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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

sábado, 2 de junio de 2007

Educación infantil: de un extremo al otro. "Decálogo para crear un delincuente".

Es obvio que la educación infantil basada en la represión y en el miedo es inaceptable y debe formar parte del pasado. Sin embargo, educar a los hijos es tambien enseñarles a que sus derechos llevan consigo obligaciones.

Desde muy pequeños y antes de llegar a la edad adulta, los niños deben aprender unas normas de convivencia. Y es a los padres a quienes les corresponde, fundamentalmente, enseñarles "las reglas del juego".

Evidentemente, ningún padre o madre quiere que su hijo sea "problemático" el día de mañana; pero, cuando se trata de educar, la dificultad es tal que las buenas intenciones, pueden producir, a veces, efectos contrarios a los que se pretenden.

A continuación, el autor, en clave de humor, expone una serie de ejemplos de lo que considera formas de actuación, por parte de los padres, que serán, sin duda, perjudiciales en el futuro.

"Decálogo para formar un delincuente":

1.- Comience desde la infancia dándole a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.

2.- No se preocupe por su educación moral o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que él pueda decidir libremente.

3.- Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto le animará a hacer más cosas graciosas.

4.- No le regañe nunca ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.

5.- Recoja todo lo que deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes... Así se acostumbrará a cargar las responsabilidades a los demás.

6.- Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no impida que su mente se llene de basura.

7.- Discuta a menudo con su pareja en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día que la familia, quizás por su propia conducta, quede destrozada.

8.- Satisfaga todos sus deseos, comodidades y placeres. El esfuerzo, el sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.

9.- Póngase siempre de su parte en cualquier conflicto con sus profesores, vecinos, etc. Piense que todos ellos le tienen manía y que lo que quieren de verdad es fastidiarle.

10.- Déle todo el dinero que quiera, no vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.

Adaptado de Emilio Calatayud. "Reflexiones de un juez de menores". 157-159. Colección Alminares. Ediciones Dauro. 2007.

domingo, 20 de mayo de 2007

El dolor en los lactantes.

Aunque ahora pueda parecer increíble, hasta hace 20 años se creía que que los bebés sentían menos dolor que los niños de mayor edad, por lo que no se les administraba apenas analgésicos ni anestesia en muchas intervenciones quirúrgicas.

En un reciente estudio, el autor concluye que es necesario administrar analgésicos a los lactantes que se someten a procedimientos dolorosos y sugiere que las molestias causadas por la punción del talón, de una vena o la de las vacunaciones pueden disminuirse considerablemente si el lactante toma, dos minutos antes, un poco de agua con glucosa o edulcorantes artificiales (preferentemente 0,5 ml./kg. de sacarosa al 33%) y si durante el procedimiento doloroso se tiene en brazos al lactante, se le da de mamar o bien se le pone el chupete. Adaptado de Shann, F. Lancet 2007; 369(9563): 721-723.

Recién Nacidos: cuidados intensivos y padres.

En la actualidad, gracias a los avances de la medicina, los niños prematuros y de alto riesgo sobreviven, después de pasar semanas y meses en las unidades de cuidados intensivos. Dado que sus hijos están asistidos por medios tecnológicamente muy complejos, los padres están, comprensiblemente, temerosos e indecisos porque no saben cómo atenderles. Tampoco se sienten necesarios como padres y el ambiente de la unidad de cuidados intensivos les asusta. La consecuencia es que, a menudo, se apartan de su hijo. Los médicos y las enfermeras están muy atareados con su trabajo y, por tanto, muchos de estos recién nacidos pasarán largo tiempo en sus incubadoras, recibiendo una atención médica de primera calidad, pero sin la asistencia emocional que tambien es necesaria para la vida.

El siguiente caso es la historia real de una niña que no tuvo un cuidador interesado en su vida:

Jessica nació a las 28 semanas de embarazo con un peso de 794 gramos. Era la primera hija de una madre de 18 años de edad y un padre algo mayor. Precisó en un primer momento respiración asistida y después desarrolló graves infecciones. Estaba muy enferma y era una lactante irritable que intentaba llorar y se agitaba. Cuando coloqué las manos suavemente sobre su cabeza, se calmó y estuvo atenta unos instantes. Al retirar las manos, volvió a ponerse nerviosa. Las enfermeras dijeron que los padres la visitaban cada fin de semana pero que no la tocaban ni le hablaban. La voz, el tacto y el olor de la madre es tan importante que desde que comenzó esta relación con su hija, la mejoría fué tan notable como para evolucionar favorablemente y, tras 4 meses y medio, fué dada de alta con un peso de 2.260 gramos.

En resumen, se ha reconocido la necesidad de contacto humano que tiene el recién nacido prematuro. Es imprescindible un cuidador constante en su vida que le toque, lo tenga en brazos y le hable. Idealmente, estos cuidadores deberían ser los padres y hay que ayudarles a comprender la importancia de su papel.

A medida que sigamos aprendiendo más sobre cómo relacionarnos mejor con nuestros recién nacidos prematuros, será interesante ver el efecto de esta asistencia en su desarrollo y los progresos en sus vidas futuras. Adaptado de Marlene S. Goodfriend, MD. Pediatrics (ed. esp.) Vol. 35, núm. 1, 1993.

sábado, 19 de mayo de 2007

Piojos y liendres en niños escolares.

Se trata de un problema frecuente en los niños. Sin embargo, es preciso saber que las liendres son simplemente el envoltorio del huevo y que éstas pueden contener un embrión en desarrollo o ser cáscaras vacías. Por tanto, todas no son contagiosas. Además, no todas las personas con liendres tienen piojos. Las liendres se hallan firmemente unidas al tallo del cabello y pueden persistir largo tiempo.

A menudo se recomienda a muchas escuelas que impidan acudir a los niños hasta eliminar las liendres visibles, incluso sin haber piojos. Dado que algunos de estos niños no llegarán a infestarse, es posible que esta conducta pueda dar lugar a tratamientos innecesarios, pérdida de días de escuela y de horas de trabajo de los padres.

Aunque es cierto que se desconoce la probabilidad de que las liendres se transformen en piojos, algunos investigadores consideran que las liendres que están próximas al cuero cabelludo contienen embriones de piojos en desarrollo. Se basan en que la hembra adulta del piojo pone sus huevos cerca de la base del cabello. Es decir, se considera que tener 5 o más liendres a menos de 6 mm. del cuero cabelludo es un factor de riesgo.

En conclusión, dado que los tratamientos anti-piojos no pueden eliminar completamente los huevos, se sugiere que en vez de perder todo un día de escuela, los niños con liendres podrían someterse a revisiones periódicas de 3-5 minutos para excluir la presencia de piojos vivos. Los que tengan 5 o más liendres a menos de 6 mm. del cuero cabelludo necesitarán exámenes más rigurosos.

Esta propuesta de modificación en la pauta de control de los piojos en la escuela requiere que las personas encargadas de examinar a los niños sean adiestradas y, por supuesto, que dispongan de tiempo suficiente.

Aunque el hecho de que los padres eliminen manualmente las liendres puede disminuir el riesgo de que los niños se infesten, es necesario realizar más estudios para averiguar cuál es el grado de eficiencia de esta medida. No hay motivos para creer que la extracción de las liendres sólo se logrará si los niños salen de la escuela.

Después de largo tiempo de temores y anécdotas, se requieren, por fín, métodos racionales para el control eficaz de los piojos de la cabeza en los niños. Adaptado de L. Keoki Williams, MD y cols. Pediatrics (ed. esp.) Vol. 51, núm. 5, 2001.

domingo, 13 de mayo de 2007

Intoxicación por agua en niños.

Debido a que cada vez se producen más olas de calor en los meses de verano, deben extremarse las precauciones frente al calor y la deshidratación, adoptando medidas tales como beber más cantidad de líquidos, sobre todo agua.

Por tanto, se suele aconsejar a los padres que den a los lactantes y niños pequeños una gran cantidad de agua a lo largo del día, y aunque, en la mayoría de las situaciones, esta recomendación es razonable, puede ocurrir, sobre todo en este grupo de edad, que niños que tomen, exclusivamente, una cantidad excesiva de agua puedan padecer trastornos por falta de sodio; por ejemplo: convulsiones.

Así, es importante informar, con precisión, a los padres de la necesidad de una hidratación correcta y de los posibles riesgos de la intoxicación por agua. Adaptado de Kayani, R.M. y cols. Arch Dis Child 2007; 92(1): 90-91.

Accidentes en niños: caídas por la ventana.

Cada año, en Estados Unidos, entre 15 y 20 niños fallecen antes de los 10 años de edad y más de 4000 ingresan en urgencias por lesiones y traumatismos causados por caídas desde una ventana. La frecuencia de este tipo de accidentes es, lógicamente, más alta durante los calurosos meses de verano, al dejar abiertas las ventanas.

En el mes de Julio de 2006, en Leicestershire, Inglaterra, se produjeron seis accidentes de niños, entre 3 y 5 años, que se habían caido por la ventana de su habitación. En cinco casos, su cama estaba cerca de la ventana. Todos tuvieron que ingresar en la unidad de cuidados intensivos pediátricos, presentaban alteración de la conciencia y necesitaron respiración asistida durante 12-24 horas. La permanencia en la UCI fué de uno a tres días y la estancia hospitalaria total fué de 3 a 10 días. Cinco niños tenían fracturas de huesos largos y de cráneo, y en dos se encontraron imágenes anormales en resonancia mágnética o TAC.

Este tipo de accidentes puede prevenirse si se adoptan medidas tan sencillas como colocar cierres de seguridad en las ventanas para evitar que se abran más de 10 cm y separar la cama y los muebles de las ventanas, sobre todo las literas. Tomado de Hussain, N. y cols. Arch Dis Child 2007; 92(1): 90.

martes, 1 de mayo de 2007

La violencia doméstica y sus víctimas silenciosas: los niños.

En la actualidad, en lo que respecta a la violencia doméstica, la atención pública se centra, lógicamente, en las principales víctimas: las mujeres. Sin embargo, la atención prestada a los hijos que, como víctimas silenciosas, presencian dicha violencia, es muy escasa o casi nula. Es evidente que los niños que son testigos de violencia pueden presentar importantes problemas psicológicos y de conducta que alteran su funcionamiento en la escuela, en casa y con sus amigos o compañeros.


Un niño en presencia de peligro se dirige, típicamente, a uno de sus padres en busca de protección y es desolador que no encuentre seguridad si uno de los padres es el que comete la agresión y el otro una víctima aterrorizada.


La primera vez que un niño se expone a la violencia es, a menudo, en el hogar. En las familias en las que las mujeres son golpeadas, la mayor parte de los hijos presenciarán dichas escenas de violencia y presenciarlas puede ser tan traumático como ser víctimas directas de ella. Los niños pueden sufrir un trastorno de estrés o presentar signos evidentes de problemas de conducta o emocionales. Incluso los lactantes y los niños muy pequeños pueden presentar síntomas tales como trastornos del sueño, pérdida de apetito y retraso del desarrollo. Otros niños presentarán alteraciones de la concentración en el colegio y pueden estar atemorizados ante la idea de dejar sola a su madre, ya que temen por su seguridad. Incluso algunos intentan protegerla heroicamente, "poniéndose duros" para ocultar sus miedos y llegan, incluso, a parecer insensibles y despreocupados.


Los medios de comunicación hacen saber a la opinión pública que muchos adolescentes con problemas serios de drogas o alcohol, expulsados del colegio o que cometen terribles actos de violencia con sus compañeros, tienen una historia infantil de malos tratos en el hogar. La agresividad entre los padres enseña a los niños poderosas lecciones con respecto al papel de la violencia en las relaciones personales. En la vida adulta tienen más probabilidades de ser ellos mismos víctimas o agresores. Un número elevado de varones que pegan a sus mujeres crecieron en hogares donde el padre pegaba a la madre. Las niñas que crecen en hogares violentos serán más probablemente maltratadas.


En el 50% de las familias en las que existe violencia, los niños no son únicamente "espectadores pasivos" sino víctimas directas de los malos tratos y, con frecuencia, lo son en medio de una agresión entre sus padres.


La crianza de los hijos es siempre difícil. Sin embargo, cuando una mujer es víctima de violencia doméstica, la dificultad adquiere una nueva dimensión. Como víctima, puede llegar a estar tan preocupada por su seguridad y supervivencia que puede ser incapaz de valorar por completo las necesidades o la situación de sus hijos. Por otro lado, los padres creen a menudo que los niños no son conscientes ni capaces de apreciar lo que están viendo y viviendo.


La gran dificultad para los pediatras estriba en que los hijos que presencian escenas violentas son víctimas silenciosas o "espectadores pasivos" y, por tanto, sus cicatrices pueden ser invisibles. De tal forma, es posible que no se pueda apreciar su estrés y perder así la oportunidad de ayudarles. Si se pone de manifiesto la existencia de violencia doméstica, es esencial que el pediatra valore primero la seguridad de la madre y de sus hijos y si el niño ha sido objeto de malos tratos. Intentar conseguir un máximo de seguridad puede ser una tarea muy difícil, cuando la madre se siente incapaz de abandonar a su pareja porque no tiene recursos económicos o está demasiado atemorizada. Su miedo está bien fundamentado: Las mujeres tienen más riesgo de sufrir lesiones graves inmediatamente después de dejar a su pareja.


Finalmente, aunque los pediatras tienen en cuenta, desde hace tiempo, los trastornos de las relaciones entre los padres y los malos tratos a los hijos, todavía, no nos hemos centrado lo suficiente en las necesidades de los niños que presencian escenas violentas familiares. Se precisan, además, nuevos estudios para saber por qué algunos niños parecen recuperarse mejor que otros. En conclusión, deberemos dirigir tambien nuestros esfuerzos hacia una prevención primaria que consiste, ante todo, en educar a nuestros pequeños pacientes y enseñarles, para cuando sean adolescentes y futuros padres, que las relaciones íntimas no pueden ser violentas. Adaptado de B. Zuckerman, M.D. y cols. Pediatrics (ed. esp.) Vol. 40, núm. 3, 1995.

domingo, 29 de abril de 2007

Los padres y la rebeldía de la juventud.

Hace más de 2000 años, Sócrates escribió:
"Nuestros jóvenes parecen gozar del lujo, son maleducados y desprecian la autoridad. No tienen respeto a los adultos y pierden el tiempo en grupo, yendo y viniendo de un lado para otro. Están preparados para contradecir a sus padres, para tiranizar a sus maestros y para comer desaforadamente".

La tarea principal de los adolescentes en nuestra cultura es independizarse psicológicamente de sus padres. Antes de que pueda desarrollar una relación adulta con sus padres, el adolescente debe distanciarse de la forma en que se relacionó con ellos en el pasado. Es normal que este proceso esté caracterizado por cierta rebeldía, desafío, insatisfacción, confusión, inquietud y contradicción. Se emocionan con más facilidad, pueden perder la calma con frecuencia y, a menudo, tienen cambios de humor. En la mejor de las circunstancias, esta situación puede durar dos años y no es raro que persista durante 4-6 años.

Durante este período difícil, algunas pautas generales pueden ayudar:

- Cuando su hijo tenga más o menos 12 años de edad, empiece a tratar de establecer la clase de relación que usted querría tener con él cuando sea adulto: respeto, apoyo y capacidad para divertirse juntos. Procure tener conversaciones informales y relajadas mientras pasean en bicicleta o en cualquier otra actividad que compartan. Utilice el elogio para ayudarle a adquirir una imagen positiva de sí mismo. Confíe en él, escúchele y haga comentarios sin criticar.

- Casi todas las relaciones negativas entre padres e hijos se desarrollan porque los padres critican demasiado a los hijos. El pertenecer a un grupo de amigos es una de las etapas esenciales del desarrollo de los adolescentes y el hecho de vestirse, hablar y actuar de modo diferente a la de los adultos ayuda a que los hijos se sientan más independientes. Permitir que un hijo se rebele de esta forma evitará, con frecuencia, que lo haga en campos importantes, tales como la experimentación con drogas. Intervenga únicamente si el comportamiento de su hijo es perjudicial.

- Su hijo adolescente debe aprender por su propia experiencia. A medida que experimenta, aprenderá de sus propios errores y a asumir la responsabilidad de sus decisiones y de sus acciones. Trate de describirle los pros y los contras de sus actividades fuera de casa, de una forma breve e imparcial. Luego concluya con un comentario como: " haz lo que creas que es lo mejor".

- Los padres tenemos el derecho y la responsabilidad de establecer las reglas de la casa y el medio principal para hacerlas cumplir es la pérdida de privilegios. Por ejemplo, si nuestro hijo está fuera de casa hasta muy tarde o se retrasa sin llamar con su teléfono móvil, podemos limitarle el privilegio del uso del teléfono durante un par de días o prohibirle salir el siguiente fin de semana. Una prohibición más prolongada la considerará injusta y, además, resulta difícil de cumplir.

- A menudo, la unidad familiar funciona mejor si se llega a las decisiones democráticamente. Debe haber una atmósfera de: " no hablemos de culpables, pero tenemos un problema. ¿Cómo podemos resolverlo? ". El objetivo de la negociación debe ser que ganen las dos partes.

- En general, cuando el adolescente está de mal humor, no querrá hablar de ello con su padre o su madre. Si quiere discutir un problema con alguien, generalmente es con un amigo íntimo. Casi siempre, es preferible dejarlo tranquilo y respetar su intimidad. Este es un mal momento para hablar con él de cualquier cosa.

- Los adolescentes suelen hablar a sus padres de forma descortés o irrespetuosa. Estas expresiones desagradables no deben ser pasadas por alto. Los padres debemos responder, de la forma más tranquila posible, con un comentario como: " realmente me duele que me desaires o que no contestes a mi pregunta". Si persiste en su actitud, salgamos de la habitación. No entremos en una competencia de gritos y así trataremos de enseñarle que todo el mundo tiene el derecho a no estar de acuerdo, pero que los gritos no están permitidos y que hay que evitar el comportamiento ofensivo. En resumen, recibirá una lección de educación.

En conclusión, los padres debemos recordar, de vez en cuando, que tambien fuimos jóvenes.

Finalmente, habrá que pedir ayuda:
- Si la relación con él no mejora después de adoptar estas pautas.
- Si está deprimido, si bebe en exceso o usa drogas, o si pretende irse de la casa.
- Si está corriendo riesgos indebidos (por ejemplo, conducir demasiado rápido).
- Si es demasiado solitario o no tiene amigos íntimos.
- Si su rendimiento escolar está bajando considerablemente.
- Si falta con frecuencia al colegio.
- Si sus explosiones de ira son destructivas.
- Si la rebeldía es excesiva.

Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

lunes, 16 de abril de 2007

"Mi hijo tiene vómitos".

El vómito es la expulsión brusca y con esfuerzo de una gran parte del contenido del estómago, a través de la boca, provocada por fuertes contracciones del estómago. En cambio, la regurgitación es una expulsión sin esfuerzo de menores cantidades y que comúnmente se observa en niños menores de un año de edad.

Casi todos los vómitos son causados por haber comido algo que no "cayó bien", o por una infección viral o bacteriana (gastroenteritis). En este caso, están asociados a diarrea.

El vómito, casi siempre, cesa en un período de 6 a 24 horas y, por lo general, los cambios en la dieta aceleran la recuperación del niño.

Cuando se trata de un bebé con lactancia materna:
- si únicamente ha vomitado una o dos veces, es preferible seguir dándole el pecho, pero sólo uno cada vez. Pasadas 24 horas, vuelva a darle ambos pechos pero durante algo menos tiempo de lo habitual, hasta comprobar su restablecimiento o consultar con su pediatra.
- si ha vomitado tres o más veces, ponga a su bebé bajo dieta de pequeñas cantidades de suero oral, durante 4 horas. Si no vuelve a vomitar, puede seguir con el pecho, como en la situación anterior.

Cuando se trata de un bebé alimentado con biberón o un niño mayor:
1. Durante las primeras 8 horas no debe tomar ningún alimento sólido. Ofrézcale líquidos claros (no leche) en pequeñas cantidades hasta que hayan pasado 8 horas, sin vómitos. Para los lactantes use alguna solución de rehidratación oral. Para niños mayores de un año, si rechazan el suero oral, el agua sola parece dar mejor resultado y tambien se les puede ofrecer manzanilla, té suave o bebidas de cola o limón (previamente agitadas, para que pierdan las burbujas).
Empiece dándole una cucharada pequeña cada 5 minutos y duplique la cantidad cada hora. Si no deja de vomitar, procure que el estómago de su hijo descanse por completo durante una hora y empiece de nuevo. El método de un trago por vez casi siempre da buenos resultados.
2. Después de 8 horas sin vómitos, su hijo puede volver gradualmente a una alimentación normal. Si sólo toma biberónes, déle cada vez 30 o 60 ml. menos de lo acostumbrado. Si ya tomaba alimentación sólida, comience con un puré de manzana o plátano. Para los niños mayorcitos, empiece con unas galletas saladas, un puré de patatas o una sopa de arroz o pasta. Por lo general, su hijo puede volver a la alimentación normal, a las 24 horas después de que hayan cesado los vómitos.

Los padres deben saber que los vómitos por sí solos rara vez causan deshidratación, a menos que se administre una cantidad excesiva de líquidos. Es decir, hay que evitar el error frecuente de darle al niño tanta cantidad de líquidos como quiera. Esta actitud hará que los vómitos continúen por más tiempo.

Es evidente que, cuando sea posible, los padres consultarán con su pediatra. Sin embargo, un niño con vómitos debe recibir atención médica urgente:
- si lleva más de 8 horas sin orinar.
- si puede verse sangre en el contenido del vómito y no procede de un sangrado nasal reciente.
- si se queja de dolor abdominal desde hace más de dos horas.
- si ha vomitado más de tres veces y si ha tenido más de tres deposiciones diarreicas.
- si es más difícil despertarlo.
- si le nota confusión o delirio.
- si cree que tiene el cuello más rígido y tiene fiebre.
- si puede haber recibido un golpe en el abdomen.
- si existe la posibilidad de intoxicación con un alimento, una medicina u otra sustancia.
- si sospecha que puede haberse atragantado con un objeto extraño.
- si los padres consideran que está empeorando.

Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

sábado, 7 de abril de 2007

"Mi hijo tiene fiebre".

La fiebre es una elevación de la temperatura normal del cuerpo. Con frecuencia es la respuesta del organismo a infecciones y puede ser útil para combatirlas. La mayoría de las infecciones son causadas por virus y en algunos casos por bacterias. Hay que insistir en que la dentición (la erupción o brote de los dientes) no causa fiebre. Una elevación leve de la temperatura puede ser debida al ejercicio, a la ropa muy abrigada, al calor o a los alimentos o bebidas calientes. Si los padres sospechan que esto es lo que pueda estar pasando, hay que volver a tomar la temperatura pasada media hora.

En general, el nivel de la fiebre no está directamente relacionado con la gravedad de la enfermedad. En verdad, lo que cuenta es cómo de enfermo parece estar el niño. La fiebre hasta que no llega hasta los 41,7 grados C (centígrados) no causa daño y, afortunadamente, el termostato del cerebro mantiene las fiebres por debajo de ese nivel. Aunque todos los niños llegan a tener fiebre, sólo el 4% de ellos desarrollan una breve convulsión febril que, generalmente, es inofensiva.

La forma más fiable y válida de saber si un niño tiene fiebre es tomándole la temperatura rectal. Se puede aplicar un poco de vaselina al extremo del termómetro e introducirlo unos 2 cm. aproximadamente. Se considera fiebre cuando la temperatura es superior a 38 grados C.

Cuando sea molesto para el niño controlar la temperatura rectal, puede ser tambien válida la temperatura axilar. En este caso, será fiebre si el termómetro marca más de 37,2 grados.

Si los padres utilizan un termómetro-chupete deben saber que la temperatura normal en la boca llega hasta 37,8 grados C.

Todos los demás métodos se consideran menos fiables.

Para bajar la fiebre, una buena opción es administrar al niño paracetamol (p. ej.: Apiretal), a razón de 3 gotas por cada kg. de peso del niño, cada 4-6 horas, si es preciso (este fármaco bajará la fiebre pero, por lo general, no disminuirá la temperatura al nivel normal y tendrá que repetirse mientras la fiebre vuelva a subir, hasta que la enfermedad termine su curso).

Si media hora después de administrar paracetamol, la fiebre es de más de 40 grados C, puede darle a su hijo un baño de esponja durante unos 20-25 minutos en agua tibia (31-32 grados C). El baño de esponja actúa más rápido que la inmersión. Por tanto, siente a su hijo en la bañera, con 5 cm. de agua, y moje repetidamente su piel con la esponja. Si tirita, eleve la temperatura del agua. No espere bajar la temperatura a menos de 38 grados C.

Durante la fiebre se pierde agua a causa del sudor; por tanto hay que ofrecer y estimular al niño para que tome más líquidos frescos de lo habitual, en pequeñas cantidades y con frecuencia, pero sin forzarlo.

La ropa debe mantenerse al mínimo, para facilitar la pérdida de calor a través de la piel. No arrope a su hijo; esto le producirá fiebre más alta. Si su hijo tiene frío o está tiritando (tiene escalofríos), use una manta ligera. Es perjudicial darle fricciones con alcohol.

En cualquier caso, los padres consultarán con su pediatra, cuando sea posible. Sin embargo, el niño con fiebre debe recibir atención médica urgente:
- si tiene menos de 3 meses de edad.
- si tiene fiebre de más de 40,5 grados C.
- si no se le puede consolar el llanto.
- si le cuesta más trabajo respirar, a pesar de haberle despejado la nariz.
- si es más difícil despertarlo.
- si tiene vómitos y se queja de dolor de cabeza.
- si hay sospecha de que el cuello está más rígido o tiene manchas en la piel de color púrpura que no desaparecen al intentar estirarla.
- si los padres consideran que está empeorando.

Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".

Asistencia a niños inmigrantes.

El témino "niños inmigrantes" incluye a todos aquellos legales e ilegales (sin documentación), refugiados y fruto de adopciones internacionales. Este grupo representa una parte creciente de nuestra población infantil.
Todo niño que se encuentre dentro de las fronteras geográficas de nuestro país, independientemente de su "situación" debe tener pleno acceso a los servicios sanitarios, educativos y sociales. Esta protección es compatible con el apoyo para racionalizar y reforzar las políticas de inmigración. El promover y regular la inmigración legal son cuestiones esenciales de política nacional, del mismo modo que asegurar nuestras fronteras es un asunto de interés nacional. Si se permite que un grupo de niños carezca de un buen estado de salud y de educación, ello acarreará consecuencias desfavorables para todos. Organizar y regular la asistencia de estos niños será responsabilidad de los gestores de sanidad y educación de cada comunidad.

Las oleadas de inmigrantes son recibidas con preocupación y las discusiones se centran en si contribuyen al progreso económico u originan una sangría de los fondos públicos. Estas preocupaciones, en parte sin demostrar, incluyen tambien las amenazas sobre la salud y el orden público, por la llegada de enfermedades infecciosas, aumento de la criminalidad y diversas tradiciones sociales.

Los nuevos inmigrantes pueden encontrarse sin empleo ni conocimiento de nuestro idioma, con enfermedades infecciosas, en ocasiones, sin diagnosticar y falta de vacunaciones. Los ilegales acceden de modo limitado a la asistencia sanitaria pública y, con frecuencia, a los servicios de urgencia.

Los niños que llegan por vía de adopción lo hacen sin información segura sobre su historia médica y, a menudo, sus padres adoptivos tienen que realizar un gran esfuerzo, a todos los niveles, pues carecen de experiencia para criar niños y que, además, provienen de paises muy diferentes al nuestro. Muchos de ellos residían en horfanatos u hogares de acogida y presentan problemas nutricionales o retrasos del desarrollo, con probabilidad de no alcanzar los valores normales de talla y peso para su edad. Sin embargo, al cabo de un año, la mayoría han experimentado un importante crecimiento compensador.

Algunos refugiados pueden haber quedado desarraigados a causa de guerras o persecuciones y han sido testigos de atrocidades. Los niños y las familias, con estos antecedentes traumáticos, sufren trastornos de ansiedad que deben ser tratados.

Los pediatras en fase de aprendizaje y en ejercicio profesional deben formarse para salvar además las barreras culturales, de idioma, creencias, prácticas y remedios populares. Es evidente que hay que respetar las diferencias en actitudes y enfoques de la crianza de los niños, sean inmigrantes o no, pero no se podrán tolerar aquellas prácticas tradicionales que sean dañinas o perjudiciales para los niños. Adaptado de M. Weitzman, MD. y cols. Comité de Servicios de Salud para la Comunidad. Academia Americana de Pediatría. Pediatrics (ed. esp.) Vol. 44, núm. 1, 1997.

jueves, 5 de abril de 2007

Asma infantil y corticoides inhalados.

A medida que se reconoce la inflamación como un componente importante del asma, los corticoides inhalados (CI) se han convertido en los fármacos fundamentales para el control de la enfermedad. La recompensa ha sido la reducción considerable de los procesos asmáticos y de su mortalidad. No obstante, los pediatras siguen preocupados por el efecto de su empleo sobre la velocidad de crecimiento o la talla adulta final. Es evidente que en los resultados de los estudios realizados influyen la edad de los pacientes, la gravedad inicial del asma, el empleo de otras medicaciones y el grado de adiestramiento o control del asma. La dosis, la duración del tratamiento y el sistema de administración son tambien importantes.

En un estudio sobre niños preadolescentes con asma, el grupo mostró una menor velocidad de crecimiento antes del inicio del tratamiento con CI. Tras el empleo de CI durante 5 años, la velocidad de crecimiento mejoró en los niños con asma controlada.

Merece la pena indicar que la respuesta clínica de los pacientes a los CI varía de forma individual. En los asmáticos que no responden bien a dosis medias de CI, las dosis más elevadas raramente mejoran la función pulmonar. Sin embargo, estos pacientes sí pueden mejorar añadiendo un broncodilatador inhalado de acción prolongada. Es importante recordar a los padres que los broncodilatadores no son antiinflamatorios.

La inmunoterapia (extractos hipoalergénicos) podría ser útil en determinados pacientes con sensibilidad a alergenos aéreos pero la defensa más eficaz contra la necesidad de tratamientos muy prolongados con CI o de numerosas medicaciones sigue siendo el control de los factores desencadenantes, como, por ejemplo: alergenos específicos, irritantes, sinusitis crónica y reflujo gastroesofágico. Adaptado de S.L. Bahna, MD. Pediatrics (Ed esp) 2004;57(6):331-2.

Organización en urgencias pediátricas.

Es evidente que sólo a través de una planificación adecuada de los sistemas de organización de los servicios de urgencias, los niños podrán tener acceso a una atención de calidad. Se trata de una larga lista de tareas tales como la preparación de una consulta de urgencias y su equipamiento, instrumental y fármacos. Los suministros de ambulancias y la preparación del personal paramédico, la coordinación en accidentes colectivos o atentados terroristas y catástrofes, el transporte especial de niños enfermos o accidentados desde la consulta a un hospital o de un hospital a otro, los sistemas de comunicación entre todo el personal implicado, etc., son pilares fundamentales de esta compleja estructura y de un laborioso trabajo en equipo.

En realidad, todos los responsables de la sanidad y de la comunidad, ciudadanos incluidos, han de poner de su parte para que nuestros hijos reciban la asistencia que necesitan de manera oportuna. Hay, además, otro apartado importante que se refiere a los programas y cursos de formación continuada, imprescindibles para el personal médico y de enfermería. Por último, tampoco debemos olvidar que el componente esencial de los servicios médicos, tanto si son como si no son de urgencia, es la capacitación y la preparación individual. Adaptado de J.S. Seidel, MD y J. Knapp, MD. Pediatrics (ed. esp.) Vol. 50, núm. 2, 2000.

domingo, 1 de abril de 2007

Prematuros y Recién Nacidos de riesgo. Cuidados intensivos.

Los resultados de los recién nacidos de alto riesgo han mejorado en gran medida con el avance de la tecnología médica. Por ejemplo, la actual respiración asistida permite mantener con vida durante largos períodos de tiempo a los recién nacidos gravemente enfermos o a los prematuros de muy bajo peso. El resultado de este tratamiento puede ser la agonía o la supervivencia con graves problemas neurológicos y otras secuelas debilitantes. Está claro que el tratamiento de estos recién nacidos debe basarse en lo que se considera su mejor interés. Los padres y los profesionales de la asistencia sanitaria suelen afrontar difíciles decisiones, en lo que respecta al tratamiento y cuidado de estos niños, en parte porque cualquier decisión se arriesga a resultados indeseables e imprevisibles.

Si el tratamiento intensivo consiguiera siempre la supervivencia con una calidad de vida aceptable de los recién nacidos en riesgo, la decisión sería fácil; pero cuando se trata de recién nacidos con mal pronóstico, las decisiones se complican y deben tomarse conjuntamente por el equipo de asistencia sanitaria y la familia. Pueden dividirse en tres categorías: 1. Cuando la supervivencia es muy poco probable y hay alto riesgo de secuelas graves, no están indicados los cuidados intensivos. 2. Cuando la supervivencia es probable y el riesgo de complicaciones graves es bajo, sí están indicados. 3. En los casos intermedios, con pronóstico dudoso, pero probablemente malo y con una supervivencia asociada a una disminución de la calidad de vida, los deseos de los padres determinarán la decisión.

El médico que informa a los padres debe tener en cuenta que la visión de los padres del estado de su hijo y de las opciones del tratamiento está influida por la manera de presentarles la situación. Por tanto, es difícil para el médico ofrecer una información precisa, franca, equilibrada, imparcial y que tenga en cuenta la especial sensibilidad de los padres y sus lógicas preocupaciones, que a menudo, están tambien relacionadas con un trasfondo cultural, religioso, educativo y social. Se hace imprescindible una comunicación abierta y sincera, para que sea evidente que no es adecuado mantener el tratamiento para prolongar la vida, cuando la situación es incompatible con la vida o cuando el tratamiento se considera perjudicial o inútil. La decisión de iniciar o continuar los cuidados intensivos debe basarse solamente en la consideración de que el recién nacido se beneficiará de los cuidados intensivos.

Se debe respetar, pues, el importante papel de los padres en la toma de decisiones. Sin embargo, la primera responsabilidad del médico es el paciente. Es decir hay que garantizar que el tratamiento escogido sea compatible con el mejor interés del niño. Adaptado de A.R. Stark, MD. Comité de Recién Nacidos. Academia Americana de Pediatría. Pediatrics (Ed esp). 2007;63(2):106-8.

Corticoides y laringitis en niños: toda una odisea.

Hace treinta años, se publicaba: " los corticoides no están indicados en el tratamiento de la laringitis". En la actualidad, se anuncia todo lo contrario: "los corticoides son el tratamiento recomendado de la laringitis". Esto requiere una breve revisión. ¿Qué ha pasado durante este tiempo?

En 1979, se publicó un ensayo razonablemente realizado que demostraba el beneficio de la utilización de los corticoides en la laringitis, pero no fué suficiente para inclinar la torre de marfil. Hubo que esperar hasta 1989 para que un estudio demostrara científicamente la necesidad de utilizar corticoides en pacientes tan afectados como para ser hospitalizados.

La siguiente pregunta lógica fué si los corticoides podrían suponer un beneficio en niños con laringitis menos graves. Terry Klassen, destinado a convertirse en el investigador más vanguardista de la laringitis, demostró desde 1994 que, tanto en el hospital como fuera de él, los niños con laringitis más leve o moderada tratados con corticoides mejoran rápidamente. Además, disminuye el número de niños ingresados, hay menor pérdida de sueño, menos estrés de los padres y pocos regresan, al poco tiempo, al servicio de urgencia por necesitar, de nuevo, atención médica, a causa de la laringitis.

Las palabras de un ilustre médico (J.M. Charcot) bien podrían aplicarse a la odisea de los corticoides en la laringitis: "La enfermedad es muy antigua y nada sobre ella ha cambiado. Somos nosotros los que cambiamos cuando aprendemos". Adaptado de M. Tenenbein, MD. Pediatrics (Ed esp). 2005;60(1):13-4.

sábado, 24 de marzo de 2007

Separacion o divorcio de los padres.

Actualmente, la separación y el divorcio de los padres es uno de los riesgos más habituales y significativos del desarrollo saludable de los niños. En la consulta, los padres suelen referir al pediatra, de alguna forma, episodios familiares que son motivo de tensiones entre ellos. Por tanto, se debe enseñar a los futuros pediatras a reconocer los síntomas de conflictos entre los padres, con el fin de que puedan ayudar a mejorar su relación antes de llegar a la ruptura. Los médicos experimentados conocen con cuánta frecuencia la madre o el padre ofrecen abundantes claves de que atraviesan por dificultades.

No sólo es importante que se comprenda cómo el conflicto de los padres puede afectar al niño, sino que es imprescindible considerar las formas en que el niño puede someter a tensión a la pareja.

Incluso en el embarazo más deseado, la llegada del primer hijo modifica la vida de los nuevos padres en casi todos los detalles. Los padres primerizos entran en una nueva, y a menudo inesperada, fase de la vida. Con el niño recién nacido disminuye el tiempo dedicado a la pareja, a los amigos, al trabajo, a las relaciones sexuales y al ocio. Mientras que para muchas parejas éste es un período de extraordinaria satisfacción mutua, para la mayoría es tambien un momento de gran intensidad que necesita de grandes adaptaciones personales y de ajustes en su relación. Con los niños posteriores, los padres tienen la ventaja de "conocer el territorio". Sin embargo, las necesidades se multiplican con cada nuevo hijo y los padres están obligados a crear un nuevo y difícil equilibrio.

Las tensiones habituales -incluyendo, por ejemplo, el llanto del bebé, sus alteraciones del sueño, las enfermedades infantiles, los trastornos de la conducta y el resto de las múltiples tareas de la asistencia diaria al niño- pueden acentuar las diferencias entre los padres o crear resentimientos entre ellos.

Cada una de las etapas del desarrollo del niño conlleva nuevos desafíos que los padres deben afrontar juntos. Los problemas de comportamiento infantil y de rebelión adolescente, en particular, suelen estar relacionados con el malestar familiar, como causa de la tensión entre los padres, como reflejo del conflicto entre ellos o ambas cosas a la vez. La depresión postparto, la pérdida de empleo, la movilidad en el trabajo o una enfermedad familiar grave son tambien ejemplos de importantes cambios que pueden acentuar las tensiones.

¿Podemos prevenir el divorcio? En sí misma es una esperanza excesiva, dado el limitado contacto con los padres en la consulta pediátrica. Pero ¿podemos ayudar, apoyando a los padres en su relación, durante los períodos estresantes? Seguramente la respuesta es "sí".

Los pediatras están presentes desde el principio del proceso de formación de la familia y pueden intervenir en apoyo de los padres que cuidan a sus hijos, en tiempos de bienestar y en tiempos de necesidad. Dada la gran frecuencia y el enorme impacto de la separación de los padres sobre los niños, deben contribuir en lo que se pueda. Adaptado de J. Lane Tanner, MD. Pediatrics (Ed esp) 2002;54(5):186-188.

domingo, 18 de marzo de 2007

Alimentación de los bebés: continuará la búsqueda del patrón ideal.

Existe el reconocimiento general de que la lactancia materna es la más adecuada para la alimentación de los niños. La selección natural, durante miles y miles de años de evolución de la especie humana, avala la calidad de la leche materna y se está de acuerdo, por tanto, en que es el modelo para desarrollar otras leches. Donde más evidente se hace la superioridad de la leche de mujer sobre las leches artificiales es en la protección contra las infecciones. En el futuro, es escasa la probabilidad de que los principales componentes antiinfecciosos de la leche materna puedan incorporarse a las nuevas fórmulas lácteas.

Por otro lado, durante los primeros meses de vida, el crecimiento del bebé es el índice más sensible para valorar su estado de salud y la calidad o suficiencia de su alimentación. Cada lactante tiene un potencial, determinado genéticamente, para su crecimiento. Si el niño permanece relativamente libre de enfermedades y recibe un aporte suficiente de calorías y nutrientes esenciales alcanzará su potencial de crecimiento.

Cuando no es posible dar el pecho, los bebés tienen que ser alimentados con leches de fórmula y se ha observado que estos lactantes crecen, por lo general, más rápidamente que los que toman el pecho, no sólo en peso sino en talla. Puesto que está descartado que los niños criados con fórmulas lácteas estén sobrealimentados y que, al menos, algunos lactantes criados al pecho no alcanzan su potencial, debe entenderse que la evolución de la especie humana tiene mucho que ver con este asunto.

La supervivencia de la especie requiere que la madre "invierta" en sus hijos, hasta el punto de cuidar de sus descendientes para que sobrevivan y se reproduzcan. Esto no podría conseguirse si el aporte de leche idealmente adecuado para satisfacer las necesidades del niño agotara las reservas nutritivas de la madre. Es decir, para que el niño sobreviva, la madre que lo alimenta debe sobrevivir a su vez y conservar un grado de salud suficiente que le permita cuidar del niño, poder seguir alimentándolo y además invertir en otros descendientes, incluidos los que todavía no han nacido.

Es cierto que la leche producida, por ejemplo, por las mujeres desnutridas de Gambia es de la misma cantidad y calidad que la leche producida por las mujeres bien nutridas del Reino Unido. Sin embargo, aunque la madre puede perjudicarse a corto plazo en beneficio de su hijo, es evidente que a largo plazo no puede soportarlo.

En conclusión, se sabe muy poco acerca de las costumbres de nuestros antepasados con respecto a la alimentación de los lactantes. En la actualidad, hay varias tribus en las que las madres ofrecen a sus hijos alimentos premasticados. Esta práctica, tan poco atractiva para la mayoría de las personas de las sociedades industrializadas de hoy en día, parece un método razonablemente seguro para suplementar los aportes de calorías y nutrientes de sus hijos alimentados al pecho. Es probable, pues, que el crecimiento más rápido de los niños criados con lactancia artificial sea, sencillamente, una consecuencia de su contenido más generoso de calorías y nutrientes esenciales. A falta de pruebas científicas de que un menor crecimiento en los niños criados al pecho sea ventajoso, parece lógico que los datos disponibles y verificados acerca del crecimiento de los niños alimentados con leche artificial se tengan tambien en cuenta, como referencia, a la hora de desarrollar nuevas leches infantiles en el futuro. Adaptado de S.J. Fomon, M.D. Pediatrics (Ed esp) 2004;57(2):77-81.

domingo, 11 de marzo de 2007

Inteligencia infantil y conducta saludable en el futuro.

En este estudio se demuestra que la inteligencia de un niño está relacionada con la alimentación y la actividad física de su edad adulta. Es decir, los niños con capacidad mental más elevada declaran, cuando son mayores, que consumen con mayor frecuencia frutas, verduras (cocidas o crudas), pan integral, carne de ave, pescado y alimentos fritos con aceites vegetales. Además tienen una menor tendencia a consumir patatas fritas y pasteles. La capacidad mental más elevada tambien se asocia positivamente con los hábitos de ejercicio físico, en especial con el de carácter intenso (definido por quedar casi sin aliento y sudoroso). Las asociaciones entre la capacidad mental y estas conductas son similares en ambos sexos.
Conclusión. Es digno de aplauso que, incluso a temprana edad, la capacidad de comprender y razonar sea decisiva para la conducta saludable de una persona. Adaptado de G.D. Batty, PhD.

La morriña infantil.

La morriña, añoranza o nostalgia es un sufrimiento y un trastorno funcional producido por una separación, real o prevista, del hogar o de los padres. Se caracteriza por unas ideas duraderas de extrañeza, preocupación y sensación de tristeza. Es lógico que los niños puedan echar de menos su ambiente y algunos llegan a padecer crisis de ansiedad, por inseguridad o temor a posibles o futuras separaciones. Casi todos los niños, adolescentes y adultos experimentan un cierto grado de añoranza cuando se separan de las personas y las situaciones familiares.

Los profesionales sanitarios se hallan en una situación ideal para ayudar a las familias a que comprendan las causas, la prevención y el tratamiento de la morriña en separaciones planeadas, como los campamentos de verano, o imprevistas y traumáticas, como la hospitalización. Adaptado de C.A. Thurber, PhD. Pediatrics (Ed esp). 2007;63(1):57-60.

La importancia del juego en los niños.

El juego es esencial para el desarrollo pues contribuye al bienestar físico, social y emocional de los niños y jóvenes. El juego ofrece además a los padres una oportunidad ideal para que se relacionen plenamente con sus hijos.

A pesar de los beneficios derivados del juego para los niños y sus padres, algunos hijos disponen de poco tiempo y espacio para disfrutarlo libremente. Los factores que han originado esta reducción del juego son, entre otros, el ritmo de vida acelerado, los cambios en la estructura de la familia, la vivienda, el medioambiente, ... y la creciente atención que se le presta a otras actividades de los hijos, supuestamente más enriquecedoras.

Los pediatras deben ayudar a las familias a que consideren el modo más adecuado de proteger el juego, mientras buscan un equilibrio en la vida de sus hijos. Tomado de K.R. Ginsburg, MD. Pediatrics (Ed esp). 2007;63(1):57-60.

La depresion postparto. El papel del pediatra.

El pediatra, en su consulta, se encuentra en una posición privilegiada para detectar problemas familiares y psicosociales que pueden afectar, directa o indirectamente, a los niños.
La depresión postparto es un ejemplo muy frecuente y significativo de cómo un problema de los padres ejerce efectos negativos importantes en los hijos, en el resto de la familia y sobre la misma madre, con consecuencias que desgraciadamente pueden llegar a ser irreversibles. La relevancia de este trastorno radica tambien en que, con frecuencia, ni la madre o los familiares que la rodean se encuentran en circunstancias que permitan reconocer la magnitud del problema y, por tanto, cabe la posibilidad de que no pidan ayuda.

Dado que este proceso afecta a la madre, es una prioridad educar al pediatra para que sepa cuál es el papel que debe desempeñar, definir los límites de su asistencia y su responsabilidad moral. Tomado de L.H. Chaudron, MD. Pediatrics (Ed. esp). 2007;63(1):57-60.

domingo, 4 de marzo de 2007

Selección antinatural.

En la década de 1870, médicos franceses iniciaron esfuerzos para salvar a recién nacidos "débiles" con fines patrióticos, dados los temores de despoblación por la enorme pérdida de vidas humanas durante la guerra francoprusiana y tambien por la disminución de nacimientos. Pero las consecuencias biológicas a largo plazo de este peculiar experimento humano no han sido nunca examinadas. El parecido de esta operación con la eugenesia (aplicación de las leyes biológicas de la herencia para el perfeccionamiento de la especie humana) podría denominarse "selección antinatural".

El éxito obtenido para mantener con vida a recién nacidos "débiles" o poco viables ha llevado en años recientes a emplear métodos cada vez más enérgicos para aumentar sin límites la supervivencia de los recién nacidos, con modernos programas de cuidados intensivos. Sin embargo, no se han estudiado las consecuencias de esta forma de selección donde niños poco viables se mantienen ahora con vida en tasas nunca conocidas antes en la historia de nuestra especie.

Las tecnologías de reproducción asistida han aumentado tambien la selección antinatural y se desconocen los efectos globales de estos modos artificiales de procreación sobre los genes de las futuras generaciones. Es posible que haya que esperar a examinar la descendencia de estos niños antes de poder emitir un juicio sobre el impacto biológico.

¿Cuál es el precio de que nuestra especie se desconecte de millones de años de selección natural? Tomado de W.A. Silverman, MD. Pediatrics (ed. esp.) Vol. 51, núm. 6, 2001.

Infecciones respiratorias infantiles y antibióticos.

La aparición de bacterias resistentes ha aumentado la preocupación por el uso de antibióticos. Es importante conocer qué piensan los padres al respecto y cómo reconocen los pediatras que es necesario promover un empleo juicioso de los antibióticos.

La inmensa mayoría de los padres saben perfectamente que hay infecciones provocadas por virus que no se tratan con antibióticos y que los médicos deben prescindir de los tratamientos antibióticos en tales enfermedades. En cualquier caso, es imprescindible una buena comunicación entre los padres y el pediatra, pues la cuestión no es tan fácil. A primera vista, surgen dos inconvenientes: por un lado, clínicamente es muy difícil diferenciar las infecciones virales (las más frecuentes) de las bacterianas (menos probables); y por otro lado, puede ocurrir que un bebé padezca una infección bacteriana y los padres se muestren reacios a que se le prescriban más antibióticos, alegando tratamientos recientes con antibióticos en supuestas infecciones de causa viral.

Las razones en contra del uso de antibióticos son:
1. Carecen de eficacia clínica en infecciones virales y las bacterianas secundarias suelen abortar. 2. El uso excesivo de antibióticos fomenta la resistencia bacteriana. 3. Pueden producirse efectos secundarios. 4. Es preciso evitar los costes innecesarios de los antibióticos.

Las razones a favor del uso de antibióticos son:
1. No hay certeza diagnóstica entre infección viral o bacteriana. 2. Presiones socio-culturales. 3. Satisfacer las espectativas de los padres. 4. Preocupaciones por algunas enfermedades bacterianas secundarias, precedidas por una enfermedad viral, que presentan un curso rápido o grave y por los pacientes que no puedan mejorar si la enfermedad empeora o persiste.

¿Qué es lo que podemos hacer?
Todo médico reconoce que es preciso personalizar e individualizar cada tratamiento y, además de los conocimientos, de la experiencia y del sentido común de cada médico, se requiere una investigación basada en pruebas llevada a cabo por médicos de atención primaria. Los criterios clínicos deben ser tratar de diagnosticar con la mayor precisión posible y diferenciar a los pacientes que más probablemente presentan una infección respiratoria de causa bacteriana. Los exámenes de laboratorio, si son necesarios, deben ser sencillos, seguros, realizados rápidamente e interpretados con facilidad. Tomado de M.E. Pichichero, MD. Pediatrics (ed. esp.) Vol. 48, núm. 6, 1999.

domingo, 18 de febrero de 2007

Sobrepeso en niños y adolescentes.

En el año 2003, La Academia Americana de Pediatría recomendó que los pediatras calculen el índice de masa corporal (IMC) de todos los niños y adolescentes al menos una vez al año y que ante un aumento del IMC consideren que hay sobrepeso respecto a la talla. La falta de motivación del paciente o de participación de los padres y la incapacidad del médico para ayudar a cambiar el comportamiento pueden ser barreras para el empleo del IMC.

Tradicionalmente, se supone que el médico tiene que hacer algo que sea eficaz de inmediato, que el paciente cumplirá y que los efectos se verán con rapidez. Sin embargo, para facilitar una modificación del comportamiento se necesita una postura totalmente distinta: hay que ayudar al paciente (y a su familia) a identificar objetivos que pueda y quiera cambiar. Un niño en riesgo de sobrepeso tiene su propio estilo de vida y, por tanto, al tratarse de una situación prolongada, los cambios no serán tan rápidos.

El paciente de un médico que le muestra preocupación por su peso tiene más probabilidades de iniciar cambios para bajar de peso. Por ejemplo: mencionar un aumento del IMC puede bastar para que una familia pase de una etapa previa a la etapa siguiente: considerar el problema; aunque el cambio real de comportamiento pueda producirse más tarde.

En conclusión, el control del crecimiento forma parte de la práctica pediátrica preventiva y el IMC simplemente ayuda a valorar la adecuación del peso respecto a la estatura. Es evidente que la medición del IMC no puede, por sí sola, moderar una epidemia de obesidad pero, como en cualquier problema de salud, el reconocimiento precede a las soluciones. Tomado de N.F. Krebs, MD. Pediatrics (Ed esp). 2005;60(1):23-4

Niños, televisión y violencia real.

Tradicionamente, la preocupación de los padres por la violencia en los medios de comunicación se ha enfocado más hacia los posibles efectos dañinos de películas o videojuegos. Sin embargo, desde los ataques del 11-S y la reciente cobertura de la guerra en Irak, se ha puesto más en duda que nunca la conveniencia para los niños de las noticias sobre violencia en la vida real.

Las noticias de televisión están llenas de violencia y sufrimiento y hasta el momento no ha habido debates serios para prohibir las noticias durante las "horas televisivas de la familia", ni para emitir, al menos, una advertencia previa.

Aunque la violencia en las noticias de TV puede afectar a una proporción considerable de la audiencia infantil y producir daños en la salud de algunos niños, las investigaciones se han limitado a los efectos directos sobre los temores de los niños a convertirse en víctimas. Es probable, además, que ciertas reacciones, como el estrés, los miedos y las preocupaciones, los trastornos del sueño, pesadillas y terrores nocturnos sean tambien consecuencias negativas.

En todo caso, a pesar de que, en el lado positivo, los medios de comunicación pueden ayudar a los niños a prepararlos ante potenciales peligros, los pediatras deben informar a los padres de los efectos negativos que las noticias violentas pueden ocasionar a sus hijos, fomentar debates públicos sobre este asunto y promover investigaciones sobre cuestiones tan importantes como:
la admiración infantil hacia las armas, sus ideas sobre la violencia como un medio justificado para resolver conflictos, sus temores a ser una víctima de ella, sus miedos e inquietudes o, por el contrario, su habituación o insensibilización ante tantas noticias violentas. Tomado de J.H. Walma van der Molen, PhD. Pediatrics (Ed esp) 2004;57(6):348-52

Los padres y el pediatra.

En lo que respecta a la asistencia sanitaria, la cooperación o el cumplimiento es el grado en que la conducta de una persona coincide con los consejos médicos recibidos. El cumplimiento de la medicación tiene una importancia decisiva en todos los aspectos de la pediatría, especialmente en el tratamiento satisfactorio de las enfermedades, en su prevención y en la promoción de la salud.
La cooperación se basa en que los padres y el pediatra se comprometan a alcanzar los mismos objetivos. El escaso cumplimiento tiene el riesgo de que los pequeños presenten problemas, como la prolongación o complicación de su enfermedad e impide una valoración precisa de la calidad de la asistencia prestada.
Para mejorar el cumplimiento o la cooperación es necesaria una buena comunicación y una relación personalizada entre los padres y el pediatra. Tomado de S. Winnick, MD. Pediatrics 2005;115:e718-e724.

Tratamiento de la hiperactividad infantil.

Este estudio incluye varios informes clave que proporcionan conclusiones importantes acerca de los diferentes tratamientos del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y su eficacia en cuanto a mejorar la evolución de los niños afectados, así como las desventajas y los beneficios de emplear varios tratamientos conjuntamente, en comparación con un tratamiento único o aislado.
Los datos obtenidos apoyan firmemente el uso de medicamentos estimulantes para tratar los síntomas principales de los niños con TDAH y, en menor grado, para mejorar su funcionalismo (capacidad de acción y adaptación al ambiente). Por otro lado, La terapia psicológica, dirigida a modificar y mejorar la conducta del niño, ejerce, por sí sola, un efecto limitado sobre dicho funcionalismo, aunque combinada con la medicación sí puede mejorarlo aún más, y disminuir, a su vez, la cantidad de medicación estimulante.
Asímismo, existen pruebas que demuestran la naturaleza prolongada del TDAH. Es imprescindible, por tanto, un plan individualizado dirigido a la educación continuada de los padres y el niño. Tomado de R.T. Brown, PhD. Pediatrics 2005;115:e749-e757.

Otitis en niños: ¿son siempre necesarios los antibióticos?

El uso generalizado de los antibióticos para el tratamiento de la otitis media aguda ha dado lugar a que surgan gérmenes resistentes difíciles de combatir. Sin embargo, se ha observado que la mayoría de los niños con otitis media aguda no grave se recuperan sin antibióticos. El objetivo del estudio consiste en valorar si el tratamiento de una otitis media no grave sin antibióticos es eficaz, inofensivo y aceptable. Es decir, se tratarían únicamente con medicación sintomática para el dolor y la fiebre.

Las conclusiones del estudio son que, en comparación con los niños que no se trataron con antibióticos, los que sí lo recibieron tuvieron menor número de fracasos en el tratamiento y un mejor control de los síntomas, pero tambien más efectos secundarios relacionados con los antibióticos y mayor porcentaje de resistencias a ellos.

En resumen, los factores clave para llevar a cabo una estrategia de no tratar con antibióticos son:
a) establecer un método para clasificar la gravedad de la otitis media aguda.
b) el grado de instrucción de los padres (muchos padres expresan su preocupación, aunque el grado de aceptación es mayor entre quienes están mejor informados).
c) el tratamiento sintomático adecuado.
d) el control de la evolución.
e) el uso de un antibiótico adecuado y eficaz, cuando es necesario.

Si se observan estas advertencias, algunos niños con otitis media aguda no grave no tienen que iniciar un tratamiento inmediato con antibióticos. Tomado de D.P. McCormick, MD. Pediatrics (Ed esp). 2005;59(6):386-401

sábado, 17 de febrero de 2007

Internet y Pediatría: ¡aliados y no enemigos!

El imparable empleo de Internet por parte de la población general como un consultor médico plantea nuevos problemas y oportunidades especiales para el médico.

A pesar de la desconfianza creciente en los médicos en general, la profesión médica todavía conserva un cierto nivel de respeto en la mayoría de las encuestas. Sin embargo, la publicidad que se le da a los juicios por negligencias o errores médicos sirven para recordar constantemente a la población que la medicina no es una ciencia exacta. Junto con la introducción de Internet, estas circunstancias permiten a las familias, cada vez más, mejorar la información sobre cualquier problema médico.

Para los que trabajamos en la medicina, Internet ha supuesto, justificadamente, la mejor herramienta incorporada en la última década. El empleo de la telemedicina en Internet ya ha empezado a cambiar nuestro planteamiento del diagnóstico y tratamiento, y este proceso acaba de nacer. Todos estos avances pueden permitir al médico de la región más remota del mundo acceder de forma inmediata a información médica y a expertos situados a miles de kilómetros de distancia. Estos cambios mejoran la atención sanitaria de forma muy positiva, elevando el listón.

Sin embargo, el cuadro no es perfecto y cualquiera que utiliza Internet con frecuencia tambien sabe que se plantea la inseguridad de una información incompleta o engañosa. Por ejemplo, un popular sistema de búsqueda en Internet genera más de 30.000 referencias sobre la dificultad respiratoria en un recién nacido. Una revisión de alguna de estas páginas revela que hay una gran cantidad de afirmaciones superficiales o incorrectas, que pueden provocar aún más confusión a los padres, quienes afortunadamente, y con frecuencia, vencen con su sensatez la supuesta desinformación y consultan sus preocupaciones con el médico de confianza.

Ante todo, los padres desean el mejor tratamiento para el cuadro clínico de su hijo y el médico debe ofrecer este nivel de atención. En muchos casos, puede ser de gran utilidad dirigir a las familias a páginas web de calidad comprobada.

En un futuro próximo, puede resultar tranquilizadora, especialmente para los padres que lo soliciten, la recomendación de buscar en Internet las credenciales del médico.

Finalmente, Internet está aquí y es una realidad de la vida médica. Por tanto, parece esencial que cada uno de nosotros desarrolle un estilo que evite los problemas que sucita Internet y convierta este recurso increible en algo ventajoso. Si podemos conseguirlo, reforzaremos la actitud de los padres y estableceremos una base sólida para futuros lazos de confianza. Tomado de A.R. Spitzer, MD. Pediatrics (Ed esp) 2004;58(3):183-5

Ante todo, no perjudicar.

Ante todo, no perjudicar es uno de los principios básicos de la práctica médica moderna. Nació del conocimiento de que el médico está obligado a demostrar que el beneficio de cualquier actuación supere al riesgo, y que la práctica sea realmente beneficiosa para el paciente.

La meticulosa investigación y el análisis científico son, en la actualidad, los medios con los que el médico debe determinar, con la mayor certeza posible, cuál es la situación de una práctica específica, entre la distancia que separa el beneficio del riesgo. Esta actuación es el concepto fundamental de la medicina basada en la evidencia. Todo nuevo enfoque de la asistencia tiene que estar sometido a una revisión crítica por compañeros, en publicaciones médicas, cursos y a la cabecera del paciente. Los fármacos y los métodos dignos de aprobación tienen que soportar el estudio científico y superar los ensayos controlados.

En definitiva, además de los conocimientos y la propia experiencia personal, sin esta investigación basada en la evidencia no puede haber avances en la práctica médica, sino sencillamente las opiniones de una persona frente a otra. El caos resultante sería como volver al inicio de la historia de la medicina.

Por último, un ejemplo: los partos bajo el agua no se han sometido a esta investigación y, por tanto, no pueden ser considerados como una norma de asistencia aceptable mientras no se realice una valoración rigurosa. Es decir, los partidarios del parto en el agua forman parte de una cultura que cree en lo que desea e ignora los hechos a la vista o desconoce lo que pueda lesionar a los pacientes. Tomado de K. Schroeter, DO. Pediatrics (Ed esp) 2004;58(3):141-4

Partos en el agua: ¿son beneficiosos y seguros?

Desde que existe la humanidad, las mujeres han dado a luz en tierra. Sin embargo, desde hace 25 años se ha popularizado, en determinadas partes del mundo, el parto en el agua, pese a la escasez de datos que demuestren sus beneficios y su seguridad. Aunque es un procedimiento defendido principalmente como un medio para disminuir las molestias maternas, no se ha demostrado que haya beneficios para el alivio del dolor o la duración del trabajo de parto. Sin embargo, los recién nacidos en el agua pueden necesitar oxígeno o ventilación con más frecuencia que los nacidos fuera del agua.
En resumen, no se ha determinado la seguridad y eficacia para el recién nacido del parto en el agua ni existe evidencia convincente de beneficio, y sí cierta preocupación por un daño grave. Por tanto, el parto en el agua se considera un procedimiento experimental que no debe realizarse fuera de un ensayo controlado, adecuadamente diseñado y con el consentimiento informado de los padres. Tomado de D.G. Batton, MD. Pediatrics (Ed esp). 2005;59(5):271-2

Celiaquía y biopsia intestinal.

La enfermedad celíaca es la causa más frecuente de malabsorción intestinal en occidente. Los hallazgos clínicos más típicos son: bajo peso, talla corta, disminución del apetito, distensión abdominal, diarrea y dolor abdominal. Sin embargo, muchos pacientes con alergia al gluten tienen síntomas y signos leves, o incluso nulos, y viven sin saberlo. En otros casos, el hallazgo casual de hierro bajo en sangre o, con el paso de los años, pubertad tardía, esterilidad o infertilidad puede permitir descubrirla.

El criterio de referencia para el diagnóstico de celiaquía es una biopsia adecuada del intestino delgado. Desde que se identificó la transglutaminasa (TGT) como el autoanticuerpo de la enfermedad celíaca y se observó que servía para predecirla, se han desarrollado estudios para mejorar esta prueba y para poder identificar al mayor número de potenciales pacientes.
Es comprensible que los padres que tienen un hijo al que se le detecta una prueba TGT positiva, y que mejore al iniciar una dieta sin gluten, se muestren reacios a que sea sometido a más investigaciones. En caso de no realizarlas, con respecto a la posibilidad de un diagnóstico erróneo, y dado que la dieta es nutricionalmente adecuada e inofensiva, siempre existe la opción, si no hay mejoría, de que los padres o el paciente puedan volver a introducir el gluten y permitir una nueva valoración, si así lo desean, con biopsias incluidas.
De esta forma, los gastos de investigación y diagnóstico podrían disminuir casi en un 30% y, ante todo, el niño no sufriría retrasos en la instrucción y puesta en práctica de una dieta sin gluten.

En conclusión, se sugiere que los pacientes con títulos elevados de anticuerpos IgA antitransglutaminasa tisular (TGT) son positivos para la enfermedad celíaca y que la biopsia del intestino delgado no es necesaria en estos casos para realizar el diagnóstico. Debe ensayarse una dieta sin gluten y, si los síntomas no mejoran, proceder a la biopsia para confirmar el diagnóstico. Tomado de Collin C. Barker, MD. Pediatrics (Ed esp). 2005;59(5):291-6.

domingo, 11 de febrero de 2007

Incomunicación entre el niño y el pediatra.

Los niños mayores y adolescentes están molestos por la falta de comunicación que se produce cuando son tratados por el médico y piensan que no participan lo suficiente en la toma de decisiones. Algunos de los comentarios de estos jóvenes fueron: "No hubo tiempo suficiente para que el médico me explicara las cosas claramente"; "el doctor sólo las explicó a mis padres" o "en realidad no entiendo nada, nadie te explica lo que van a hacer para conseguir que mejore".
En resumen, los niños desean indudablemente participar, recibir información y ser consultados cuando tienen necesidad de utilizar los servicios sanitarios. Por tanto, una mayor implicación de los jóvenes, en la toma de decisiones que afecten a su salud, ayudará a obtener mejores resultados. Tomado de C. Odigwe, BMJ 2004; 328(7440): 600.

Motivos de emergencia en niños.

Afortunadamente, la mayoría de los padres pueden ser capaces de reconocer síntomas o signos que se consideran serios o graves y que requieren atención médica sin demora:

-Letargo. El cansancio durante una enfermedad es normal, pero observe si su hijo tiene la mirada fija, no sonríe, no tiene ganas de jugar, tiene un llanto débil, está fláccido o es más difícil despertarlo.
-Dolor intenso. Si su hijo llora cuando usted lo toca o lo mueve, cuando no le gusta que lo tomen en brazos o cuando no se puede dormir.
-Dificultad para caminar. Si su hijo camina de forma inestable o si camina inclinado hacia adelante, sosteniéndose el abdomen con las manos.
-Abdomen doloroso. Cuando hace presión con los dedos sobre el abdomen de su hijo, mientras lo tiene en su regazo distraido, por ejemplo, mirando un libro, y él trata de empujar o se queja y opone resistencia.
-Testículo o escroto doloroso. El comienzo repentino de dolor en la ingle puede ser causado por torsión del testículo.
-Respiración laboriosa. Un signo de dificultad respiratoria es una frecuencia respiratoria de más de 60 inspiraciones por minuto.
-Babeo repentino. Especialmente asociado a dificultad para tragar.
-Deshidratación. Los padres deben sospecharla si su hijo no ha orinado en 8 horas, o si el llanto no produce lágrimas o la boca está seca.
-Rigidez de cuello. Póngale un juguete u otro objeto de interés sobre su estómago de modo que tenga que flexionar el cuello para verlo.
-Manchas en la piel de color púrpura. Y que no desaparecen al intentar estirar la piel.
-Fiebre alta. Cuando la temperatura rectal es superior a 4o,5º. Tomado de B.D. Schmitt, M.D. Your Child's Health.

Alergia infantil.

Existen cada vez más datos que indican que la incidencia de enfermedades alérgicas con origen atópico, no sólo rinitis alérgica y asma, sino tambien dermatitis alérgica, han aumentado en todo el mundo en las últimas décadas.

A pesar de que su mortalidad es relativamente baja, las enfermedades alérgicas atópicas suponen una carga socioeconómica cada vez mayor en muchos paises. El diagnóstico precoz, las medidas preventivas y de evitación así como las educativas son probablemente los medios más rentables para afrontar la creciente prevalencia de las enfermedades alérgicas.

Para que el tratamiento a largo plazo de los pacientes alérgicos no fracase, resulta esencial identificar y reducir la exposición a los alergenos y sustancias desencadenantes de la alergia.

Sin embargo, tres de cada diez niños con rinitis estacional o perenne (congestión nasal, crisis de estornudos, mucosidad nasal clara, picor de ojos y nariz, tos, respiración bucal, ojeras, pliegue nasal por frotamiento) y uno de cada tres niños con asma (sibilancias o "pitos" en la espiración, espasmo bronquial y tos) no son alérgicos.

Desde 2005 se dispone de un test de alergia rápido, seguro y fiable que, con una simple muestra de sangre capilar, proporciona un perfil de resultados IgE específicas para diez alergenos comunes implicados en la rinitis y asma alérgicos infantiles: e1 Gato, e5 Perro, t3 Abedul, t9 Olivo, w6 Artemisa, w12 Parietaria, g6 Gramínea, d1 Ácaro, f1 Huevo, f2 Leche.

Pediatría y Etica.

Definición de ética: parte de la filosofía que trata de la moral y de los deberes del hombre.
La práctica diaria de la pediatría está repleta de cuestiones éticas y que, con frecuencia, están asociadas a la relación que se establece entre médico, paciente y familia.

Antiguamente, los médicos, cuando eran consultados, hacían recomendaciones en lo que respecta al tratamiento, que la familia aceptaba sin discusión. No obstante, los médicos respetaban el derecho de los padres a actuar en nombre de los intereses de su hijo.

Durante el siglo XX, tanto la autoridad absoluta del médico como la de los padres para tomar y aceptar decisiones cambió, y cada vez más se tienen en cuenta las conductas consideradas socialmente responsables. Es decir, la doctrina de "lo mejor para el niño" se ha convertido en la regla estándar para las decisiones que toman tanto las familias como los médicos, de forma que los intereses individuales del niño constituyen el núcleo de todo análisis. Por tanto, aunque es obvio que los lactantes y niños pequeños no son individuos que puedan tomar decisiones, a los hijos, en la medida de su capacidad y cuando son mayores, hay que oirlos y respetarlos, pero tambien implicarlos en su propio cuidado.

En conclusión, es el pediatra quien tiene que evaluar cuál es la intervención que más conviene a su paciente y intentar que se lleve a cabo, respetando las creencias y valores de los padres y tomando una decisión compartida con ellos, y con el niño si ya está capacitado. Tomado de A.R. Fleischman y L.K. Collogan. Pediatrics Annals 2004; 33(11): 740-745.

Los riesgos ambientales infantiles.

Durante su formación y en la práctica, una de las tareas del pediatra debe ser aconsejar y educar a los padres sobre la manera de reducir o prevenir los riesgos ambientales más frecuentes.

Durante los primeros cuatro años de la vida son: los traumatismos por caídas, las lesiones por accidente de automóvil, las quemaduras por fuego o agua caliente, la asfixia, la intoxicación, el ahogamiento, la falta de vacunación adecuada, la electrocución, el tabaquismo pasivo, las quemaduras solares y la intoxicación alimentaria. Los niños que asisten a guarderías tienen mayor incidencia de infecciones bacterianas y virales.

Entre los 5 y los 9 años de edad hay que considerar tambien: los accidentes mientras nadan, los accidentes de bicicleta, las lesiones deportivas y los accidentes con armas de fuego.

A los 10-18 años destacan además: las lesiones por herramientas pesadas o equipamiento agrícola e industrial, el fuego, la obesidad, el tabaquismo, el alcohol, el uso de drogas ilícitas, las enfermedades de transmisión sexual, el embarazo y el suicidio.

Finalmente, la investigación deberá evaluar el riesgo respecto a los residuos de pesticidas en frutas y verduras aunque se laven antes de ingerirlas, los aditivos alimentarios, las hormonas presentes en los lácteos, la radiación electromagnética por tendidos de alto voltaje o aparatos eléctricos domésticos y el riesgo de cáncer por beber agua potable con cloro o los efectos producidos por microondas y teléfonos móviles. Tomado de R.L. Brent y M. Weitzman, Pediatrics 2004; 113: 1167-1172.

Talla baja y celiaquía: ¿puede existir relación?

En los niños con talla baja de causa desconocida, aunque no tengan síntomas gastrointestinales, se debe descartar la enfermedad celíaca. Tomado de Archimedes, Arch Dis Child 2004: 89: 881-886.

Asma e Ibuprofeno.

Hay evidencia científica de que el ibuprofeno utilizado como antitérmico en niños febriles con una historia anterior de asma es, como mínimo, tan seguro como el paracetamol, y no es susceptible de empeorar el asma. Tomado de Archimedes, Arch Dis Child 2004; 89: 881-886.

viernes, 9 de febrero de 2007

Varicela y Vacunación. Nuevas pautas.

La administración de una segunda dosis de la vacunación contra la varicela se tolera bien y es el triple de eficaz para prevenirla.

-Se requiere una primera dosis a los 12-15 meses de edad y la segunda a los 4-6 años.

-A los niños, adolescentes y adultos que hayan recibido sólo una dosis se les debe administrar una de recuerdo (en niños menores de 13 años: pasados tres meses como mínimo de la primera).

-Los mayores de 13 años no vacunados, sin antecedentes de varicela, deben recibir dos dosis de la vacuna con un intervalo de uno a dos meses. Tomado de Med Letter 2006; XXVIII(22): 88.

Piojos y aire caliente.

Una aplicación de aire caliente en el cuero cabelludo, a una temperatura relativamente constante como la de un secador de pelo, durante 30 minutos, puede acabar con la infestación por piojos y con casi el 100% de las liendres. Se trata de un tratamiento eficaz, seguro y al que es improbable que los piojos desarrollen resistencia. Tomado de Goates, B.M. y cols. Pediatrics 2006; 118(5): 1962-1970.

domingo, 4 de febrero de 2007

Piercing. Algo más que una moda.

La práctica cada vez más popular del piercing es un fenómeno social que puede provocar confusión e incluso rechazo. Los prejuicios son considerables y, por ello, es deseable subsanar la falta de información y promover la comprensión de las motivaciones, a menudo intensas, de quienes lo practican. La calificación del piercing como "idea de automutilación" o de "atentado contra la integridad física debido a la moda" no debería aceptarse, por más tiempo, en nuestra sociedad actual.

El piercing se define como "la introducción de una joya en orificios no naturales practicados en diversas partes del cuerpo". Sin embargo, el piercing del lóbulo de la oreja queda excluido de esta definición por considerarse tradicional en los paises occidentales.

Pese al riesgo y complicaciones que comporta, el piercing es practicado por un número creciente de personas. Dejando aparte el hecho de resultar chocante, sus razones implican la búsqueda de una forma personalizada de expresarse, demostrar fortaleza y saber seguir una moda; en un segundo plano está a menudo la presión de los amigos y el deseo de pertenecer a un grupo. Un gran número de piercings se practican a jóvenes que se encuentran entre la infancia y la madurez; sería, por tanto, un ritual de paso o de rebeldía adolescente.

La actitud de la sociedad (entendiendo por tal los individuos no portadores de piercings) no parece importarle a los que sí los llevan hasta el punto de renunciar a esta práctica, antes al contrario, más bien parece actuar de estímulo. Por tanto, el piercing debe aceptarse, independientemente del juicio personal de cada uno, como una realidad social. Los profesionales de la sanidad deben estar al corriente de las nuevas investigaciones en este terreno para poder aconsejar con conocimiento de causa y tratar de manera competente los posibles efectos secundarios o complicaciones, atender sin prejuicios a quienes portan estos adornos y comprender que estas modificaciones del cuerpo encierran tal vez una tentativa de afirmar la propia identidad. Adaptado de A. Stiern, Paediatrica 2003; 14(4): 33-37.

Bronquiolitis y corticoides.

El tratamiento precoz de la bronquiolitis con corticoides puede ser beneficioso y reducir el riesgo de hospitalización. Los broncodilatadores pueden proporcionar algún beneficio clínico transitorio, pero no parecen alterar el curso de la enfermedad. Si la bronquiolitis ha progresado hasta el punto de hacer necesaria la hospitalización, no está claro que ningun tratamiento farmacológico pueda cambiar el curso de la misma. En esta situación, la oxigenación y evitar la deshidratación constituyen en realidad el tratamiento menos discutible. Tomado de M. Weinberger, J Pediatr 2003; 143(6): 700-702.

Obesidad infantil. Prevención.

La incidencia de obesidad infantil se ha doblado en los últimos 20 años y constantemente se conocen nuevas pruebas de las consecuencias físicas y emocionales que acarrea.
Los pediatras encaminan este problema y su prevención a través de conversaciones con la familia sobre cuatro conductas específicas que además sirven para promover otros aspectos de la salud y el bienestar del niño sin causar perjuicio alguno:
-Limitar el tiempo dedicado a ver la televisión. De esta forma, aumenta el gasto energético y disminuye el comportamiento agresivo de los niños en edad escolar. Las recomendaciones actuales son que los niños no la vean hasta los dos años y que, de esa edad en adelante, se limite a menos de dos horas diarias.
-Estimular los juegos al aire libre, siempre que sea posible. Dicho de otro modo, apagar la televisión no significa necesariamente que el niño tenga más actividad si no se buscan ocupaciones alternativas.
-Estimular la lactancia materna. La alimentación al pecho tiene un efecto protector contra la obesidad. Sin embargo, hay que tranquilizar a las madres que crían a sus hijos con biberón y recordarles que por ello no serán obesos el día de mañana.
-Reducir el consumo de refrescos azucarados. Se sugiere que los niños que consumen menos azúcares tienen menos sensación de hambre o que el azúcar puede ser adictivo.

Para muchas familias, las palabras obesidad y sobrepeso son emocionalmente negativas y, por tanto, hay que hacer hincapié en que estas medidas se orientan hacia un estilo de vida más sano, más allá de la prevención de la obesidad. Los obesos adolescentes tienen más probabilidades de padecer rechazo social, a menudo por burlas de sus compañeros; aunque tambien puede suceder que algunos niños se sientan rechazados y desarrollen sobrepeso al aislarse frente a la televisión. Tomado de R.C. Whitaker, Arch Pediatr Adolesc Med 2003; 157(8): 725-727.

Vitamina D y exposición al sol.

La Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda, para la prevención del raquitismo, que todos los bebés alimentados al pecho, o que tomen menos de 500 ml/día de leche de fórmula, deben recibir un aporte extra de Vitamina D3, al menos durante los dos primeros meses de vida.

Es posible que algunos padres de niños con lactancia natural sean reacios a dar a sus hijos preparados vitamínicos; en estos casos, es importante una exposición al sol adecuada y segura. Tomado de H. Bauchner, Arch Dis Child 2003; 88: 643.

¿Se puede disminuir la hospitalización infantil?

Los procesos de hospitalización evitables son aquellas enfermedades que pueden solucionarse con una atención adecuada a tiempo, sin necesidad de ingresar al niño. La proporción de hospitalizaciones evitables oscila entre el 13% y el 46%, dependiendo de la procedencia de los datos.
Un ejemplo muy significativo es el de los niños y adolescentes con asma, de familias con escasos recursos. Muchas de estas hospitalizaciones podrían evitarse si padres e hijos tuvieran una mejor educación sobre la medicación, la prevención y la importancia de evitar las causas conocidas de su enfermedad. Más y mejor información proporcionada por médicos y padres de niños hospitalizados son una vía adecuada para conseguirlo. Adaptado de G. Flores y cols., Pediatrics 2003; 112(5): 1021-1032.

sábado, 27 de enero de 2007

Estimulación del desarrollo infantil.

El principal factor determinante del desarrollo social, emocional y lingüistico de un niño es la cantidad de contacto positivo que tiene con sus padres.

Las siguientes son formas de estimular el desarrollo normal de su hijo:

-Tenga en brazos a su bebé tanto tiempo como sea posible.
Recuerde que los niños pequeños tambien se aburren. Si no se les presta atención, terminarán llorando para que se les tome en brazos. El contacto físico y las caricias son esenciales. Proporciónele contacto visual, sonrisas y afecto. Utilice los momentos de su alimentación como una oportunidad especial para estos contactos personales.

-Háblele a su bebé.
A los niños de todas las edades les gusta que les hablen y les canten. Los pequeños deben oir el lenguaje antes de que puedan usarlo por sí mismos. No se necesita ningún guión. Exprese con palabras todo lo que piense y sienta.

-Juegue con su bebé.
Responda a los intentos de su hijo para iniciar el juego y proporciónele varios objetos de interés.
Ayúdele en su intento de descubrir la forma de usar sus manos y su mente.

-Léale a su bebé.
Incluso a los lactantes de seis meses les gusta ver imágenes en un libro. Miren juntos el album de fotografías familiares. Procure que estas sesiones sean breves.

-Muéstrele el mundo a su bebé.
Hágale ver las cosas que le rodean y ayúdele a describir lo que observa o experimenta.

-Hacia los dos años de edad, proporcione a su hijo experiencias sociales con otros niños. Los niños pequeños tambien pueden aprender lecciones importantes unos de otros, especialmente en lo que se refiere a la interacción con otras personas.

-Evite la enseñanza formal hasta los 4 o 5 años de edad. El esfuerzo para crear "superniños" con clases intensivas o especiales puede suponer una presión excesiva y resultar, a la larga, en una pérdida del interés por aprender. Durante los primeros años, los juegos creativos tradicionales y el aprendizaje espontáneo proporcionan una base para los esfuerzos académicos futuros y son mucho más beneficiosos. Tomado de B.D. Schmitt, M.D. Your Child's Health.

El desarrollo normal del niño.

Todos los padres se preguntan, de vez en cuando, si su hijo se estará desarrollando a un ritmo adecuado.
Los signos más seguros de que un niño se está desarrollando con normalidad son las expresiones de su cara, sus ojos atentos y su curiosidad acerca del mundo que le rodea.
Es evidente que existe una gran variación dentro de lo que se considera un desarrollo normal. Por ejemplo, aunque la mayoría de los niños caminan a los 12 meses, la edad normal para caminar es en cualquier momento entre los 9 y los 16 meses.
La siguiente guía puede servir de ayuda a los padres para conocer mejor el desarrollo normal de su hijo según su edad, y para decidir, en caso de duda, un examen más preciso del grado de desarrollo psicomotor del niño:

1 MES.
-Acostado sobre el vientre levanta la cabeza, a veces vacilando.
-Reacciona al sonido de una campanilla.
-Fija la mirada en el rostro del examinador.
-Aprieta fuertemente un dedo introducido en su mano.
-Emite pequeños sonidos guturales.
-Deja de llorar cuando se le acerca alguien o se le habla.

2 MESES.
-Mantiene la cabeza erecta, por breve espacio de tiempo si es puesto sentado.
-Acostado sobre el vientre, levanta la cabeza y la espalda.
-Acostado sobre su espalda, sigue el movimiento de un péndulo de un lado a otro.
-Sigue a una persona que se aleja.
-Vocaliza varios sonidos.
-Sonríe a su madre.

3 MESES.
-Mantiene la cabeza derecha en posición de sentado.
-Gira la cabeza para seguir un objeto que se aleja lentamente.
-Sonríe en respuesta a la sonrisa del examinador.
-Balbucea.
-Acostado sobre su espalda, observa lo que le rodea.
-Juega con las manos y se las observa.

4 MESES.
-Acostado sobre su espalda, levanta la cabeza y la espalda en un esfuerzo por sentarse.
-Acostado sobre su espalda, inicia un movimiento para atrapar el péndulo.
-Acostado sobre su espalda, sacude un sonajero mirando.
-Vocaliza en respuesta a la persona que le habla.
-Sonríe en voz alta.
-Reacciona a la vista del biberón o ante los preparativos para tomar el pecho.

5 MESES.
-Permanece sentado con un ligero apoyo.
-Mantiene un cubo en la mano y lo observa un momento.
-Sonríe al espejo.
-Emite pequeños gritos de alegría.
-Apoya las manos sobre el biberón.
-Vuelve la cabeza cuando se le llama.

6 MESES.
-Acostado sobre su espalda, se libera de una servilleta puesta sobre su cabeza.
-Sentado, agarra con la mano el péndulo que se balancea frente a él.
-Gopea la mesa y restriega la cuchara.
-Se coge los pies con las manos.
-Se ríe y vocaliza al manejar sus juguetes.
-Distingue los rostros familiares de los extraños.

7 MESES.
-Queda sentado sin sostén por breve tiempo.
-Sentado sin apoyo, se libera de la servilleta puesta sobre su cabeza.
-Tiende la mano hacia el espejo y acaricia la propia imagen.
-Se lleva los pies a la boca.
-Pasa los juguetes de una mano a otra.
-Sabe comer con la cuchara, una papilla espesa.

8 MESES.
-Se levanta hasta la posición de sentado.
-Acostado sobre el vientre, se libera de una servilleta puesta sobre su cabeza.
-Observa con interés la campanilla.
-Vocaliza algunas series de sílabas.
-Se divierte golpeando entre sí dos objetos.
-Juega al escondite.

9 MESES.
-Se mantiene de pié con apoyo.
-Levanta la taza puesta boca abajo y atrapa el cubo allí escondido.
-Atrapa una pelota pequeña entre el pulgar y el índice.
-Hace sonar la campanilla o sonajero.
-Dice papá, mamá.
-Reacciona ante ciertas palabras familiares.

12 MESES
-Camina ayudado de la mano.
-Inicia un garabato, si se le enseña previamente.
-Comienza un juego al ordenárselo.
-De pié de agacha para rescatar un juguete.
-Dice otra palabra, además de mamá y papá.
-Comprende las prohibiciones y se detiene al ordenárselo.

15 MESES.
-Camina por sí solo.
-Construye una torre de dos cubos.
-Imitándolo y al pedírselo, introduce una pelota pequeña en una botella.
-Trepa a cuatro patas por la escalera.
-Señala con el dedo lo que desea.
-Sostiene el vaso para beber.

18 MESES.
-Ante una demostración, empuja la pelota.
-Arroja la pelota.
-Construye una torre de tres cubos.
-Pasa las páginas de un libro y se interesa por las figuras.
-Sube escaleras llevado de la mano.
-Dice por lo menos seis palabras.

21 MESES.
-Ante una demostración, da un puntapié a una pelota.
-Construye una torre de cuatro o cinco cubos.
-Pone en fila los cubos para imitar a un tren.
-Desciende escaleras llevado de la mano.
-Se sube a una silla pequeña para alcanzar objetos o el picaporte de la puerta.
-Pide de beber o de comer.

24 MESES.
-Corre detrás de la pelota.
-Indica con su nombre dos figuras o señala cuatro.
-Sube y baja escaleras, pero apoyándose.
-Dice frases de algunas palabras.
-Se llama con su nombre.
-Imita acciones simples de adultos.

30 MESES.
-Procura sostenerse con un solo pié.
-Copia una linea horizontal o vertical.
-Sabe transportar un vaso lleno de agua o bien un objeto frágil.
-Ayuda a poner en orden la casa.
-Indica con su nombre cinco figuras de un álbum o señala ocho de las que se le nombran.
-No se moja por la noche.

Tomado del Prof. Dr. Manuel Cruz Hernández. Test de Brunet-Lezine. Exploración clínica en pediatría.

Gastroenteritis por Rotavirus.

Los niños pequeños, especialmente los lactantes, tienen mayor riesgo de contraer una infección por estos virus. Cada año, más de 13.000 niños, en España, son atendidos en urgencias a causa de una gastroenteritis por rotavirus y 1 de cada 68 es hospitalizado.

Los casos más graves afectan normalmente a niños entre 6 y 24 meses. Los rotavirus se transmiten fácilmente. Los niños infectados eliminan gran cantidad de ellos por las heces y después pueden diseminarse por medio de manos, juguetes o utensilios para preparar las comidas. Situaciones como el contacto con otros niños (por ejemplo, en guarderías), o una higiene inadecuada, pueden favorecer el contagio. Además, los rotavirus son muy resistentes y pueden sobrevivir durante semanas, tanto en agua como en manos y superficies. La mayoría de los jabones y desinfectantes habituales no consiguen eliminarlos.

Si su hijo adquiere una infección por rotavirus, los primeros síntomas son: fiebre, vómitos y malestar de estómago, seguidos de diarrea líquida que puede durar de 3 a 9 días. En los casos graves, el niño puede presentar más de 20 episodios de diarrea o vómitos en un solo día. La deshidratación es la complicación más grave y entre sus síntomas y signos se incluyen: cansancio, decaimiento, ojos hundidos, boca seca, ausencia de lágrimas cuando llora, y dedos fríos de manos y pies.

El tratamiento de la gastroenteritis es únicamente sintomático y consiste en evitar la deshidratación, reponiendo el agua perdida por los vómitos y la diarrea, con soluciones de rehidratación oral (SRO), que deben administrarse con frecuencia pero en pequeñas cantidades, para que el niño las tolere. En caso contrario habrá que recurrir a la rehidratación por vía intravenosa. Es importante no medicar al niño sin el conocimiento del pediatra.

En la actualidad, hay disponibles vacunas frente al rotavirus que se administran por vía oral. La vacunación se ha de iniciar cuando el bebé tiene entre mes y medio y tres meses de edad.
Asociación Española de Pediatría: www.aeped.es

SMSL y prevención.

Las siguientes son recomendaciones a los padres para prevenir el síndrome de la muerte súbita inesperada del lactante (SMSL):

-No fumar durante el embarazo y evitar que se fume en casa después del nacimento del bebé.
-El lactante debe dormir solo en su habitación, siempre que sea posible.
-Si usted pone el niño en su cama para darle el pecho o para sentirlo cerca, no se duerma con él y en cuanto acabe póngalo en su cuna.
-No ponga el niño a dormir en una cuna con colchón o almohada blandos o fácilmente depresibles.
-Mantenga la habitación donde duerme el niño con una temperatura confortable (no caliente) y no utilice mantas pesadas que dificulten sus movimientos.
-Esté seguro de que la cuna que utiliza su hijo tiene los barrotes lo suficientemente próximos como para impedir que el niño meta la cabeza entre ellos.
-Ponga al niño a dormir en posición lateral (de costado) o sobre su espalda ("boca arriba"), durante los seis primeros meses.