio para controlar su vejiga durante el día. Sin embargo, sólo debe introducirse si el niño se muestra dispuesto a colaborar. Consiste en decirle que intente retener la orina durante tanto tiempo como le sea posible. Cada vez que tenga ganas de ir al baño, puede tratar tambien de distraerle durante 10 segundos. Es especialmente importante que, cuando esté despierto, aprenda a resistir el primer deseo de orinar.

Medidas para cuando el niño cumpla los 8 años:

- A partir de esta edad, puede plantearse la posibilidad de utilizar un reloj despertador o dispositivos de alarmas sensibles a unas gotas de orina.

En todo caso, la gran mayoría de los niños que mojan la cama superan el problema entre los 6 y los 10 años de edad. Incluso sin tratamiento. Por lo tanto, nunca se emplearán medicamentos que puedan tener complicaciones. En cambio, los tratamientos sin efectos perjudiciales pueden ser iniciados a partir de los 5 ó 6 años de edad.

Evidentemente, los padres consultarán con el pediatra cuando lo estimen convenientemente y, por supuesto, cuando:

- El niño sienta dolor o escozor al orinar.
- La orina salga a gotas o en un chorro débil.
- La enuresis se presente durante el día.
- El niño antes podía permanecer seco durante la noche.

Por último, una de las claves del éxito, como siempre, consiste en que el niño debe considerar a sus padres y al pediatra como personas dispuestas a hacer sugerencias y a brindarle todo el apoyo posible, pero que no van a asumir la responsabilidad directa de su enuresis nocturna.
Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

domingo, 11 de enero de 2009

La dentición infantil y sus falsos síntomas.

Muchos síntomas del lactante se achacan a la dentición. Algunos de ellos, como el babeo, la mayor irritabilidad, la tendencia a llevarse las manos o cualquier objeto a la boca y los trastornos del sueño pueden parecer leves, pero son significativos para el niño y para los padres. Sin embargo, otros síntomas, como la fiebre, la diarrea, las erupciones en la piel o la orina de color más oscuro o de olor más fuerte pueden tener consecuencias más importantes.

Las encuestas realizadas a padres y a profesionales sanitarios revelan que las creencias sobre los síntomas de la dentición son muy frecuentes. En cambio, las publicaciones científicas tienden a establecer que la dentición causa pocos síntomas o ninguno, y que no hay que atribuir nunca un síntoma o una enfermedad importante a la erupción de los dientes.

¿Cuál es la realidad acerca de la dentición?

Puesto que son muy escasas, hasta ahora, las investigaciones realizadas en apoyo de cualquiera de estos dos puntos de vista, los autores han realizado un detallado y riguroso estudio con el propósito de averiguar exactamente la relación entre la erupción dentaria y una extensa gama de síntomas. Por tanto, es de esperar que la comparación entre los síntomas que aparecen en los lactantes durante los días de la dentición y los observados durante los días sin dentición sirva para establecer si hay síntomas que se asocian con la erupción dentaria. Evidentemente y para evitar errores de interpretación, todos los registros de datos, recogidos durante 2067 días, han sido verificados y los procedimientos y técnicas de exploración se han establecido según normas e instrumentos estandarizados.

Aunque tiene sentido que la dentición pueda ocasionar, en la encía, síntomas o molestias locales leves de naturaleza inflamatoria o irritativa, el presente estudio no confirma que la erupción de los dientes en lactantes y niños pequeños se asocie con fiebre (no se halló ninguna evidencia de ascenso de temperatura durante los días de dentición), diarrea, pañales de olor fuerte, erupciones de la piel, trastornos del sueño, babeo, etc.

¿Por qué difieren tanto estos hallazgos de las creencias que aún perduran en padres, abuelos y profesionales sanitarios?

Es muy probable que la dentición sea el chivo expiatorio para muchos otros fenómenos que ocurren aproximadamente entre los 6 y los 24 meses de edad, después del período relativamente estable de los 6 primeros meses de vida. Estos procesos pueden incluir el repentino aumento, a estas edades, de las infecciones respiratorias, del oído, diarreicas y otras específicas tales como la roseóla. Por ejemplo, el babeo y las alteraciones del sueño no son más que fases del desarrollo normal, pero durante esta época de frecuentes enfermedades y cambios de conducta, los padres pueden hallar útil atribuir los síntomas menores, molestos pero persistentes, a una causa comprensible, como la dentición, que pueden combatir de un modo simple y legítimo, con el apoyo incondicional y sin críticas, de familiares, amigos y profesionales sanitarios.

Sin embargo, estas creencias pueden impedir que los padres reciban la información adecuada que les permita adoptar medidas sencillas y eficaces, como instrucciones o programas dirigidos a corregir las alteraciones del sueño, por ejemplo. Además, pueden retrasar tambien el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que son las responsables, en realidad, de la fiebre o de otros síntomas achacados a la dentición.

Por tanto, es hora de renunciar a nuestras añejas creencias culturales sobre la dentición, de saber que existen evidencias de que la dentición no se asocia con síntomas significativos y de empezar a abordar los temas del final de la etapa del lactante y comienzos de la primera infancia de un modo más eficaz, independientemente de la presencia de un diente que hace erupción.
Adaptado de M. Wake, M.D. y cols. Pediatrics. Vol. 50, núm. 6, 2000; 373-378.
Royal Children's Hospital, Parkville, Australia.

domingo, 4 de enero de 2009

Bronquiolitis.

Un lactante con tos, "pitos en el pecho" (sibilancias) y dificultad respiratoria puede padecer lo que se conoce como bronquiolitis (inflamación de los pequeños bronquios o bronquiolos ). La intensidad de la inflamación es la que determina el mayor o menor grado de estrechamiento de estas pequeñas vías aéreas de los pulmones y, como consecuencia, la gravedad de los síntomas.

La bronquiolitis es causada, generalmente, por el llamado VRS (virus respiratorio sincitial) que se presenta, en forma de epidemias, casi todos los inviernos. Mientras que los lactantes que se infectan con el VRS desarrollan bronquiolitis más o menos grave, los niños de más de 2 años de edad sólo padecerán síntomas de resfriado.

Este virus se encuentra en la mucosidad nasal de los individuos afectados y se propaga por los estornudos, por la tos (a una distancia de menos de dos metros) o por el contacto mano-nariz o mano-ojo. Las personas que se contagian no desarrollan inmunidad permanente; es decir, un lactante puede padecer bronquiolitis por VRS más de una vez.

El lactante que desarrolla una bronquiolitis comienza, después de uno o dos días con catarro de vías altas (congestión nasal, mucosidad clara y tos escasa), con tos más intensa, "pitos en el pecho" y respiración más rápida. Estos síntomas pueden empeorar durante 2 o 3 días más y luego empiezan a mejorar. Los "pitos" suelen durar una semana y la tos hasta dos semanas. Además, los padres deben saber que no todos los lactantes con bronquiolitis responden bien a la medicación antiasmática y que no todo lo que se oye son sibilancias sino ruidos transmitidos desde las vías altas, por congestión nasal o mucosidad en la garganta.

La complicación más común de la bronquiolitis es una infección de oidos; se presenta en el 20% de los casos. La neumonía es una complicación rara.

Afortunadamente, tan sólo el 2% de los lactantes con bronquiolitis son hospitalizados, porque llegan a necesitar ventilación con oxígeno (por dificultad respiratoria grave) o administración de suero intravenoso (por deshidratación).

Los lactantes con bronquiolitis que provienen de familias con miembros alérgicos o asmáticos tienen, a la larga, una mayor probabilidad de desarrollar tambien asma.

En lo que respecta a la alimentación del pequeño, durante los días que dure su enfermedad y teniendo en cuenta que comer le puede resultar fatigoso, habrá que tratar de ofrecerle leche materna o biberón en cantidades menores a las acostumbradas, a intervalos más frecuentes. Si, después de comer, su hijo tiene un vómito provocado por un ataque de tos, intente alimentarlo nuevo, sin insistir.

A menudo, los molestos episodios de tos son causados tambien por mucosidad pegajosa en la parte posterior de la garganta y pueden aliviarse tomando pequeñas cantidades de agua, suero o zumo. Esta medida es eficaz, asímismo, para disminuir el riesgo de deshidratación derivado de la respiración rápida o la fiebre.

El aire seco tiende a empeorar la tos. Por ello, puede utilizarse un humidificador, si la humedad ambiental es inferior al 40%.

La obstrucción nasal suele estar causada por moco seco o pegajoso y la aspiración por sí sola no puede eliminarlo. Para fluidificarlo aplique en cada ventanilla nasal suero fisiológico en gotas o aerosol, varias veces al día y hasta que la respiración por la nariz sea fácil y silenciosa.

Se sabe que el humo del tabaco es irritante y respirarlo acentúa la tos. La frecuencia de sibilancias es cuatro veces mayor en los niños con una infección respiratoria por VRS si se exponen a inhalación pasiva de humo de tabaco.


Es evidente que los padres consultarán con el pediatra cuando lo estimen conveniente y:

- Si la respiración se vuelve difícil o laboriosa.
- Si los "pitos" se notan más intensos.
- Si la frecuencia respiratoria llega a ser de más de 60 inspiraciones por minuto.
- Si la retracción o retraimiento entre las costillas (tiraje intercostal) aumenta.
- Si tiene la boca seca y rechaza tomar líquidos.
- Si no puede conciliar bien el sueño o está decaido y con llanto quejumbroso.
- Si hay indicios de dolor de oidos.
- Si la secreción nasal se vuelve amarilla y permanece así más de 24 horas.
- Si la fiebre dura más de 48 horas.

Esta información se proporciona como un criterio general de orientación que no necesariamente se ajusta a cada caso en particular.

Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

domingo, 14 de diciembre de 2008

Terrores nocturnos en niños.

Los terrores nocturnos son un trastorno leve, casi siempre hereditario, en el cual el niño tiende a soñar durante la fase de sueño profundo, de la que es más difícil despertar. Son inofensivos y generalmente no están provocados por stress psicológico. Cada episodio terminará de forma espontánea y suelen desaparecer antes de los 12 años de edad.

Se caracterizan porque el niño está atemorizado y agitado; puede creer que los objetos o personas que hay en su habitación representan peligros y tiende a sentarse en la cama o incluso correr sin rumbo de un lado para otro, posiblemente gritando o hablando de forma desatinada.

Es, asímismo, significativo que el pequeño no parece darse cuenta de que sus padres están allí y no puede ser consolado ni despertado, aunque sus ojos estén abiertos y con la mirada fija.

El episodio dura de 10 a 20 minutos y después el niño no lo recuerda.

Sugerencias generales para el tratamiento:

- Trate de calmar a su hijo. El objetivo es ayudarle para que vuelva a un sueño tranquilo. Es muy probable que no pueda despertarlo pero tampoco hace falta que lo haga. A pesar de que está dormido, encienda la luz y se confundirá menos con las sombras. En todo caso, mejor que el silencio es que oiga comentarios tranquilizadores, tales como: "Estás bien, en tu casa, en tu cama y ahora puedes seguir durmiendo". Háblele de forma tranquila, lenta y repetitiva. Como no hay ninguna forma eficaz de acortar bruscamente el episodio, no debe moverlo ni gritarle pues así sólo hará que se agite todavía más.

- Proteja a su hijo de posibles lesiones. Durante un terror nocturno, el niño puede tropezar, sufrir una caída o chocar contra una pared.

- Por último, hable con su hijo para descubrir alguna pista sobre probables temores que tenga durante el día y que suelen contribuir a sus terrores nocturnos. Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

lunes, 8 de diciembre de 2008

Rabietas de niños.

Una rabieta o berrinche es una forma inmadura de expresar ira o enfado. Aunque usted tenga un carácter sereno, su hijo probablemente tendrá algunas rabietas. Se trata de enseñarle que las rabietas no dan resultado y que así no conseguirá lo que pretende. Cuando los niños llegan a la edad escolar, las rabietas ya deben ser raras. En la adolescencia, puede recordarle a su hijo que explotar produce una mala impresión y que contar hasta 10 puede ayudarle a recuperar el control.

En general, elogie a su hijo cuando consiga dominarse, cuando exprese su enojo con palabras y cuando se muestre dispuesto a cooperar. Sea un buen ejemplo para él manteniendo la calma, sin gritar ni tener rabietas de adulto. Evite, por supuesto, el castigo físico, porque esto le sugiere a su hijo que usted ha perdido el control.

Las siguientes medidas pueden ser muy útiles, según qué tipo de rabieta:

1.- Rabietas por frustración o fatiga:

A menudo, los niños tienen rabietas cuando se sienten frustrados por su incapacidad para hacer algo (terminar un puzzle, acabar su tarea escolar, ...) o porque sus padres no entienden lo que quieren.

En este caso, el niño necesita unos padres que le presten atención, apoyo y estímulo, para no darse por vencido. Algunas de estas rabietas pueden prevenirse haciendo que se concentre en cosas que sabe hacer bien.

Los niños suelen tener más rabietas cuando están cansados y tienen sueño o hambre.

2.- Rabietas para llamar la atención o para exigir algo y salirse con la suya:

El niño puede llegar a gemir, llorar, golpear la puerta o cerrarla con violencia, o contener la respiración ("apnea").

Mientras que tenga un comportamiento inofensivo, lo mejor es no hacerle caso y dejarle tranquilo.

Con frecuencia, los padres pueden anticiparse y desviar su atención hacia otra cosa, antes de que pierda los estribos. Una vez que la rabieta ha empezado, rara vez puede ser interrumpida. Es prácticamente inútil razonar con él, en esos momentos. Aléjese, incluso yendo a otra habitación para que el niño no tenga a nadie que lo escuche y deje que recupere el control por sí solo.

3.- Rabietas porque no quiere hacer algo:

Si se niega a algo sin importancia, deje pasar ese momento sin prestarle atención. Sin embargo, si su hijo tiene que hacer algo importante, tal como acostarse o ir a la guardería, no debe dejarle que con una rabieta gane la partida, porque de este modo volverá a utilizar este método para lograr su propósito.

Estas rabietas pueden prevenirse, en muchas ocasiones, dándole a su hijo una advertencia con 5 ó 10 minutos de antelación, en vez de pedirle de repente que deje inmediatamente lo que esté haciendo. Procure expresarle con palabras su descontento y después llévelo donde tenga que ir, ayudándole tanto como sea necesario (incluso llevándolo en brazos).

4.- Rabietas perturbadoras (cuando llora o grita demasiado tiempo, cuando tiene rabietas en lugares públicos, etc.):

En ocasiones, algunas rabietas son demasiado perturbadoras como para que los padres las pasen por alto. Deben llevar al niño a otro sitio, utilizando "suspensiones temporales"; por ejemplo, a su habitación para que permanezca allí durante 3-5 minutos.

5.- Rabietas destructivas (cuando intenta golpear a los padres o en las que pueda causar daño o incluso lastimarse):

Si su hijo pierde totalmente el control debe sujetarlo, incluso en brazos, hasta sentir que empieza a relajarse. Esto requiere generalmente unos 3 minutos. Dígale, con calma, que usted sabe que está muy enfadado y muéstrele, con su ejemplo, la manera de dominarse.

Como siempre, esta información se considera un criterio general de orientación que no tiene por qué ajustarse a cada niño en particular. Evidentemente, los padres consultarán, si así lo estiman, al pediatra cada caso concreto. Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

sábado, 6 de diciembre de 2008

La etapa del No en los niños

La fase de negativismo es una etapa normal por la cual pasan la mayoría de los niños entre los 18 meses y los 3 años de edad. Durante este tiempo, los niños responden negativamente a muchas peticiones, aunque éstas sean agradables. En general, son más obstinados que cooperadores. Disfrutan rechazando una sugerencia, sin que importe si se trata de ponerse la ropa o desvestirse, entrar o salir en la bañera, acostarse o levantarse de la cama.

¿Cómo tratar a un niño durante esta etapa? :

- No tome demasiado en serio esta fase normal. Cuando su hijo dice "No", lo que en realidad quiere decir es: "¿Tengo yo que hacerlo? ó "¿Me lo estás pidiendo, de verdad? Esta respuesta no debe ser confundida con una falta de respeto. La época del "No" es importante para el desarrollo de su identidad y autodeterminación. Procure verla con sentido del humor y, tal vez, dure sólo de 6 a 12 meses.

- No debe castigar a su hijo por decir "No": castíguelo, en todo caso, por lo que haga; no por lo que diga. Como usted no puede eliminar el "No", páselo por alto.

- Déle a su hijo otras opciones. Esta es la mejor manera de hacer que el niño sienta que tiene más libertad y control. Esto a su vez hará que él esté más dispuesto a colaborar. Algunos ejemplos de opciones serían dejar que su hijo elija entre una ducha o un baño; qué libro quiere leer; qué juguetes se llevará a su habitación; qué ropa se pondrá; qué quiere tomar en la merienda; y así sucesivamente. Para las tareas que no le agraden, déjelo que tome voz en el asunto, preguntándole: "¿Quieres hacerlo lentamente o rápido? ó ¿Quieres que lo haga yo, o lo vas a hacer tú? Así, cuanto antes tenga su hijo la impresión de que es él quien toma las decisiones, tanto más pronto terminará su etapa del "No".

- Por otro lado, no le dé a su hijo una opción cuando no hay opción. Por ejemplo, las reglas de seguridad, tales como sentarse en el asiento de seguridad en el coche, no están sujetas a discusión. Es decir, aunque se le puede explicar la razón, no hay, en tal caso, ningún tipo de negociación. Acostarse por la noche o ir a la guardería tampoco son asuntos negociables. No debe hacerle una pregunta a su hijo cuando sólo hay una respuesta aceptable, pero intente guiarlo de una manera tan positiva como sea posible ("Hagamos esto"). Las órdenes como "Haz esto o si no... (sufrirás las consecuencias)" deben evitarse.

- Proporcione un tiempo de transición para el cambio de actividades. Por ejemplo, si está jugando y se acerca la hora de la cena, avísele 5-10 minutos antes.

- Elimine las reglas excesivas, porque cuantas más reglas tenga, tanto menos probable es que el niño esté conforme en cumplirlas todas. Intente conseguir que su hijo se sienta menos controlado y tenga con él, día a día, más relaciones positivas que contactos negativos.

- Por último, evite responder a su hijo con demasiadas negativas. Si su hijo le pide algo y usted no está seguro en ese momento de qué debe responderle, por lo menos cuente hasta 10 antes de decir "No". En el caso de que le vaya a conceder lo que pide, hágalo antes de que empiece a lloriquear y evitará, de esta forma, que aprenda a utilizar el llanto, o incluso la rabieta, como el único medio para conseguirlo. Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Caida de un bebé al agua.

¿Puede un bebé aprender a sobrevivir, después de una caida accidental al agua de una piscina?

http://www.childdrowningprevention.com/index.html

Tomado de: Dr. Harvey Barnett. Programa para la prevención de ahogamiento en niños. Infant Swimming Resource - South Mountain, LLC.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Obesidad infantil y ansiedad materna.

En el llamado mundo desarrollado, hay una considerable proporción de niños cuyas familias tienen unos ingresos económicos bajos y, además, su alimentación no está asegurada. Sin embargo, muchos de ellos tienen sobrepeso.

Por ello, es importante resaltar que, entre los niños de 3 a 10 años de edad, hay una relación directa entre inseguridad alimentaria y ansiedad materna. Ambas, a su vez, se asocian de manera significativa con una mayor probabilidad de que sus hijos desarrollen sobrepeso o de que acaben siendo obesos.

Más relevante resulta el hecho de que, incluso cuando la alimentación está asegurada, si las madres padecen, por otros motivos, mayor ansiedad, sus hijos tienen más probabilidad de desarrollar sobrepeso que los niños con inseguridad alimentaria.

Es decir, los métodos dirigidos a combatir la obesidad infantil deben considerar tambien el bienestar de los niños de familias con ingresos bajos derivado de reducir la ansiedad de la madre. Estas políticas podrían, por tanto, tener un profundo impacto en el sobrepeso de los niños. Adaptado de Craig Gundersen, PhD y cols. Pediatrics. 2008;122:e529-e540.

Seguridad de los medicamentos para pediatría.

A pesar de que todos los fármacos son sometidos a controles muy rigurosos antes de ser aprobados definitivamente para su utilización, es evidente que algunos temas relacionados con su seguridad no pueden ser detectados hasta su comercialización en poblaciones grandes y variadas.

Por tanto, la asociación que selecciona los mejores fármacos para niños solicitó a la FDA (Organismo que controla los alimentos y fármacos) que comunicara todos los efectos adversos ocurridos durante un período de 1 año, desde que se le concede al laboratorio la comercialización exclusiva de un fármaco. A su vez, en este estudio, un comité pediátrico, ha revisado todos estos fármacos desde junio de 2003 hasta abril de 2007. Los resultados obtenidos son los siguientes: por la escasa frecuencia o poca gravedad de efectos secundarios, el 65,7% de fármacos fueron devueltos a un sistema de vigilancia que consiste en la supervisión rutinaria de efectos no deseados. El resto fué sometido a nuevas investigaciones.

En conclusión, existen efectos adversos raros e incluso graves, pero afortunadamente la mayoría de los fármacos no tienen efectos secundarios frecuentes o graves; aunque permanecen bajo un seguimiento rutinario de posibles o nuevos efectos adversos. Adaptado de P. Brian Smith, MD y cols. Pediatrics. 2008;122:e628-e633.
URL: www.pediatrics.org/cgi/doi/10.1542/peds.2008-0585

Vacuna de la Varicela: más eficaz con dos dosis.

En 1995, Estados Unidos fué el primer país en introducir en el calendario vacunal infantil la vacuna antivaricela, en una dosis. En 2006, esta pauta se cambió por un programa de dos dosis (primera dosis a partir de los 12-15 meses y segunda dosis a los 4-6 años).

Una dosis única de vacuna de la varicela fué efectiva en el 80-85% de los niños vacunados para prevenir la enfermedad de cualquier gravedad y en el 95% para prevenir la varicela grave. Además tuvo un excelente perfil de seguridad. El programa de vacunación redujo las hospitalizaciones en el 75-88% de los casos. Es decir, con una sola dosis de vacuna continuaron apareciendo brotes de varicela, incluso en niños vacunados.

El objetivo de este estudio es comparar los datos de los niños que recibieron una única dosis con otro segundo grupo de niños que han sido vacunados con dos dosis. Estos últimos desarrollaron mayor proporción de anticuerpos con más probabilidad de protección contra la varicela y eficacia de la vacuna (99%).

En conclusión, después de diez años de vacunación sistemática contra la varicela en Estados Unidos, se ha conseguido un gran descenso en la enfermedad; sin embargo, incluso con una alta cobertura de vacunación, la efectividad de la vacuna con una dosis única no proporciona suficiente inmunidad a la población para prevenir la transmisión en la comunidad. Por tanto, en 2006 se recomendó para los niños un programa de vacunación de la varicela de dos dosis. Adaptado de Mona Marin, MD y cols. Pediatrics. 2008;122:e744-e751.
URL: www.pediatrics.org/cgi/doi/10.1542/peds.2008-0567

viernes, 21 de noviembre de 2008

Tartamudeo en el niño.

Hay que diferenciar la "mala pronunciación" -tambien llamada disartria normal de los niños que están empezando a hablar- del falso tartamudeo (seudotartamudeo). En el primer caso los niños omiten o sustituyen sonidos de modo que puede resultar difícil identificar algunas palabras. Sin embargo, el seudotartamudeo es el término que se usa para describir la repetición normal de palabras o frases entre los 18 meses y los 4 ó 5 años de edad.

Las características del tartamudeo verdadero son: repeticiones de sonidos, sílabas, palabras o frases con titubeos, pausas en el habla y temor a hablar. Es más probable cuando el niño está cansado, agitado o sometido a tensión y más frecuente en varones.

El falso tartamudeo se presenta cuando la mente del niño puede formar palabras más rápidamente de lo que su lengua puede pronunciar a esa edad. En la mayoría de los casos, el tartamudeo verdadero se desarrolla cuando un niño con seudotartamudeo es presionado para que mejore y se da cuenta de su falta de facilidad para hablar. Poco tiempo después el niño empieza a prever que hablará mal y se esforzará para corregir sus palabras. Como está tenso cuando habla, más trata de controlar su lenguaje y tanto peor se vuelve éste. Con cierta frecuencia los factores hereditarios o genéticos predisponen al tartamudeo.

Aproximadamente siete de cada diez niños pronuncian las palabras claramente desde que comienzan a hablar. El resto, entre uno y cuatro años de edad, tienen disartria normal; es decir, pronuncian muchas palabras de forma ininteligible para otras personas o incluso para sus padres. Sin embargo, el seudotartamudeo se presenta en el 90% de los niños, en contraste con el verdadero tartamudeo, que sólo se observa en el 1%.

La disartria normal no es una fase breve, sino que muestra una mejoría lenta o muy gradual a lo largo de varios años, de manera que el lenguaje de estos niños puede que no llegue a ser totalmente comprensible hasta los 5 ó 6 años de edad. Por otro lado, el seudotartamudeo, si se maneja correctamente, persistirá solamente 2 ó 3 meses. En cambio, el tartamudeo verdadero sin tratamiento puede empeorar con la edad.

¿ Cómo pueden actuar los padres para la prevención del tartamudeo verdadero y el tratamiento del tartamudeo leve? :

- Estimule la conversación. Siéntese y hable con su hijo por lo menos una vez al día. Háblele siempre de temas amenos y agradables. No le pida al niño que recite o haga una presentación verbal. Procure que hablar le resulte divertido.

- No debe corregir el habla de su hijo. Evite manifestar cualquier desaprobación, tal como decir "Deja ya de tartamudear" o "Piensa antes de hablar". Recuerde que éste es el lenguaje normal de su hijo para su edad y que no es controlable. No trate de mejorar su gramática o pronunciación. Debe evitar tambien elogiarlo cuando hable mejor, porque esto significa que su lenguaje anterior no era tan bueno como debería haber sido.

- No interrumpa a su hijo. Déle a su hijo tiempo suficiente para que termine lo que está diciendo. No le complete las frases ni permita que le interrumpan sus hermanos.

- No le pida que repita o que empiece otra vez. Si es posible, trate de adivinar el mensaje. Escuche atentamente cuando su hijo hable. Sólo si no entiende un comentario que parece ser importante deberá pedirle que se lo diga otra vez.

- Tampoco le pida que practique cierta palabra o sonido. Esto sólo hace que se sienta más cohibido acerca de su forma de hablar.

- No le exija que hable más lentamente. Intente comunicarle que no hay prisa. Un lenguaje apresurado es una fase temporal que no puede ser modificada por las órdenes de los padres.

- No lo considere tartamudo. Los calificativos tienden a convertirse en profecías autocumplidas.

- Es imprescindible no hablar en presencia de su hijo sobre sus problemas de lenguaje.

- Haga conocer estas guías generales a los amigos, vecinos y demás personas de su entorno y nunca permita que sus hermanos se burlen del tartamudeo o que lo imiten.

- En general, hay que ayudarle a relajarse y a sentirse aceptado. En caso de haber aplicado una disciplina rigurosa, habrá que conseguir ser menos severo con él.

Por último, será necesario consultar con el pediatra o psicólogo infantil si el niño tiene más de cuatro años de edad, si el tartamudeo es muy pronunciado, si presenta muecas o tics, si se siente temeroso cuando habla, si hay antecedentes familiares de tartamudeo, si hay retardo del lenguaje (no dice ninguna palabra a los 18 meses), si con más de 2 años de edad su lenguaje es ininteliligible y, en todo caso, cuando el tartamudeo no ha mejorado después de probar con este programa durante dos meses. Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

jueves, 30 de octubre de 2008

Acné de adolescentes.

El acné se debe a la actividad excesiva y a la obturación o cierre de las glándulas sebáceas. Más del 90% de los adolescentes llegan a tener acné. La causa principal es el aumento de las concentraciones de hormonas durante la adolescencia.

No es causado por la dieta, y no es necesario restringir los alimentos fritos, el chocolate o cualquier otro alimento. No tiene ninguna relación con la actividad sexual ni con la suciedad o con el hecho de no lavarse la cara con demasiada frecuencia.

Aparece sobre todo en la cara, el cuello y los hombros. Las lesiones típicas son comedones (puntos negros), pústulas (puntos blancos) y protuberancias rojas (granos). La superficie de los comedones es más oscura o negra debido a la reacción de oxidación de la grasa en contacto con el aire. El color blanco de las pústulas es por el acúmulo de pus (infección). El color rojo de los granos muestra la inflamación de la piel; por ello, pueden llegar a ser dolorosos.

En la actualidad no hay ninguna medicina mágica que cure el acné. Sin embargo, el buen cuidado de la piel puede mantenerlo bajo control y a un nivel leve.

La piel debe lavarse dos veces al día, siendo el momento más importante a la hora de acostarse. Se debe utilizar un jabón suave tal como la marca Dove. El cabello debe ser lavado diariamente, con champú. Si el cabello es demasiado largo puede empeorar el acné por fricción.

Los puntos blancos son glándulas sebáceas que se han infectado y deben ser tratados con una crema o gel de peróxido de benzoílo. Este preparado ayuda a abrirlos y a eliminar las bacterias. Puede obtenerse sin receta. Pídele a tu farmacéutico que te recomiende una marca. La crema debe ser aplicada una vez al día, a la hora de acostarse. En los pelirrojos y rubios la crema inicialmente debe aplicarse un día sí y otro no. Es posible que haya descamación de la piel. No hay que dejar de utilizarla a menos que la cara esté dolorida o muy irritada y puede ser necesaria durante uno o dos años.

Además, los puntos blancos pueden abrirse. Esto debe hacerse únicamente después de lavarse bien la cara y las manos. Los que se abren probablemente se curarán en 2 días en lugar de 7. Sin embargo, es necesario hacerlo correctamente. Usa una aguja esterilizada con alcohol. La abertura debe ser suficientemente grande, y si se quiere apretar para extraer el pus, hay que hacerlo suavemente. Abrir puntos blancos pequeños no producirá cicatrices, pero apretar granos grandes, rojos y dolorosos sí puede provocarlas.

Los tapones que cierran las glándulas sebáceas son los puntos negros o comedones y pueden ser tratados tambien con peróxido de benzoílo, puesto que es un excelente agente para eliminar la piel engrosada alrededor de las aberturas de las glándulas. Asímismo, los puntos negros pueden extraerse fácilmente con un pequeño aparato que suele encontrarse en las farmacias.

Hay que evitar, en lo posible:

-Frotarse la piel. Es perjudicial porque irrita las aberturas de las glándulas y puede hacer que se cierren más aún.
-Aplicar sustancias aceitosas o grasas en la cara. Estas empeoran el acné al obstruir todavía más. En caso de utilizar cosméticos, deben ser de base acuosa y lavarse para quitarlos antes de acostarse.
-Utilizar tónicos capilares o cremas para el cabello (especialmente si tienen un componente graso). Con el sudor se escurren hasta la cara y empeoran el acné.

Evidentemente, habrá que consultar con el pediatra o dermatólogo si el acné no mejora después de tratarlo con peróxido de benzoílo durante un mes, si éste no se tolera bien y cuando aparecen más de cinco o seis granos rojos, grandes o dolorosos al tacto o a la presión.

Puesto que el acné persiste hasta los 20 o incluso más años, el médico debe darle la importancia estética y psicológica que tiene para los adolescentes y prestarles la atención que merecen por ello. Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

jueves, 23 de octubre de 2008

La madre que trabaja fuera de casa.

Más de la mitad de las madres con lactantes o niños de edad preescolar trabajan fuera de casa. La razón principal es la necesidad económica. Algunas madres vuelven al trabajo porque no quieren sentirse aisladas en el hogar o porque les gusta su trabajo o quieren mantenerse al día en su profesión.

La decisión de volver al trabajo o permanecer en casa puede ser difícil de tomar y cada madre deberá tener en cuenta sus circunstancias particulares. Pero, en cualquier caso, los hijos pueden crecer y desarrollarse bien con cualquiera de las dos decisiones. La consideración fundamental será la seguridad económica de la familia.

Si la madre puede conseguir que su hijo tenga una persona que lo cuide y atienda de forma adecuada, no hay ninguna evidencia de que regresar al trabajo cause ningún tipo de perjuicio al niño. Los hijos de madres que trabajan fuera de casa tienen un desarrollo emocional tan bueno como los demás. Entre los beneficios que tiene un niño cuya madre trabaja están un mayor grado de madurez, más oportunidades de aprender a confiar en otros adultos y a llevarse mejor con otros niños de su edad.

Después del nacimiento del bebé, una madre necesita de 6 a 8 semanas en casa para recuperarse físicamente del parto y establecer la alimentación apropiada al pecho. Sería preferible que la baja por maternidad se prolongara hasta 4 meses después del nacimiento. Para entonces la madre ya habrá adquirido mayor confianza en sus habilidades maternas y su hijo un lazo seguro con ella. Puesto que las madres no pueden permitirse el lujo de volver al trabajo cuando quieran, no deben sentirse culpables por ello.

Durante los dos primeros años de edad es mejor que los niños reciban cuidados individuales o diurnos en familia, porque necesitan más atención personal. Sin embargo, cuando no sea posible, la asistencia a una guardería establecida será la solución; aunque algunos niños necesitan ayuda, antes de los dos años, para adaptarse a ella. Para ello, cuando lo lleve por primera vez, su madre debe quedarse allí el mayor tiempo posible y al dejarlo debe hacerse con una actitud alegre, despidiéndose de él, sin tratar de escabullirse.

Ninguna madre debe sentirse agobiada si su hijo llora los primeros días cuando lo deja en la guardería. Hay que permanecer firme en la decisión si, durante la primera semana, el niño no quiere ir. Algunos niños necesitarán hasta uno o dos meses para adaptarse por completo al cambio.

La aparición de una enfermedad en el niño puede ser un trastorno considerable para la madre que trabaja. En algunos países ya se han establecido programas estatales para el cuidado de niños enfermos. La mayoría de estos servicios están ubicados en una sección especial de las guarderías.

Los niños con dolor de garganta, tos moderada, secreciones nasales o síntomas de resfriado (pero sin fiebre ni problemas para respirar) pueden, generalmente, acudir o seguir en la guardería. La decisión debe depender principalmente de cómo se siente el niño. Los niños con fiebre, vómitos o diarrea no pueden permanecer en la guardería y los que tienen una amigdalitis estreptocócica o una conjuntivitis bacteriana pueden volver a la guardería después de 24 horas de iniciar el tratamiento con un antibiótico adecuado. En todo caso, cada guardería tendrá, además, sus propias reglas acerca de cuándo un niño enfermo debe permanecer en casa.

¿ Cómo "sobrevivir" cada día como madre que trabaja ? :

- En primer lugar hay que evitar la fatiga. Si no se duerme lo suficiente, las cosas no pueden ir bien. Si es necesario, simplifique o elimine otras actividades, pero no sacrifique el sueño.

- Las investigaciones han demostrado que cómo pasa el tiempo con su hijo es más importante que cuánto tiempo pasa con él. Hay que tratar de hablar con el niño aprovechando cualquier ocasión y los treinta minutos antes de acostarlo juegue con su hijo al ritmo que él prefiera. Incluir a los hijos en las actividades de los padres, especialmente los fines de semana, tales como ir de compras, tambien es beneficioso. Si el niño, en general, está contento, quiere decir que se le está dedicando suficiente tiempo y atención.

- Cuando no se pueda disponer de más tiempo, habrá que reducir los quehaceres domésticos tanto como sea posible. Una casa impecable no debe ser el principal objetivo. El tiempo de relajación es indispensable, no es frívolo ni desperdiciado.

- Finalmente, las madres que trabajan fuera de casa deben pedir ayuda a los demás miembros de la familia y, por supuesto, no deben dejarse dominar por sentimientos de culpa. Hay que entender que lo la "supermamá" es un mito y que una madre no puede hacerlo todo por sí sóla o en forma perfecta. Necesita ayuda, y la merece. Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

domingo, 19 de octubre de 2008

"Mi hijo tiene asma".

El asma es una enfermedad reactiva de las vías respiratorias y consiste en crisis repetidas de tos, sibilancias ("pitos" o silbidos al respirar), opresión en el pecho y dificultad para respirar. Cuando sustancias irritantes o alérgicas penetran en los bronquios, éstos entran en espasmo, se estrechan y se inflaman.

Especialmente en los niños pequeños, casi todas las crisis asmáticas son provocadas por infecciones virales de las vías respiratorias. A veces, una tensión emocional puede precipitar un ataque de asma y, a menudo, el asma se presenta en niños que tienen otras reacciones alérgicas tales como dermatitis atópica (eccema).

Los ataques de asma pueden, en ocasiones, ser alarmantes. Sin embargo, cuando el tratamiento se realiza de forma adecuada, los síntomas son reversibles y no quedan, por tanto, alteraciones pulmonares permanentes. El asma puede ser tambien una enfermedad prolongada, pero más de la mitad de los niños asmáticos la superan durante la adolescencia.

Evidentemente, el pediatra debe supervisar y coordinar el programa de tratamiento de cada niño asmático; pero, si en alguna ocasión, los padres dudan acerca de si su hijo tiene o no una respiración con sibilancias deben empezar a administrarle su medicación lo antes posible. Cuanto más tarde se inicie el tratamiento de la posible crisis asmática, tanto más tiempo se requiere para controlarla y evitar que se agrave. En todo caso, si los fármacos no hubieran sido necesarios, es cierto que tampoco habrán sido perjudiciales.

La mayoría de los niños asmáticos tienen crisis de tos y sibilancias después de hacer algún ejercicio agotador (asma inducido por el ejercicio). El que más frecuentemente las provoca es la carrera, especialmente si hace frío. Este problema no debería interferir con la participación en casi todos los deportes. Los síntomas pueden prevenirse utilizando la medicación antiasmática antes del esfuerzo físico. Por lo general, los niños con asma no tienen problemas con la natación ni con otros deportes que no requieren respiración rápida.

Para prevenir los ataques de asma habrá que tratar de descubrir y evitar las sustancias que los precipitan (el humo del tabaco -que puede permanecer en el aire de la casa hasta una semana-, del tubo de escape del automóvil, los olores fuertes tales como el agua de colonia o las frituras, las almohadas de plumas, etc.). Hay que aprender la forma de mantener las habitaciones libres de polvo y cambiar o limpiar regularmente los filtros del sistema de aire acondicionado. Los niños deben ducharse, lavarse el cabello y ponerse ropa limpia si ha habido algún contacto reciente con pólen, césped, hierbas o animales a los que el niño pueda ser alérgico: los pólenes o el pelo y caspa de un perro o gato permanecen durante bastante tiempo en la ropa o el cabello.

Aunque eviten la clase de gimnasia durante estos días, los niños con crisis leves de asma no deben faltar al colegio ni limitar sus actividades o su vida social. Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

martes, 23 de septiembre de 2008

"Nuestro hijo tiene un tic".

Los tics son movimientos súbitos, rápidos y repetidos. Se trata de contracciones musculares involuntarias y no premeditadas, tambien llamadas espasmos habituales. Los más frecuentes consisten en parpadeos, muecas, arrugamiento de la frente, giros de la cabeza o encogimiento de hombros.

Suelen iniciarse en la segunda infancia (6-10 años), aumentan con el estrés, disminuyen con la relajación y desaparecen durante el sueño. Se presentan en el 20% de los niños y son tres veces más frecuentes en los varones que en las niñas.

No suelen acompañarse de otros síntomas, pero sí, a veces, de un estado psíquico particular de inestabilidad o de cambio. Reflejan, por tanto, el rebosamiento de la tensión emocional. Significan que el niño está bajo presión. Los niños que tienen tics son generalmente normales, inteligentes y sensibles.

Los tics suelen ser más intensos en niños tímidos o excesivamente cohibidos y pueden ser empeorados por los padres que se obsesionan y observan, regañan o presionan a su hijo para que obtenga logros que están más allá de su capacidad o hacen comparaciones con hermanos, amigos o compañeros.

Si no se hace caso de los tics, éstos desaparecen generalmente en unos meses. Si, además, se hace un esfuerzo para ayudar a que el niño no se agobie y se relaje, mejorarán con mayor rapidez:

- Puesto que los tics son un barómetro de la tensión interna, los padres deben asegurarse de que su hijo tenga tiempo libre y tiempo para divertirse todos los días. Si el niño tiene un programa intenso de actividades, hay que intentar aligerar sus compromisos. Y en el caso de que el niño sea excesivamente autocrítico y responsable, hay que elogiarlo aún más y recordarle que debe ser más amigo de sí mismo.

- Es evidente tambien que se deben identificar y eliminar, si es posible, las tensiones ambientales específicas. Es decir determinar las circunstancias concretas que hacen que su hijo tenga presión.
En general, critique menos a su hijo acerca de la limpieza de su habitación, de los modales en la mesa o de las lecciones de música, ...

- No se debe hacer caso de los tics cuando se presentan. Es decir, no le llamen la atención sobre ellos. Los recordatorios dan a entender que los tics molestan a los padres. Si al niño le preocupa su tic reaccionará con más tensión aún, en lugar de aceptación. Y la tensión, a su vez, provocará más tics. No se debe permitir que nadie se burle de él y hay que asegurarse que los parientes, amigos, compañeros y maestros hagan caso omiso del tic.

- Tampoco se debe hablar de los tics cuando éstos no se presentan. Hay que suspender en la familia toda conversación acerca de ellos. Cuanto menos se diga al respecto, tanta menos aprensión tendrá el niño. Y si él trae el tema a colación, se le debe asegurar que con el tiempo recuperá el control de sus músculos y el tic desaparecerá.

-Y tambien servirá de mucha ayuda, evitar cualquier tipo de castigo por los tics. Algunos padres pueden llegar a tener la idea de que se trata de un mal hábito del que hay que deshacerse de esta forma. Es una idea absolutamente equivocada. Si al niño se le hace, por ejemplo, practicar "para controlar su tic" frente a un espejo, simplemente se dará más cuenta todavía de que no puede controlarlo. Todos los ejercicios deben suspenderse porque no hacen más que llamar la atención de forma indebida hacia el problema.

Por último, los padres deben consultar con el pediatra cuando los tics:

- interfieren con los amigos o los estudios.
- están acompañados de sonidos o palabras.
- afectan a otras partes del cuerpo que no sean la cabeza, la cara o los hombros.
- se vuelven frecuentes (más de 10 al día).
- no han mejorado después de un mes de probar este programa.
- preocupan más a los padres que al propio niño.

Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

lunes, 22 de septiembre de 2008

¿Qué hay en la sonrisa de un niño?

Conocer cómo responde una madre a su propio hijo, cuando sonríe o llora, puede ser el primer paso para descubrir la clave de la relación que se establece entre ambos.

Ya desde el primer momento, después del parto, las madres muestran una especial capacidad para reconocer distintas claves (auditivas, visuales y olfativas) de sus hijos recién nacidos. Estos estímulos, como el llanto por hambre o la cara sonriente, constituyen potentes motivaciones para la madre, que responderá a ellos mediante los cuidados, el contacto físico, el habla o el juego. Es decir, se cree que la capacidad de cada madre para relacionar estas claves con las necesidades de un lactante constituye la base para establecer un vínculo seguro entre madre e hijo.

En respuesta a las indicaciones del lactante, positivas o negativas, la madre debe procesar la información y valorar la respuesta más indicada. Por ejemplo, un bebé con molestias suele provocar una respuesta de la madre para determinar las posibles causas y los mejores remedios. De forma similar, la cara sonriente de un niño suele conducir a una situación afectiva positiva en la madre que responde con sonrisa, caricias o juego.

La investigación sugiere que el comportamiento materno en respuesta a su recién nacido muestra una relación directa con el desarrollo del niño a largo plazo, en una serie de aspectos tales como su reacción al estrés.

Asímismo, los factores que disminuyan la capacidad de la madre para responder a los estímulos de su hijo, como la depresión, la drogadicción e incluso la separación prolongada madre-hijo pueden alterar el desarrollo normal de su hijo. Por ejemplo, el llanto de un niño puede desencadenar, en algunas madres, una respuesta de enfado en lugar de cuidados. Del mismo modo, en la depresión o la drogadicción materna, una cara sonriente del hijo, puede, repetidamente, no provocar respuestas positivas. Las personas deprimidas muestran menor respuesta emocional a la cara feliz y mayor memoria de las caras negativas. La cocaína parece competir con las señales de recompensa natural del lactante. Esto puede relacionarse con la frecuencia elevada de negligencia infantil en las madres expuestas a la cocaína.

Pero ¿qué hay en la sonrisa de un niño cuando consideramos la respuesta cerebral de la madre?
Como atestiguarán casi todas las madres, ver la sonrisa de su bebé es una experiencia especialmente gratificante y placentera.

En conclusión, las diferencias individuales de las respuestas cerebrales maternas a los estímulos de sus hijos son temas fascinantes para la investigación y la forma en que una madre responde al comportamiento de su hijo puede representar un importante papel en el desarrollo futuro del niño. Adaptado de L. Strathearn, MBBS y cols. Pediatrics (Ed esp). 2008;66(1):4-14.